Lágrimas y estrellas

Parte #2: Soñaré.

-Hola Pam -dijo la lechuza parada aún sobre su espalda-. ¿Qué hay de nuevo?

-Debo contarte algo increíble que se me vino a la mente, sonara loco pero, quiero hacerlo.

  La lechuza de un salto aterrizó en el suelo crujiendo las hojas secas y ramitas caídas con sus patas, se volteó hacia Pam y mirándolo fijamente giró su cabeza de lado casi por completo. 

-¡Cuéntame! -exclamó ella.

-Bueno pues, pensé...que...-él no sabía si decirle y pensara que estaba loco, pero ¿qué tan mal podría sonar?- quiero volar.

-¿Enserio? -preguntó ella arreglando su postura- ¿tú quieres volar? No suena mal si lo piensas.

-¿No crees que estoy loco?-preguntó él

-Claro que lo pienso, pero, no es malo estarlo, si quieres hacer algo debes luchar por lograrlo, siempre lo he dicho -dijo ella colocando su ala derecha en alto y sacando el pecho en señal de conocimiento.

-Gracias June. Al ser un kiwi es difícil encontrar amigos, más aún cuando se vive en un país donde el 90% de la población se conforma de aves (aves que vuelan) mientras que tú eres un pájaro que no puede hacerlo.

-¿Y cuál es tu plan para volar?- preguntó June emocionada.

-Eso aún no lo sé.- dijo sonriente nuestro kiwi.

  En realidad aún no sabía cómo le haría para volar, tal vez algún mecanismo, alguna técnica, algo debía encontrar, difícil sería, pero lo haría, sin duda alguna.

  June se elevó en el aire con alegría "¡sé que hacer!, ¡sé que hacer!" comenzó a gritar desde las copas de los árboles.

-¡Pues dime entonces! -gritó Pam dando saltitos en el suelo.

  June bajo en picada y tomó a Pam entre sus patas y se lo llevó volando.

-Te llevare con Harley el hurón, él sabe mucho de mecanismos y cosas así. Él sabrá que hacer para que vueles.

-¡Buena idea!

  Al volar con June él sentía como el viento rozaba su pico, como hacía que cerrara sus ojos. Pero eso no era suficiente, no era lo suficientemente reconfortante, se sentía como correr sin pies, como respirar sin pulmones, era como mirar sin colores. Era un sentimiento vacío, aunque negar el placer que sentía tampoco venía al caso. Era también por eso que nuestro kiwi quería volar, por sí solo, para sentir ese sentimiento, ese de ser único, de ser especial, de ser... feliz.

  Volaron cruzando el verde bosque; que en su interior albergaba vida extraña, en él se sentía un ambiente rústico y limpio, refrescante en realidad. El bosque parecía no terminar, sus raíces se extendían por muchos kilómetros. Pero a quien buscaban no estaba en las afueras del bosque, sino dentro de él; el hurón Harley vivía en una madriguera en la raíz de un árbol.

  Al cabo de unas horas llegaron a la madriguera del hurón, lo que era realmente un agujero en la raíz del árbol que se transformaba en una cueva de gran profundidad. Harley estaba afuera de su madriguera con unas cuantas tuercas y engranajes, se encontraba armando alguna especie de autómata que parecía no funcionar ya que liberaba una gran cantidad de vapor cada intervalo de minutos.

  Al bajar, June lo colocó suavemente sobre el suelo, hojas crujieron al caer. El hurón deja su trabajo y se aproxima a ellos, su pelaje gris está manchado de grasa y aceite, y algún que otro líquido extraño.

-¡Que sorpresa me habéis dado! -exclamó el hurón alegremente. Harley en realidad no era de nueva Zelanda como June y Pam; él se había embarcado a este lugar para poder inspirarse y respirar aire fresco y así poder concluir con sus "inventos"- ¿Qué os trae por estos lares jóvenes?- preguntó él.

-Harley tenemos casi la misma edad.- vaciló June con una pequeña sonrisa en su pico.

-Eso no viene al caso.-replicó moviendo sus bigotes de un lado al otro.

<<Incluso los hurones son más afortunados que yo, ellos incluso poseen cuatro patas, con dos puedes caminar y con las otras dos tomar los objetos; a mi diferencia no puedo siquiera sostener una hoja entre mis minúsculas alas>> pensó nuestro kiwi con evidente envidia, sin saberlo.

-Lo que si viene al caso es que necesitamos tu ayuda ¿Nos la darás?- dijo June.

-Estoy a vuestros servicios.

  June mira a Pam y con un gesto le señala que es su turno de hablar.

-Bueno pues... Harley, esté...yo.-las palabras que deseaba liberar, esas palabras que tanta quería hacer realidad, esas mismas palabras de ensueño; eran difíciles de pronunciar, tal vez por el hecho de creer que al decirlas él se burlaría, rechazaría su más grande ilusión, por parecerle estúpida. Pero... ¿y si no lo hacía? si el aceptaba tal vez...



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En el texto hay: fantasia, cuento, drama amor

Editado: 25.07.2024

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