(La infidelidad y verdades dolorosas).
Enero 7 De 1951.
Cierta tarde del nuevo año el pueblo se vestía de fiesta, las tradiciones patronales traían consigo carrosas, desfiles de flores, basares, sorteos y conciertos. Calles decoradas con banderines, repletas de personas que observaban las diferentes obras de arte, platos típicos, bailes regionales y caballerías que eran expuestas en el centro del acogedor lugar.
La madre de Maribel; Clara, recorría dichas calles con un vestido largo color azul claro, un suave cordón blanco amarraba su abundante cabellera castaño oscuro, su piel blanca, pura y natural era acompañada de un millar de lunares opacos en su rostro y hombros, que combinaban sensacionalmente con sus ojos color café y sus labios fascinantemente hermosos.
A punto de volver a casa, sus ojos reconocieron al hombre que días antes la hizo sufrir, al hombre que se marchó sin decir adiós, al hombre que desmoronó lentamente su corazón. Allí estaba sonriente y de parranda. alto, delgado, pelo oscuro, piel blanca y ojos verdes como las montañas, eran los mismos ojos de su hija, el único regalo que le había dejado de su parte. En su mano izquierda llevaba una botella de licor la cual era compartida con el grupo de amigos con los que se encontraba.
Ella sonrió al verlo, aunque esa fuera la ultima vez... pero su sonrisa se derrumbo cuando una desconocida mujer se acerco al que era el padre de su hija y le beso los labios apasionadamente.
Su alma y corazón se partió en dos y el ultimo pedazo de amor que le quedaba hacia el se disolvió en la rabia y el olvido.
Sin pensar, camino rápidamente hacia donde se encontraban los amantes y dirigiéndose a la desconocida le bofeteo la cara. Todos se sorprendieron al repentino golpe.
—Estas loca, que diablos te sucede. —Grito el, acariciándole el rostro a su amante.
—Que te sucede a ti, dime que haces con esta mujerzuela. —Exigió una respuesta.
Los amigos y cercanos empezaron a murmurar, mientras reían disimuladamente ante el inicio del escandalo provocado en el centro del pueblo.
—Te estas avergonzando en frente de todos, cálmate. —Dijo el hombre enfurecido en voz baja.
—¿Yo avergonzarme?... vergüenza debe darte a ti, que tienes una esposa y una hija en casa... y mira, estas aquí tan tranquilo con esta aparecida. —Contesto en voz alta, sumamente alterada.
—A mi me respeta vieja estúpida. —Exclamo la amante.
—¿Estúpida?. ¿y esta quien se cree que es? Deberías primero aprender a respetar un hogar. —Respondió Clara.
Completamente enfurecida se lanzo nuevamente a golpear a la atractiva mujer de piernas largas y blancas, busto levantado, cabello liso y extremadamente largo... pero en ese instante el la detuvo tomándole el brazo.
Los espectadores se reunían cada vez mas para comentar a cerca del problema y la infidelidad que había sido descubierta. Mientras los demás murmuraban, ella volvió a sentir sus manos cuando le detuvo la segunda bofetada. Luego la tomo con ambas manos por los brazos, aunque ellos estaba siendo apretados con fuerza se sintió feliz, su mirada se perdió en la de el por unos segundos... pero lo que sucedía en el momento era difícil de perdonar.
—Ahora hablaremos seriamente. —Comento el manteniendo forzosamente la calma.
Con una mano enrollada en el brazo de ella caminaron a un lugar apartado de las personas que los observaban. Al llegar en medio de una calle solitaria ella se soltó bruscamente de su mano.
—Pensé que nos habías dejado por otra razón, jamás imagine que todo lo que sucedió aquella noche es por una mujer. —Exclamo Clara y sacudió la cabeza.
—Estoy tan decepcionada.
—Ya lo viste, ahora lárgate tranquila a casa y no salgas mas, debe darte vergüenza del escándalo tan vergonzoso que acabaste de hacer. —Dijo el tajantemente.
Ella se quedo observándolo fijamente y con la mente alejada de los pensamientos, le dijo.
—Dejaras esa mujer, iras ahora mismo y se lo dirás o iré yo a decírselo.
—Volverás a tu casa y volverás con tu hija.
—Con tu propia hija. —Recalco ella.
El se sorprendió y empezó a reír a carcajadas.
—Ahora estas demente. Crees que voy a dejar a esa mujer por ti, estas loca. —Respondió el entre burla.
—Sabia que lo dirías, seguro te fascinó esa mujerzuela, esta como te encantan. ¿no crees?.
El continuo riendo forzosamente.
—Ríete lo que mas quieras, espero esa... te pague con la misma moneda.
Dicho esto termino de reír, su rostro se torno serio y se acerco a ella causándole temor, viéndola con los ojos cristalizados de ira le grito.
—¡Nunca lo haré!... ¿crees que dejare aquella mujer solo por que tu me lo dices?.
Tras un suspiro, prosiguió.
—Esa mujer es de la ciudad, habla 3 idiomas, trabaja en una gran empresa y es hermosa. —Comento el orgullosamente.
—¡No me presuma esa mujer que esta acabando con nuestra familia!. —Le grito fuertemente ella.
—Sabes... nunca imaginé que me hicieras tanto daño, solo quiero volver hacer la familia que éramos antes, estar juntos, cuidar a nuestra niña y de nuestro hogar. —Respiro profundo.
—Y lo más importante, es que tu hija te quiere ver, realmente te ama mucho. —Concluyo.
—No me interesa quien me extrañe o quien no... ¡carajo! Tu no entiendes nada, pero yo te hare entender. —Contesto.
El le tomo el rostro con una mano bruscamente a Clara y lo acerco hacia el suyo a pocos centímetros.
Una vez mas ella contemplo sus dulces y a la vez amargos ojos, combinación de amor y odio... su calor y su embriagante aroma del cual la hacia prisionera.
—Yo ya no te amo. —Le confeso.
Su corazón, sus sentimientos agonizaron y su alma cayo a un oscuro abismo sin fondo ante la sincera y clara confesión... el nunca había sido tan sincero con ella, hasta aquel día... basto cinco palabras para destruir todo su ser.
—Entiéndelo. —Dijo con arrogancia.
Cada palabra dicha por su voz le atravesaba lo que le quedaba de corazón con una lanza de filo brillante que la mataba por dentro.
—No lo digas, por favor, no lo vuelvas a decir... —Suplico ella con tristeza.
—Y para serte sincero nunca te ame. —Dijo el hombre fríamente.
—Entiéndelo de una buena vez mujer. Ya nada va a cambiar, ahora eres simple objeto que use y sabes una cosa; los objetos inservibles se deben reciclar.
La soltó del rostro y con el dedo índice de la misma mano le toco la frente, diciendo.
—Graba esto que te acabe de decir muy bien en tu cabeza.
Los ojos de ella se rebosaron de lagrimas.
—Perdón... pero ya todo acabo. —Dijo el, con más del cien por ciento de seguridad.
Delicadamente le bofeteo la cara, el rostro de ella se dejo llevar por el golpe hacia el lado derecho, cerro sus ojos, dos lagrimas de tristeza y dolor silencioso se desprendieron de ellos.
—Y no espero que me perdones. —Sonrió con antipatía.
—Hasta nunca. —Concluyo el.
Por segunda y ultima vez sus ojos lo contemplaron alejándose de ella. Se marcho, dejando un gran vacío definitivo en su corazón. El rechazo y la soledad la acorralo, marcada por la infidelidad de su esposo fue el centro de criticas y burlas en todo el pueblo.
Entre sollozos, convertida en tristeza, calumnia y traición volvió a casa. Refugiándose en las cuatro paredes de su habitación en la que lloro toda la noche y cada una de las que continuaron, por aquel mal amor que una vez le juro amor eterno bajo la neblina de un mes de 1944.
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Editado: 05.11.2023