𝗣𝗼𝘃. 𝗟𝗶𝗮:
Siguen pasando los días y sigo pensando qué demonios hacer con el caso Justin.
Cada vez nos hacemos más cercanos y tengo mucho miedo de que mi amor por él se vuelva más intenso, además de no ser correspondida.
Tengo que resolver esto antes de que algo malo pase.
—Hola, Lia.
No otra vez...
—¿Ahora qué quieres, Dominic? –cuestioné irritada–.
—Solo preguntarte cómo estás –contestó–.
—¿Y para qué vienes conmigo si con lo lamebotas que eres puedes preguntarle a mis padres?
—¿Por qué siempre eres así conmigo?, vengo en son de paz.
—Y yo no sé por qué siempre vienes si sabes que te voy a tratar así.
—Porque te quiero y no pierdo la esperanza en que algún día me vas a corresponder.
Y el wey seguía y seguía... de nuevo.
—Ay, ¿Sabes qué, Dominic? Yo me largo. No te soporto.
Y dicho esto, me dispuse a irme cuando de pronto siento que me toman del brazo fuertemente.
—¡Oye!, me lastimas –me quejé–.
—No te vas de aquí hasta que me escuches –dijo molesto y haciendo más fuerte su agarre–.
—Dominic, ya basta. No quieres que ahorita mismo te meta un puñetazo en la cara –advertí–.
No es que tuviera una gran fuerza, pero sabía como tirar un golpe.
—No me hagas reír, Lia. No matarías ni a una mosca.
—¿Qué carajos haces, cabrón? –dijo JoseMa llegando al rescate junto con Ferni y zafándome del agarre de Dominic para después empujarlo–.
—¿Acaso no escuchaste que ella te dijo que la dejaras en paz, imbécil? –exclamó esta vez mi amiga–.
—A ustedes no les importa –dijo el fenómeno–.
—Claro que nos importa, porque Lia es nuestra amiga. Si te vuelvo a ver cerca de ella te voy a meter la madriza de tu vida –amenazó omma JoseMa–.
—Sí, sí, lo que digas, tarado. Esto no se queda así, Olsen.
—Ya largate, Dominic. Desaparece de mi vida.
El fenómeno solo sonrió cínicamente y se fue.
—¿Te lastimó muy fuerte, Lia? –preguntó preocupada Ferni–.
—Algo –contesté– Esta vez ese imbécil sí me asustó. Nunca se había atrevido tanto.
—Tranquila. Me aseguraré de que ese tipo no se te vuelva a acercar –dijo esta vez Omma JoseMa– Deberías de contárselo a tus padres. Ese wey ya pasó los límites.
—Sí, lo haré, muchas gracias. Por ahora vámonos ya. La clase va a empezar pronto –dije a lo que ellos asintieron con la cabeza y dirigirnos al salón de clases–.
Me alegro que mis amigos hayan llegado a tiempo porque no sé qué es lo que hubiera hecho Dominic. Honestamente me asusté porque esta vez cruzó la raya, cosa que antes no había hecho. Esto definitivamente lo sabrán mis padres.
•••••••••••••••••••🌸•••••••••••••••••••
Al llegar a mi casa, dejé mis cosas en mi habitación y busqué a mi madre en la cocina.
—Madre, tengo algo que decirte –dije entrando al lugar–.
—Hija, hola. No te escuché entrar. ¿Cómo te fue hoy?
—Bien, mamá, pero necesito contarte algo feo que me pasó hoy.
—¿Qué te pasó? ¿Estás bien? –preguntó preocupada mientras le bajaba a la llama de la estufa, ya que estaba haciendo de comer en ese momento–.
—Hoy mientras estaba en el receso, se me acercó Dominic, y antes de que te emociones –dije al ver que se disponía a hacer una cara de felicidad– Me amenazó y me agarró del brazo muy fuerte que me lastimó.
—No puede ser. No estás hablando del mismo Dominic, hija.
—Claro que sí.
—Ay, hija –dijo con una cara de lástima. Sabía que se iba a poner de mi lado, después de todo soy su hija– ¿Pues qué le hiciste al pobre?
¡¿QUÉ?!
—¿Cómo que qué le hice, mamá? Él fue el que me hizo daño –dije molesta. ¿Cómo era posible que me dijera eso?–.
—Algo le has de haber hecho para que te hiciera algo.
—No puedo creerlo. Te estoy diciendo que me amenazó y me lastimó y tú solo dices que me lo busqué. Es increíble que te importe poco mi bienestar –elevé el tono de mi voz–.
—¡No me hables así, Lia Olsen! –exclamó molesta– Tú te lo has de haber buscado porque siempre que se te acerca lo tratas mal. Creo más que tú le hagas algo a él que él a ti.
Auch.
—Está bien, olvídalo. Pensé que me creerías, pero está bien. Nos vemos en la morgue, madre, porque al paso que vamos de seguro no me creerás cuando ese imbécil se atreva a matarme...
Inmediatamente fui interrumpida por una bofetada proporcionada por ella. Mis ojos se ponen llorosos al darme cuenta de que le importa poco lo que me pase y que prefiere creerle a un estúpido que no es nada de ella.
—¡No vuelvas a decir eso! –gritó enojada– Ahora largate a tu habitación sin comer y te disculparás con Dominic por lo que le hayas hecho.
—¿Qué está pasando aquí? –pregunta mi padre llegando al lugar–.
—¡Te odio! –dije con repugnación para después irme a mi habitación y encerrarme todo el día a llorar–.
En medio de mi lloriqueo veo que me llega un mensaje de Justin y con el dolor de mi corazón solo lo ignoro.
Mi vida amorosa ya está planeada y eso me parte el alma, porque al final de cuentas tengo que olvidar a Justin Lee.
•••••••••••••••••••🌸•••••••••••••••••••
—Vamos, Lia. Deja esa cara –dice Annie al verme–.
El pasillo estaba mucho más tranquilo que el salón de clases donde parecía que había fiesta y donde mis compañeros festejaban el año nuevo al saber que el maestro no llegaría.
—No tengo animo, Annie. Solo quiero desaparecer.
—No digas eso. A tu mamá pronto se le pasará.
—Van tres días que no me ha dado de comer ni me habla. Él único que sorprendentemente se ha preocupado por mí es mi padre.
—¿Ya ves?, no todo es tal malo.
—Claro –dije con sarcasmo– Me deja la comida en la cocina y espera a que vaya por ella para solo comerla en mi habitación.
—Ay, Lia –dice con pena–.
—Y todo porque no quiero amar al chico que ellos me imponen, sin saber que estoy enamorada de otro –dije con tristeza–.
—Hablando de él... ¿Le has mandado mensaje.