Lágrimas de Medianoche

Capítulo 4: Pesadilla.

El resto del día se pasa rápido, apenas y noto como el tiempo se va. Preste muy poca atención a las clases que me faltaban después del almuerzo, por lo menos Hana me mantuvo entretenida en la clase de historia. La chica es extrovertida y enérgica.

Pero aun así con las distracciones de Hana, no pude alejar la imagen de la mirada llena de odio de Beth Mawson, esos fríos ojos azules me causan escalofríos.

Estaciono el auto enfrente la casa que todavía no considero mi hogar. Mi hogar esta con mi madre muy lejos de aquí. Muy lejos de este pueblo olvidado.

Puedo ver el accidente en mi mente, casi como si yo hubiera estado ahí, pero sé que es solo mi exagera imaginación haciéndome sufrir.

tú no sabes lo que es el sufrimiento”  

Gruño de frustración. La voz ha vuelto.  Rápidamente la imagen del accidente de mi madre es reemplazada por un oscuro bosque y la figura de un hombre.

Parpadeo varias veces para alejar la imagen y salgo del auto. Apenas entro en la casa tomo una respiración profunda y esta me logra relajar un poco. 

Sintiéndome una poco más ligera por primera vez en días me dirijo rápidamente a mi habitación, parece que el estar fuera y olvidar por unas horas me ha hecho bien. Tal vez ahora si pueda concentrarme en mi lectura.

Dejo la mochila en el suelo y tomo uno de los libros de las repisas. Me recuesto en la cama y me adentro en otra realidad…

La noche cálida se asienta sobre nosotros, la luna llena ilumina las cálidas aguas del mar. Puedo ver en su rostro su tranquilidad y la paz en la que se encuentra. Ella es feliz y como ella es feliz yo también lo soy. El agua cálida toca nuestros pies descalzos y por primera vez en años me permito respirar sin preocuparme por nada...

Escucho la puerta de la entrada y rápidamente dejo el libro en la cama. Mi padre está en casa. Miro el reloj en mi mesa de noche y noto que son las once de la noche. El tiempo se pasó rápido. Sonrió. Una verdadera sonrisa en días.

Cierro la puerta y me cambio a mi pijama. Luego, apago las luces sumiéndome en la oscuridad.

Me recuesto en mi cama y dejo que las aguas de los sueños me arrastren.

esquivo ramas y piedras mientras intento alejarme lo más lejos posible de aquel lugar. Escucho las pisadas de alguien detrás de mí pero sé que no me hará daño.

sigue. No mires atrás dice una voz profunda detrás de mí.

Su voz se me hace familiar pero no puedo ubicarlo.

Escucho una risa maniaca y luego un golpe sordo.

Miro a mis espaldas y el chico de ojos gélidos se encuentra en el césped. La vida dejando sus ojos. Dejándolos vacíos. Una figura se alza sobre él. Un hombre alto con una daga ensangrentada en su mano derecha.

Las lágrimas nublan mi visión porque de alguna manera sé que esa sangre pertenece a gente que amo.

Pero aun así sigo corriendo y dejo el cuerpo sin vida del chico sin mirar atrás.

Escucho sus rápidas pisadas detrás de mí mientras intenta alcanzarme e intento correr más rápido. Mi respiración es un jadeo incontrolable y mi corazón martillea contra mi pecho.

Intento esquivar lo mejor que puedo todas las cosas que hay en el césped pero aun así consigo algunas cortadas y rasguños. Pero no me detengo.

Los árboles se abren dando paso a un pequeño lago en el cual se está reflejando la luna llena entre las nubes de tormenta. Me freno justo a la orilla. Y ese pequeño segundo fue mi error.

Mi corazón se acelera aún más e intento escuchar algo proveniente del bosque. Algo que lo delate. Pero no hay nada.

Ni siquiera los ruidos normales de un bosque. Nada. No hay nada. El miedo corre por mis venas. Helándolas lentamente.

Siento un golpe y caigo como un peso muerto en el duro césped. El extraño se ríe y se pone a horcajadas sobre mí. Inmovilizándome totalmente.

y tú eres la última murmulla.

Me retuerzo debajo de él intentando liberarme pero mi intento es en vano.

La tercera y eso es lo último que escucho antes de que levante la daga.”

Me siento en la cama con un grito atorado en mi garganta. Mi respiración agitada y mi corazón acelerado.

Dejo que mis ojos se acostumbren a la oscuridad y noto a alguien en mi habitación. Un grito se eleva dentro de mí pero nunca sale.




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