Lágrimas de una mujer desesperada.

CAPITULO XV: REGRESO A LA CASA PATERNAL

Cuando ves esfumarse tu sueño de vivir toda tu vida en el pueblo que amas de una manera tan cruel, no hay absolutamente nada que sane la herida de ese final, final que solo hará de comienzo en el final de una relación.

 

Después de despedirse entre lágrimas de su pueblo, de sus amigos, de su gente, de su felicidad, la pareja monta en el coche que ha ido a recogerles para marchar de nuevo, apenas mes y medio después, a la casa que la vio marchar con toda la ilusión y los sueños en su alma.
Nada más llegar al hogar, comienzan a colocar sus pertenencias y el padre de Alma, les coloca en su propia cama para que puedan dormir.
Al finalizar, salen a cenar a un restaurante, donde es Alma, quien paga la cena de los tres.
Tras finalizar la tranquila velada familiar vuelven a casa, donde Lucas tras una discusión con su suegro, comienza a sentirse mal, malestar que le provoca un ataque epiléptico.
Alma nerviosa le recrimina a su padre que ha sido demasiado duro y que esto solo ha sido por su culpa, lo que causa una tremenda violencia por parte de él, lo que hace que la chiquilla comience a tenerle miedo.
La pareja pasa la noche en el hospital y a la mañana siguiente vuelven a casa en taxi.

 


Pasan el día medianamente tranquilos, de hecho va a la casa la familia de Lucas para verlo y pasan una velada tranquila cenando todos juntos, cena que de nuevo vuelve a pagar Alma.
Nada más marchar la familia, a Lucas le vuelve a pasar lo mismo que la noche anterior, lo que vuelve a provocar una situación similar a la pasada noche.
Esta vez Lucas marcha solo al hospital y tanto Alma como su padre deciden acostarse, no saben que el joven volverá tan pronto.
Varios días después, la convivencia entre los tres se complica casi por horas, la violencia y la adicción a las drogas y al alcohol del padre de Alma van subiendo como la espuma, ya apenas hay un día en el que no le pida dinero a su hija para consumir alguna de estas dos adicciones, y si ella se lo niega, al hombre se le dispara la violencia.
Así van pasando los días y las semanas hasta que Lucas marcha a ver a su padre a Jaén, donde pasa unos días e inimaginablemente, durante esos días no hay ni un solo grito en la casa, ni un solo reproche para Alma, nada, solamente cariño.
“Algo raro ocurre aquí” Piensa Alma  cada noche al acostarse.
Una semana después de marchar, Lucas regresa y con él gracias a sus cuchicheos a espaldas de su padre, vuelven los golpes hacia la joven, los gritos y las malas maneras que al marchar el chico desaparecieron.
Vuelven las adicciones y regresa todo a como estaba diez días atrás.
La situación se va haciendo insostenible y la pareja comienza a buscar salidas para los dos solos ya que no pueden más con esas circunstancias.
Hasta que un día, solo por el hecho de no apetecerle hacer Alma una cosa, el padre de Alma monta en cólera y echa a Lucas de su casa, a lo que Alma responde diciendo que se marcha con él.
Mientras Alma está recogiendo sus cosas, su padre aprovecha para golpearla hasta la saciedad, entre gritos de auxilio, a los que absolutamente ninguno de los vecinos socorre.

 


Alma, muerta del miedo, sigue recogiendo sus cosas, lo que su padre toma como una falta de respeto hacia él y la amenaza con una navaja de considerable tamaño mientras la amarra fuerte del cabello y la sigue golpeando.
Al finalizar de recoger sus cosas y sacarlas a la calle, se da cuenta de que le han robado varias pertenencias, entre ellas, sus objetos más apreciados, con ello, a Alma, se le va parte de su corazón y rompe a llorar abrazada a uno de sus muñecos, de lo poco que se ha salvado.
Al cabo de un rato, con los ojos hinchados de tanto llorar y el labio inflamado de tanto golpe, llegan Martín, el hermano de Lucas y Miguel, el padrastro, a recogerles y llevarles al que será su próximo destino.
Este hecho no deja que Alma siga con su miedo en el cuerpo ni que tampoco deje de temblar, todo lo contrario, cuanto más se alejan, más recuerdos le vienen de lo que acaba de suceder en casa de su padre, apenas unas horas atrás.
Finalmente, llegan a su destino, y les dejan en el hotel del pueblo, un hotel el cual les causa miedo ya que es muy similar al de la película de terror “El resplandor”.
Con esta noche, comienza una nueva etapa para la pareja, la cual ambos desean que sea mejor que las dos anteriores.




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