Lalo Mateus

CAPITULO 18

Este fin de semana ha pasado lento, no he podido verme con Milagros ya que a mi mamá se le dio por hacer planes familiares pero como siempre ella acomoda todo a su manera, el caso es que nos llevó a una cabaña que no tenía recepción ni nada,  pero tenía seis habitaciones muchas habitaciones para nosotros cuatro.

Apenas llegamos escogimos habitaciones, como siempre yo escogí la del fondo, no me gusta que me interrumpan además de que mis planes eran dormir todo el fin de semana, el día iba pasando tranquilo sin ningún problema, a mi padre se le dio por llevarnos al lago, salimos los tres listo para bañarnos, nos metimos todos al lago, esto si es vida disfrutar un momento en familia aunque me hubiera gustado traer a Mila pero no creo que a mi mamá le guste se nota que a lenguas que prefiere a Carla.

Esta por anochecer así que volvemos a casa, estamos riéndonos ya que mi padre se cayó por hacer una maroma, fue muy chistoso, empezamos a entrar en la cabaña cuando nos encontramos a los padres de Carla y Carla, Dios no puedo creer que mi madre hubiera hecho esto, se pasa. Apenas los vemos dejamos de reírnos, saludamos y cada uno paso a su habitación.

Me acuesto en la cama a descansar, no quiero bajar y cenar, no se presiento que mi madre ya está haciendo planes de boda con esa gente, yo no me voy a casar con ella, nunca lo haré ni que me pagaran, primero muerto antes que estar con esa superficial, me gustaba antes por sus locuras además es la capitana de las porristas pero y eso me ayudaba a aumentar mi popularidad, y siempre es visto bien el capitán del equipo de futbol con la porrista.

Estoy recogiendo mis cosas, no me pienso quedarme aquí, estoy por salir de la cabaña pero escucho a mi padre llamarme. - Lalo ven aquí- me dijo

– señor- le respondí

 - Siéntate a comer con nosotros-

 - No padre, me voy

 - Lalo, por favor siéntate- me dijo mirándome serio, me senté al lado de él esperando a que fueran al grano.

 - Lalo, voy al grano, te vas a casar con Carla- dijo mi madre.

 - ¿Qué?, claro que no mamá – respondí.

 - Si Lalo, lo vas a hacer y punto

 - No mamá, estoy cansado de hacer lo que quieras, no me voy a casar y punto- dije levantándome de la mesa y dirigiéndome a mi habitación. – Lalo ven aquí- grito mi madre pero la deje hablando sola, mi padre no dio nada, sé que él no está de acuerdo con esta idea absurda de mi madre. Subí a mi habitación y me encerré no quiero hablar con nadie, como siempre mi padre no es capaz de refutarle algo o bueno cuando le conviene y por lo visto en estos momentos no le conviene.

Al día siguiente me la pase encerrado en mi habitación, mi hermana me traía comida a escondidas con ayuda de mi padre quien entretenía a todos ellos, aunque a veces el venía a tocar mi puerta pero decido no abrirle, no quiero hablar por el momento con él, no soy bueno tomando decisiones o hablando con gente cuando estoy molesto.

Estoy por levantarme de la cama para ir al baño peo me encuentro con un sobre en el piso, “hijo en un rato nos iremos a dar un paseo todos, aprovecha la oportunidad y ve al pueblo y tomo el tren para que vuelvas a casa, aunque te recomiendo que te quedes con Peter ya hable con él y acepto, es tu decisión en donde te vas a quedar”, no dudo dos veces y guardo rápido mis cosas, apenas siento que se cierra la puerta reviso que no haya nadie en la casa y salgo corriendo, he caminado un kilómetros, y aun no veo el pueblo aun me falta mucho por caminar.

Estoy cansado no traje agua pero bueno con tal de escapar de ese dichoso matrimonio, han pasado tres horas y por fin veo el pueblo, entro a la estación pero por la hora y el clima ya no hay más rutas, así que decido buscar una habitación, lo que es fácil trato de conseguir recepción pero no, no hay y las líneas telefónicas no sirven.  Mañana tendré que salir temprano, por lo visto faltare a clases pero bueno con tal de huir de mi madre y esos lunáticos estaré bien.

Son las seis de la mañana y recojo mis cosas nuevamente me dirijo a la estación a ver si ahora si hay, la buena noticia es que ya hay líneas así que tomo la más cercana la cual saldrá dentro de quince minutos. Escucho cuando llaman a los pasajeros para subir a la siguiente línea, me subo rápido y ocupo mi lugar. Han paso cuatro horas y por fin llego, miro la hora y son las diez de la mañana, me bajo de este y tomo un taxi, llevo al departamento de Milagros y me encuentro a mi nana la cual está muy feliz de verme.

 - ¡Nana!

 - Lalo mi niño, ¿Cómo has estado?

 - Bien nana, huyendo de las ideas locas de mi madre

 - Si eso me entere mi niño, por cierto tus cosas ya están en tu habitación Peter las trajo.

 - Gracias nana- dije dándole un abrazo

 - ¿Ya comiste Lalo?

 - No nana no he comido nada.

 - Ya te voy a preparar algo no te preocupes.

 - Gracias nana, mientras me iré a bañar.

 - Bueno mi niño

Me dirigí a la habitación y busque ropa refrescante, me metí en la ducha, extrañaba bañarme ya que esta mañana no pude bañarme por salir temprano, estoy por entrar a la ducha pero tocan la puerta mi nana abre y nos encontramos con mi hermana en la entrada, a lo que la hago seguir, nos sentamos en el sofá a hablar.



#28174 en Novela romántica
#6641 en Joven Adulto

En el texto hay: amor, sueos, descepcion

Editado: 13.12.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.