Lany

5.- El primer candidato.

Únicamente pasaron cinco días después de la partida de Hugo, cada elfa realizaba sus labores sin cuestionar a Zafiro o a Linda, aunque prácticamente se encontraban en el corazón de la nada, ninguna parecía tener síntomas de arrepentimiento o desesperación.

La comida, el agua y las mantas durante la noche eran controladas y administradas por Tiky quien era bastante inflexible con sus normas. El antiguo camino a los ríos subterráneos fue un gran hallazgo para las gemelas y sus excavadoras, describiendo el río como una corriente de agua tranquila que atravesaba una gran cámara bajo la ciudad, aunque se encontraba más profundo de lo que los antiguos escritos relataban, el río era de mayor tamaño de lo que Zafiro podía recordar. Antes la matriarca recordaba aquella gruta como un gran espacio donde los aguadores podían hacer su labor sin ser molestados por los grupos de niños y jóvenes que nadaban y jugaban en las aguas, o por aquellos que bajaban solo a refrescarse con un baño de agua fría.

Aquella cueva se había ido, reemplazada por una cadena de ríos y pequeñas lagunas bajo la ciudad tan grande como el coliseo sobre sus cabezas, con el espacio suficiente para que gran parte de la población de la ciudad pudiese bajar a tomar un baño sin molestar a nadie.

También fueron encontradas varias salidas a la duna, como si fuesen torres de vigilancia conectadas a la extensa red de túneles bajo la arena, algunas de estas torres simplemente se perdían en la duna, pero las más cercanas al palacio fueron utilizadas como respiraderos o salidas de emergencia en caso que la arena se viniera abajo.

Además de las torres las gemelas encontraron una manera de ir despejando diversos sitios de la ciudad bajo las arenas, utilizando un poco de agua que traían del rio subterráneo dispersándola cuidadosamente lograban sedimentar un techo improvisado que les permitió abrirse paso a través de los caminos pequeños y antiguos hogares de la ciudad original.

Al poco tiempo las excavadoras lograron abrirse una gran caverna en la ciudad desenterrando algunas casas y templos, la arena no había  podido con los sedimentos y ladrillos de los edificios, por lo que muchas estructuras aun conservaban su estructura original, simplemente se habían oscurecido o decolorado.

Encontraron estructuras que señalaban el inicio de los mercados o jardines de la ciudad, los puestos habían quedado en el olvido, las fuentes estaban taponeadas con la arena, incluso había mercancías fosilizadas, piezas de oro y plata aplastadas y deformes, estatuas rotas y otras en perfecto estado, vasijas, utensilios, armas y armaduras, fósiles de animales que no habían logrado irse con la evacuación, e incluso de algún elfo que se había perdido en las calles.

Estos últimos fueron quemados todas las noches.

Durante aquellas noches en las que encontraban el cuerpo de un hermano todas las elfas se reunían alrededor de una hoguera, donde reducían los fósiles a cenizas, cantaban y rezaban a sus deidades por el descanso de su desconocido difunto quien finalmente recibía un digno funeral.

-Linda-, habló la pequeña aquella noche-, ¿Por qué todas cantan así? ¿Por qué quemamos los huesos que las excavadoras encuentran?

La joven teniente observó la gran columna de fuego pensando en todos aquellos que habían cremado aquella semana, según sus cuentas poco menos de cincuenta elfos perdidos. Era triste, pero estaban felices, sus hermanos ya podían descansar en paz.

-Cuando un elfo acepta la muerte, o es asesinado, no tenemos razón para llorar pequeña, al contrario, su alma se ha transformado en luz, una luz que ilumina las arenas y colma de bendiciones el desierto. Puesto que somos hijos e hijas de Solárium el señor del sol.

-¿Pero porque quemar el cuerpo?

-Porque este cuerpo físico que podemos tocar y sentir, es una vasija, como las que usa Tiky para preparar harina para pan, la madre del desierto, Teera nos dio esta forma para que pudiésemos vivir y aprender, por lo que el cuerpo es un cuerpo prestado, tenemos que devolverlo. Por eso lo quemamos hasta convertirlo en cenizas, para que el cuerpo pueda volver a ser arena, una arena que será llevada por el viento a nuestro verdadero hogar.

Lany observó el fuego que comenzaba a menguar, se sentía cautivada por tal belleza, inclusive sentía que el tiempo pasaba más despacio para que ella pudiese contemplar cada lengua de fuego en una danza llena de color y vida. Muy a pesar de no despertar una nueva visión, la danza era hermosa como aterradora.

El fuego la fascinaba tanto como la atemorizaba, su luz intensa alejaba a la oscuridad que atormentaba a la pequeña, pero el fuego que rugía era como una grandiosa bestia lista para saltar sobre cualquiera para devorarla.

Linda conocía aquella cara de preocupación en Lany, por lo que la tomo en un abrazo rodeando su cabeza con la tela que caía de sus mangas, ocultando la intensa flama pero que no la hundía en sombra.

-Linda-, dijo la pequeña-, ¿Por qué Zafiro no está aquí con nosotras?

Algunas elfas escucharon la pregunta, por lo que miraron a Linda fijamente, como si también tuviesen la misma pregunta, pero no tenían el valor de Lany para hacerla, ni siquiera las lanceras que siempre se aventuraban al desierto en busca de alguna forma de vida.

-Ni siquiera yo tengo la respuesta a eso pequeña-, respondió acariciando la cabellera de Lany-, desde que conozco a Zafiro, siempre la he visto como una elfa sabía, benévola, que da la vida por nuestra gente. Pero, cuando se trata de asuntos que conllevan consigo un “Lado oscuro”, siempre ha estado apartada, posiblemente, manteniendo su luz a salvo, para que siempre pueda ser un faro para nuestro pueblo sin rey.



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En el texto hay: fantasia, amor, elfas

Editado: 27.06.2021

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