Ambos profesionales de la salud caminaron por un largo pasillo luego de haber ingresado a la sala de urgencias, el lugar estaba lleno de puertas alrededor… cada una de ellas identificadas por un numero pegado en la pared.
—Es en esta habitación. —Comento el medico antes de ingresar.
—Esta seguro doctor. —Pregunto ella observando tímidamente el numero 035 puesto al lado de la puerta en la que se encontraban justo a punto de ingresar. Un corrientazo corrió por todo su cuerpo, la mujer por la que buscaba noticias sobre su estado estaba a punto de conocer algo que le cambiaría la vida por completo.
—¿Que podrá ser?. —Pensó.
—¿Tan grave será?.
El doctor ingreso a la habitación.
Allí estaba Clara recostada en la camilla, conectada a un aparato como si de ese dependiera su vida. Se encontraba como una hoja de papel pálida y blanca, sin fuerza.
Ella abrió lentamente los ojos, el medico le sonrió y un caluroso saludo salió de su boca.
—Que tal señora Clara, ¿como se siente en día de hoy?
—Ya me siento mejor doctor. —Respondió Clara sin animo alguno.
—¿Y mi hija? Donde esta ella. Dígame donde esta. —Pregunto completamente preocupada.
Sus manos le ayudaron a sostenerse y levantar su cuerpo para acomodarse en la almohada, Daniela la sostuvo mientras ella tomaba una posición adecuada.
—Su hija esta estable Señora Clara. Se ha recuperado satisfactoriamente.
—Gracias a Dios, mi hija esta bien. —Agradeció con los ojos cerrados.
—Señora...
—¿Podre verla?. —Interrumpió.
—¿Que pasa doctor?.
—No todo czesta bien Señora Clara.
—Que sucede, le sucedió algo a mi hija y me están mintiendo ¿verdad?. ¡Dígame por favor!.
—Calma señora, el doctor tiene algo muy importante que decirle. —Intervino la joven enfermera.
—Clara, respecto a lo que te diré tu vida cambiara radicalmente para siempre.
Clara guardo silencio, tratando de entender las palabras del doctor.
—Siento mucho lo que te diré, pero desde ya debemos tratarlo. —Dijo y prosiguió.
—Cuando tuviste el desmayo rápidamente fuiste llevada de urgencias, luego se realizaron algunos exámenes de sangre y llegamos a la conclusión que..
—¿Que doctor?... dígame.
—Estas enferma Clara. Desgraciadamente tienes Leucemia. —Trago saliva y continuo leyendo los resultados.
—Leucemia mieloide aguda.
—No, no puede ser... —Renegó en voz baja.
—Lo siento mucho.
Daniela, enfermera acompañante se sorprendió a la repentina noticia.
—Pero hay algún tratamiento ¿verdad?.
—Claro, debe haberlo. —Respondió Clara a su pregunta con optimismo.
—Debo cuidar de mi pequeña Maribel, hacerle la cena, cuidarla, lavarle la ropa, llevarla a la escuela.
—¿Dígame, lo hay verdad?.
El ambiente se torno vacío, gris y con las horas ahora pasando más rápido de lo normal, cuando el medico repuso.
—No, no contamos con ningún tratamiento en el país, podríamos controlar la enfermedad con las quimioterapias. La enfermedad esta muy avanzada y puede ocurrir lo peor.
—Me voy a morir. —Asintió con la voz entrecortada y los ojos cargados de lagrimas.
—No dije que te vas a morir, tuviste dificultad para respirar, no te diste cuenta, también tu corazón se detuvo por unos segundos. Tuvimos que reanimarte. Entiendes la gravedad. Por eso debemos tratarla lo antes posible.
—No me de falsas esperanzas doctor, dígame... cuanto tiempo me queda.
Con tristeza y desasosiego el medico contesto.
—Pueden ser días.
En ese instante las lagrimas de la mujer cayeron de sus ojos al escuchar la respuesta.
—¿Tan poco tiempo?.—Pregunto.
—También pueden ser meses. Hay esperanza.
—La hay...
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Editado: 05.11.2023