Lágrimas de Medianoche

Capítulo 6: La daga.

Debo dejar de chocar contra las personas en los pasillos, las dos primeras veces que me topé con alguien me miraron con odio y yo trate de ignorar eso lo mejor posible.

Pero la tardanza en la clase de literatura valió totalmente la pena.  Todavía puedo sentir sus manos para que no me callera sobre mis brazos. Fueron tan fuertes pero tan suaves.

Suelto un suspiro y sacudo mi cabeza para despejarme. No puedo permitirme nada con ningún chico. ¿Quién querría estar con una chica como yo, pudiendo estar con otras más bonitas y extrovertidas? 

No con alguien callada, reservada y algunas veces tímida. Pero aun así sentí como una corriente de electricidad me atravesara el cuerpo iniciando donde sus manos me tocaron.

olvídalo

Quien pidió tu opinión.

Gruño de frustración parece que no puedo evitar responderle a la voz y ha estado gruñona desde que me topé con Will en pasillo. Parece que a mi subconsciente no le agrada Will.

Camino casi arrastrando los pies mientras me dirijo a la cafetería pero acelero un poco mi paso al ver a Emma con un chico en el pasillo.  Ruedo los ojos al ver como el chico la acorrala contra los casilleros y ella suelta una risita ronca. Trato de ignorarlos lo mejor que puedo.

Empujo una de las puertas dobles de la cafetería e inmediatamente ubico a Hana hablando con un chico de cabello castaño como una avellana.

Me paro más recta y camino lo más derecho que puedo hacia la mesa donde ellos se encuentran. Respiro profundamente y me doy ánimos.

Tienes que salir de tu pequeña-burbuja-evita-personas mira como Hana habla con él, el chico se ve agradable y se están riendo entre ellos. Él tiene un hoyuelo en su mejilla.

Con una respiración profunda dejo mi mochila al lado de la de Hana y me siento, ella se gira hacia mí.

–Por fin has decidido aparecer –me dice ella dejando un momento su conversación con el chico.

–Me topé con una demostración pública de afecto en el pasillo –saco la manzana de mi mochila y le doy un mordisco.

–Eso se llama demostración pública de sexo si estaba involucrada Emma –ella me da una mirada cómplice– lo cual es probable.

Hubo una gran probabilidad de que el pedazo de manzana que tenía en la boca saliera, afortunadamente eso no sucedió. Logre controlarme.

Hana se acomoda en su lugar y es como si ella notara la presencia del chico de nuevo.

–Samantha él es Thomas –ella se sonroja–Thomas, la chica nueva Samantha. 

La fulmine con la mirada cuando dijo lo que chica nueva. No me gusta ser el centro de atención y menos si es con alguien que apenas he conocido.

–un placer –dice y me tiende su mano. Su piel es dorada. Y hace parecer que la mía estuviera pálida, enfermiza. La retiro rápidamente.

–Igual –digo y bajo la mirada a mi manzana. Y por segunda vez he perdido el apetito.

Veo las pequeñas manchas en la cascara de la manzana y me dan nauseas. Ahora soy totalmente consciente del pequeño pedazo que alcance a comer y desearía que no estuviera en mi estómago.

–Thomas y yo vamos a ir a la reserva el viernes –me dice Hana trayéndome de nuevo a la realidad- ¿quieres venir? Somos un pequeño grupo de personas.

– ¿Qué es la reserva? –les pregunto.

–un pequeño lugar ecológico –me responde Thomas con su voz grave– hay senderos y un pequeño pedazo de playa ¿vienes?

Una salida. Debería responder que si para poder salir más de mi hoyo de depresión auto influida. Pero y si sucede algo malo. Y si ocurre que…

Me reprendo a mí misma. Basta de pensamientos negativos, esto lo tienes que hacer por ti, por tu bien.

yo no iría si fuera tu

Ignoro a la voz mientras les respondo.

–Me encantaría ir– Ambos sonríen. Desde mi punto de vista y por cómo se miran entre ellos puedo decir que se gustan, sonrió con ese pensamiento, bien por Hana.

                                                               ***

hay un golpe y luego un grito que hela la sangre en mis venas. Escucho pisadas haciendo crujir el antiguo suelo de madera. Hay personas corriendo. Mi habitación se ilumina por un momento y luego escucho el ensordecedor sonido un trueno que me obliga a taparme mis oídos.




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