Lágrimas de una mujer desesperada.

CAPÍTULO XII: VISITA HOSPITALARIA Y PRIMERA RUPTURA.

Estando en esos momentos en que una persona comienza a asustarse, cualquier palabra que la gente a la que quiere le digan, es suficiente para decir basta, hasta aquí hemos llegado, y tirar como quien dice por el camino del medio, dejar de lado los sentimiento e intentar tirar solo hacia su vida y luchar por ésta como si fuese el último momento del mundo.

 

Tras pasar las Navidades, una mañana Alma empieza a escuchar sonar su móvil, es su madre, quien preocupada le comunica que su abuela ha tenido una caída y tiene que ser operada de urgencia.

A Alma se le cae el mundo encima, cree que ya es lo único que le faltaba en estos momentos, que a su queridísima abuela le pasase algo, y ¡zas! Justo, la pobre, no sabe que hacer, hacia donde tirar.
Se lo comenta a Lucas y a su padre y le paran los pies a la hora de decidir ir ese mismo día al hospital a ver a la mujer, incluso se ríen incrédulos de que después de tanto tiempo sienta en solo unos días de volver a tener trato, esos sentimientos hacia ella.
Desesperada, intenta no llorar ya no quiere que nadie la vea así y decide irse a la calle y ahí descargar toda la rabia y el desconsuelo que tiene por la dureza que ha tenido que aguantar apenas unos minutos antes.
No entiende como han podido cambiar tanto, esas personas que una vez le abrieron las puertas de su casa para acogerla en una nueva familia.

Tras todo este conflicto llama a su padre, quien decide que días después irían juntos a Madrid a ver a su abuela, no quiere consentir todo esto, y a ella le viene fenomenal y una excusa genial para poder ir a verla.

Pasan varios días y llega el momento en el que padre e hija habían decidido ir a Madrid, en principio, iban a ir acompañados por Lucas, quien finalmente decide no acompañarles, según el joven está “enfermo”.
Ese hecho no les impide a ninguno de los dos ir a ver a la mujer, pase lo que pase allí pero van a verla.
Nada más llegar se encuentran con la madre de Alma, quien a pesar de su sorpresa, les recibe de muy buen agrado lo que sorprende aún más a los recibidos.
Juntos, los tres, se dirigen a la habitación donde está hospitalizada la abuela de Alma, quien al verles, la abraza como si fuese de nuevo la niña que años atrás tenia y criaba entre sus brazos.
Pasan las horas, Lucas la llama varias veces, aunque Alma solamente se lo coge una vez, ya que han comenzado una conversación familiar y viendo que su familia tiene razón decide hacerles caso y pasar esa noche en el hogar el que se crió y al día siguiente tras ir con su padre al hospital irá a recoger sus cosas para quedarse con su padre, ya no aguanta más.
Dicho y hecho, con el paso de las horas así van sucediendo las cosas, esa noche muy a malas, pasa la noche junto a su madre, con el móvil sonando una y otra vez hasta casi las cuatro de la madrugada que se lo coge su padre de muy malas maneras y le dice que por favor no insista que no son horas que al día siguiente se verían los tres y hablarían.
Dicho y hecho, así se hace a la mañana siguiente, con los primeros rayos de sol, se despiden todos y padre e hija marchan hacia Toledo, tienen muchos deberes que hacer, les espera un día bastante duro para ambos.
Al llegar, se dirigen hacia el hospital ya que la salud de Alma está bastante fastidiada y ya no sabe que hacer.

Tras mandarle una máquina de aerosoles, les mandan para casa y se dirigen hacia la casa de Lucas y mientras que el padre de Alma le espera en la puerta de casa, ella entra a por parte de sus cosas, e intenta hacer de lágrimas corazón, y a pesar de tener el corazón roto en mil pedazos no es capaz de mirar a su amor a la cara, recoge sus cosas y sale por la puerta.

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