Ladybug contra Ghostforce

Capitulo 10: La búsqueda del prodigio perdido

El corazón de Chat Noir latía con la furia de una tormenta. Lady Misfortune, su Marinette, aterrorizaba París. Cada explosión de energía oscura, cada grito de pánico, resonaba en su interior como un golpe directo. Sabía que ella no era así, que la desesperación y la influencia de Hawk Moth la habían transformado en esa pesadilla. Y la culpa, punzante y fría, lo carcomía. Si tan solo hubiera estado allí, si tan solo hubiera podido protegerla…

Pero no había tiempo para lamentos. El tiempo se agotaba. Cada segundo que Lady Misfortune permanecía bajo el control de Hawk Moth, más difícil sería liberarla. La única esperanza, la única forma de traer de vuelta a su Ladybug, era encontrar su Miraculous perdido.

Con un rugido de frustración, Chat Noir saltó de tejado en tejado, la ciudad a sus pies un laberinto de sombras y luces distorsionadas por el caos. El recuerdo de la batalla donde Ladybug había perdido su Miraculous era borroso, un torbellino de explosiones y gritos. Recordaba el nuevo villano, una figura imponente envuelta en sombras, con un poder que parecía desafiar las leyes de la magia. Recordaba el momento exacto en que el Miraculous, arrancado de su mano, había desaparecido en el caos.

"Plagg, garras fuera," murmuró, sintiendo la transformación desvanecerse. Necesitaba pensar con claridad, y Chat Noir, por muy valiente que fuera, a veces se dejaba llevar por la impulsividad. Adrien Agreste, en cambio, era metódico, observador.

Se dejó caer en un callejón oscuro, apoyándose contra una pared fría. Tikki, ¿dónde estaría Tikki? La pequeña kwami debía estar tan desesperada como él. Quizás, solo quizás, ella podría guiarlo.

Cerró los ojos, intentando recordar cada detalle de la batalla. El villano… ¿hacia dónde se había dirigido después de arrebatarle el Miraculous a Ladybug? ¿Había dicho algo, alguna pista que pudiera ayudarlo?

De repente, un recuerdo fugaz brilló en su mente: una risa gutural y una frase pronunciada con veneno: "París será mi patio de juegos."

¿Su patio de juegos? ¿Qué significaba eso? ¿Dónde jugaría un villano con el poder de controlar la oscuridad?

Adrien abrió los ojos de golpe. La Torre Eiffel. El Louvre. Notre Dame. Los monumentos emblemáticos de París, los lugares que atraían a multitudes, los símbolos de la ciudad. Eran el escenario perfecto para un villano que buscaba sembrar el caos y el miedo.

Se transformó de nuevo en Chat Noir, la adrenalina recorriendo sus venas. Tenía que revisar cada uno de esos lugares, buscar cualquier rastro del Miraculous, cualquier indicio de la presencia del villano.

Comenzó con la Torre Eiffel. Con su visión nocturna mejorada, escudriñó cada rincón, cada plataforma, cada viga de metal. Nada. Solo el viento aullando y el eco lejano de la destrucción causada por Lady Misfortune.

Luego fue al Louvre. Se deslizó entre las sombras, evitando las patrullas policiales y los equipos de emergencia. Buscó en las galerías vacías, en los pasillos laberínticos, en los patios interiores. Nada. El silencio sepulcral del museo era aún más inquietante que el caos de las calles.

La desesperación comenzaba a apoderarse de él. ¿Dónde estaba el Miraculous? ¿Dónde estaba Tikki? ¿Cómo iba a salvar a Marinette si no tenía nada, si no podía hacer nada?

Mientras se dirigía hacia Notre Dame, sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal. La catedral, a pesar de haber sido parcialmente destruida por el fuego, seguía siendo un lugar de poder, un lugar de esperanza. Quizás, solo quizás, allí encontraría lo que buscaba.

Saltó sobre las barricadas, ignorando las advertencias de los guardias. Se adentró en las ruinas, el olor a ceniza y piedra quemada llenando sus pulmones. La luz de la luna se filtraba a través de los agujeros en el techo, iluminando las paredes ennegrecidas y los escombros esparcidos por el suelo.

Y entonces lo vio.

Un pequeño brillo rojo, casi imperceptible, entre los escombros.

Chat Noir corrió hacia él, el corazón latiendo con fuerza. Se arrodilló y apartó cuidadosamente los restos de piedra y madera. Allí, enterrado bajo una capa de polvo y ceniza, estaba el Miraculous de Ladybug.

Pero no estaba solo.

Una figura oscura se alzaba sobre él, con los ojos brillando con una malicia fría. El villano que le había arrebatado el Miraculous a Ladybug.

"Así que has venido a buscarlo," siseó la figura, su voz un susurro escalofriante. "Pero me temo que llegas demasiado tarde. El poder de Ladybug ahora me pertenece."

La batalla estaba a punto de comenzar. Y Chat Noir sabía que esta vez, no solo luchaba por París, sino por el alma de Marinette.



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En el texto hay: coming in 2025/llegando en 2025.

Editado: 17.04.2025

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