Lágrimas de Medianoche

Capítulo 9: Descubrimiento.

Golpeo sin cesar mi pluma contra el escritorio, mientras el Señor Clark habla sobre la guerra civil. Sus labios delgados y agrietados se mueven pero no escucho ninguna palabra que deja su boca.

Miro a Sarah a mi lado y una risa amenaza con salir de mi cuando noto como su cabeza descansa entre sus brazos y sus labios están entre abiertos. Ella se encuentra profundamente dormida y dudo que se despierte fácilmente.

Detallo el lugar y me doy cuenta de que Sarah no es la única que está en ese estado. Al otro lado de la habitación, se encuentra Hana mirando fijamente al Señor Clark con ojos vacíos, su boca esta medio abierta y parece como si se hubiera quedado dormida con los ojos abiertos. Ni siquiera está parpadeando. 

Mi vida en el instituto parece tan corriente en comparación con lo que sucede en mi cabeza.

Es escalofriante pensar en mi sueño del sábado; en como esa chica me fulminaba con la mirada... en como sus espeluznantes ojos verdes me evaluaban, como sus gritos cortaban el silencio.

Pero no puedo dejar de pensar en cómo sus labios son idénticos a los míos, en las similitudes que hay entre nosotras. Su rostro ovalado, la piel pálida y las pecas que recorren nuestros rostros.

Si hay alguna disimilitud entre nosotras, son nuestras miradas. Mientras que mis ojos son redondos, los suyos son ligeramente rasgados. Y también los diferentes tonos de verde. Los suyos son fríos, parece imposible poder tener una tonalidad como esa en la mirada, pero ella la posee.

La voz en mi cabeza bufa.

"Nosotras no nos parecemos en nada"

Frunzo el ceño y garabateo mis hojas; Me voy a arrepentir de lo que voy a hacer.

"¿Tú me mostraste ese sueño?" Le pregunto mentalmente.

"¿Has aceptado que soy real?" contrarresta ella.

Ruedo los ojos.

–Señorita Gray –escucho el tono desaprobatorio del Señor Clark y salgo de mi ensimismamiento– podría responder mi pregunta.

Aprieto los labios  y me encojo cuando noto las miradas de las pocas personas que estaban despiertas. Abro la boca y la campana suena.

Sarah dio un respingo a mi lado con el sonido y por poco cae de su asiento. Suelto una respiración que no sabía que estaba conteniendo.

–Le respondo luego, Señor Clark– y con eso dicho tomo mis cosas y salgo del salón de clases.

Me dispongo a esperar a Sarah y a Hana en el pasillo. Veo las hojas en mis manos y noto que las arrugue todas en mi carrera por salir. Las extiendo contra un casillero y paso varias veces mis manos sobre ellas. Frunzo el ceño cuando veo que entre mis garabatos escribí "CW":

Alguien se aclara la garganta detrás de mí, me giro y trago notablemente.  La chica frente a mí, lleva unos jeans ajustados y un saco blanco. Además tiene una ceja arqueada y sus labios en una mueca de desprecio.

– ¿Qué haces? –inquiere. Sus ojos gélidos me están pulverizando. Ella mira detrás de mí y luego su mirada regresa. Asumo que este es su casillero.

–Y-yo...estaba...las hojas –tartamudeo y veo como sus ojos se convierten en dos rendijas.

– ¡¿Quieres dejar de balbucear?! –mis labios se juntan y ningún otro sonido sale de mí.

Beth Mawson es impotente, intimidante y se nota que tiene conciencia sobre las reacciones que causa en los demás. Se ve segura de sí misma.

Por el rabillo de mi ojo veo a Hana y Sarah, congeladas en la puerta del salón de historia. Observando la escena frente a ellas.

¡Cobardes! ¡¿Por qué no me ayudan?! ¿Por qué no dicen algo y me sacan de este embrollo? No, se quedan ahí paradas como dos estatuas sin decir nada.

No comprendo por qué esta chica se dirige a mí así. Parece como si me guardara resentimiento desde hace mucho tiempo. Hay odio puro en sus ojos.

Alguien posa la mano en el hombro de Beth y su cambio es inmediato. Sus facciones se moderan, sus ojos ya no están entrecerrados y su mandíbula, ya no está tensa.

Mi mirada hace un recorrido partiendo de la mano en el hombro de Beth hasta que me encuentro con otros ojos gélidos. La mirada de William esta fija en mí. Él se acerca a su hermana y le susurra algo en el oído.

William se aleja por el pasillo como si nada hubiera pasado. Yo sigo congelada en mi posición contra el casillero, mientras Beth me da una mirada y luego sigue a su hermano.

Suelto un suspiro de alivio e intento relajar mis músculos tensos, cierro mis ojos por un momento y cuando los abro Hana y Sarah se encuentran frente a mí.




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