Labios Sangrientos

Capítulo 64

​La Ciudad de la Transferencia respiró aliviada. Lysandra, la última guardiana de la tiranía intelectual, había sido capturada. El complot para subvertir el Pacto de la Transferencia con el conocimiento prohibido había fracasado.

​Kael se reunió con Elara en su cámara, entregándole los pergaminos del Sello de Sangre, todavía atados con el cifrado de Lysandra.

​"La conspiración ha terminado, mi ancla. Pero el verdadero peligro sigue aquí," dijo Kael, señalando los pergaminos. "Esta es la tentación. El plan de mi madre para el Control Perfecto. Mientras exista este conocimiento, siempre habrá alguien lo suficientemente desesperado o arrogante para intentar usarlo."

​Elara tomó los pergaminos, sintiendo la oscura atracción que emanaban. Esta no era magia destructiva, sino la ideología pura del miedo.

​El Precio del Amor

​Kael se sentó junto a ella. "Yo pagué el precio de mi sangre para sellar el pozo. Tú pagaste con tu esencia para salvar la ciudad. Ahora, el precio final de nuestro amor es este: debemos matar el pasado."

​"¿Quieres decir que debemos quemarlos?" preguntó Elara, con el ceño fruncido. La Transferencia se basaba en la preservación y la curación. Destruir conocimiento, incluso prohibido, iba en contra de su naturaleza.

​"Sí. Es la única manera," insistió Kael. "Mientras el conocimiento del Sello de Sangre exista en cualquier bóveda, en cualquier mente, siempre será el arma más poderosa para destruir nuestro pacto. Nuestro amor nos obliga a ser duros, Elara. Nuestro amor nos obliga a proteger a los inocentes de la elección de la tiranía."

​Elara asintió. Entendió que la paz no era la ausencia de batalla, sino la voluntad de pagar continuamente el precio más alto para mantenerla. El Precio del Amor era la destrucción necesaria para la preservación de la libertad.

​"Que así sea," dijo Elara. "No los quemaremos con ira, sino con la verdad."

​El Fuego Final

​Kael y Elara llevaron los pergaminos a la cima del Hemiciclo al atardecer. Kael encendió una pequeña pira con una astilla de madera, un fuego pequeño, controlado. Era el último acto de la estratega militar.

​Mientras el fuego comenzaba a consumir la primera capa de papiro, Elara extendió la mano. No usó la Esencia Pura para apagar las llamas, sino para purificarlas.

​La llama se hizo cristalina, consumiendo el conocimiento con una luz blanca que no dejó humo oscuro, sino un aire limpio y vibrante. La Esencia Pura de Elara aseguró que el Legado de la Tiranía fuera borrado por completo, sin dejar rastro de su veneno mental.

​El fuego final se extinguió. El pasado se convirtió en ceniza blanca e inerte, eliminando la tentación para siempre.

​El Cierre del Pacto

​Seis meses después, la estabilidad del Reino Renacido era total. Kael y Elara se sentaron en el mismo lugar, observando la ciudad florecer. La Gran Canciller Lysandra y sus conspiradores fueron condenados a la verdad: trabajar en las fronteras enseñando el costo de la tiranía.

​Kael se apoyó en Elara, sintiendo el pulso constante de su Lazo Irrompible.

​"Pagamos el precio, Elara. Con dolor, con sangre y con el sacrificio del conocimiento. Y valió la pena," susurró Kael.

​Elara se giró hacia ella, sus ojos llenos de la paz que habían luchado tan duramente por ganar.

​"Sí, mi amor. El Precio del Amor es la vigilancia eterna, pero la recompensa es el reino que hemos construido," respondió Elara. "Un reino donde la única ley que siempre prevalecerá es la verdad que existe entre tú y yo."

​El ciclo había terminado. La estrategia se había unido a la esencia. El soldado y la sacerdotisa, unidos, habían encontrado su verdadero destino: el eterno, Reino Renacido.

​FIN.



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En el texto hay: fantasia épica, romantasy

Editado: 03.10.2025

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