Lágrimas Que No Sienten (nada) Por Ti

El último deseo

Se me mueven las ideas. Se mueve el mundo. Sigue todo su curso pero, ¿sin mí? Se me escurre la alegría por la rendija. Así como si nada, y una enorme tristeza me invade por fin. Escapa todo sentimiento de seguridad. Ya no tengo nada.
Cierro la puerta con fuerza y me pregunto qué hubiera gritado ella de estar viva. Perdón, puerta mía, pero es que he tenido un pésimo día. Un día para el culo.

Largo a llorar con la espalda contra la puerta, sentada en el piso.

Me explico: me rompió el corazón al ignorarme de esa forma. Nunca olvidaré el "¡deja de mirarme tanto, acosadora!". No soy eso. Es que lo amaba. Siempre creí que me miraba a mí, pero era a la de atrás. Claro, ahora está bastante claro. ¡Qué va a perder el tiempo con una chica como yo, que simplemente es la sombra de Cielo! Todas las veces era a ella, ¡no a mí, no a mííí! ¡Métete eso en la cabeza! Esa es la realidad, ¿que si la puedo cambiar? No, eso nadie lo puede. Esto quiere decir que cada visita, cada risa compartida, ¡una farsa, una ilusión! Es que él también es de mezquino corazón... o soy yo la que ama por de más. Soy yo. Mi nombre está grabado, yo misma soy la que me causó este dolor, impulsando un amorío que sabía que no podía ir hacia ningún lado. Ah, no, sí podía: al suelo, al borde de la muerte. A la basura. A la basura como tiró el poema. Le dediqué tanto cariño, y ni siquiera lo botó en el cesto verde. ¡Ahí ya tenía que saber cómo era! Pero sí que me siento tan estúpida llorando por él.

Llorando por alguien que nunca me amó, que no me dio señales, pero tampoco advertencias. ¡Me siento tan desgraciada por llorar así, estar rogando por, aunque sea, por lo que más quiera, un poco de su amor! No pido tanto. Solo pido eso. Eso y seré feliz para siempre, encantada eternamente.

¿Así es sufrir por alguien? Un agujero en mi pecho, una ausencia en cada parte de mí. Entre cada llanto, se me cruzan sus ojos negros. Hipnóticos, misteriosos, alusivos. Insanos; mentirosos, profundamente mentirosos. Ahora que los recuerdo solo se pueden comparar con la agonía que siento. Jamás, jamás podré mirarlo a esos ojos. ¡Lo peor es que aún quiero verlos, aquí, en mi rincón!

Nada más una oración le fue suficiente para saber que ese poema era inservible. ¡Cuánto daría por qué me correspondiera, pero cuánto!

No sé qué haré mañana cuando lo vea. Engañaré a mi corazón y le taparé los ojos para que no vea los suyos. Pero qué riesgo tan delicioso será si me lo vuelvo a cruzar y no me saluda más. Dulcemente peligroso. Lo más probable es que (yo) no aprenda. Sigo llorando por él. ¡Condenado corazón, no tenía por qué enamorarse por primera ni última vez!

¿Pero por qué no comprende mis sentimientos? ¿Por qué es tan cruel? ¿No soy lo suficiente, tengo que ser más linda o simpática, igual a él en todo aspecto? Lo amo. ¿Lo amo de verdad, después de todo lo que me ha dicho, de lo que me hizo?

Hoy no es el día de MI victoria.

Hoy perdí más que mi vida.

Lo he perdido todo y, al mismo tiempo, nada.




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