Lapsus Mentis

Prólogo

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Cassie acababa de salir de la escuela la tarde que desapareció. El aire ya de por sí llevaba consigo una sensación de extrañeza junto al frío del otoño, y parecía un mal chiste el haberse metido en esa situación. Se había llevado a cabo una asamblea estudiantil en la que precisamente hablaron sobre la inseguridad y de mantenerse alerta ante cualquier peligro, medidas de prevención, no andar sin compañía y demás cosas que un adolescente imprudente vería como absurdas porque conoce su ciudad, conoce las calles y a su gente, y no ve peligro alguno.

Se hizo tarde gracias a la asamblea y a que se quedó conversando con sus amigos después. Siendo justos, no creyó que algo malo pudiera pasarle, tenía la seguridad de que era suficiente madura como para preocuparse por esas cosas. Aunque, era un tema bastante serio que incluso terminó preocupando a Theo, el chico más descuidado que conocía, podía contar las veces en las que se había roto un hueso o había tenido que usar decenas de curitas por seguir una aventura de Theo Geller, por lo que verlo tan preocupado fue raro para Cassie; él se ofreció a acompañarla a casa, ella solo se rió y lo rechazó.

—Siempre tomo el mismo camino y nunca me ha pasado nada.

Dijo y se fue. Deseaba llegar a casa lo antes posible, estaba hambrienta, ya podía imaginarse sentada a la mesa con un platillo delicioso y caliente que le había preparado su mamá, y bebiendo limonada fresca que preparaban juntas todos los jueves. Estaba agotada, su última clase fue educación física y la profesora Rita era un monstruo, los hacía dar vueltas a la cancha media hora o hasta que algún estudiante se desmayara, solo entonces los dejaba descansar... En realidad, eso había ocurrido solo una vez, y le ocurrió a Theo por no haber desayunado, pero la maestra era estricta y cualquiera se sentía regañado cada vez que hablaba.

—¿Cómo puedes verte así de bien después de correr tanto? —dijo a su amigo Sam en esa clase después de terminar el ejercicio. Cass no era precisamente una deportista. Había corrido tanto que le dolía jalar aire hacia sus pulmones, sentía su garganta al rojo vivo y las palabras raspaban dolorosamente al salir, su boca estaba seca y los jadeos solo la secaban más.

—No es un tramo largo y fueron solo 7 vueltas. Pero gracias por el cumplido.

La sonrisa de su amigo le enrojeció las mejillas. Al contrario de ella, Sam tenía una buena condición física y era un chico atractivo. Su piel morena brillaba con las gotas de sudor que resbalaban por su frente y cuello, su pecho subía y bajaba a un ritmo acelerado pero, aún así, más tranquilo que el de Cass. Verlo era hipnotizante. No estaba enamorada de él, pero le gustaba apreciar su belleza, casi parecía absurdo que alguien tan perfecto tuviera tantas inseguridades como las tenía Sam. Se descubrió a sí misma admirándolo de más, y se dió cuenta hasta que Theo se burló.

Sam Forester era un buen amigo, se preocupaba por todos y a veces de más, tal vez si ese día no hubiera tenido que irse temprano (sin quedarse a la asamblea), habría insistido en dejar a Cassie hasta su casa, y quizá la foto de la chica no estaría en letreros de "Se Busca" ahora, o si Cassie hubiera aceptado ir con Theo. Pero no ya no servía de nada culparse o culpar a otros.

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En el texto hay: misterio, romance, drama

Editado: 01.02.2024

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