Una nueva mañana un nuevo día, me despierto con los cantos de los hermosos pajaritos que vuelan libres por el viento, con la frescura del viento corriendo libre por las desoladas calles de Forks… Sí sería ideal despertar así, pero yo despierto con el horrible canto desafinado de mi adorable tío.
- Ya cállate, despertaras a toda la cuadra. – Le grité desde mi cama
- Y tú baja a desayunar que se te hará tarde para el instituto. - Me respondió del mismo modo.
Me quede unos minutos en la cama pensando en mil formas de acabar con mi vida para ya no tener que asistir al instituto en donde me enseñaran cosas que de seguro no me servirán de nada en la carrera que elegiré para trabajar toda mi vida en un trabajo que de seguro no me dará lo suficiente para vivir, y me dará ansiedad, depresión con los cuales es posible que termine suicidándome… Sobrepensar es mi pasatiempo favorito.
- Si no te apuras llegaras tarde. - Dijeron desde la ventana
- ¿Sigo viva? Creo que acabo de morir de un paro cardiaco. - Dije tocándome el corazón
- Escuche por allí que regresaron. - Opino entrando a mi habitación sin invitación, ojalá estos vampiros fueran como la serie de diario de vampiros me ahorraría muchos problemas de privacidad.
- Escuchaste bien… ¿Qué planeas hacer? - pregunte sentándome en la cama en posición de indio
- Todavía no lo sé, estoy viendo las posibilidades… ¿Algún consejo?
- No tomes ninguna decisión, lo verá venir, aunque dudo que te esté vigilando.
- ¿Quieres saber porque regresaron?
- No, y no me interesa. – Respondí. - Pero si quieres contarme, estoy aquí para escucharte. – Ella solo rió
- Tu gran amiga Isabella se quiso suicidar. – Sabía que era estúpida, pero no tanto. - Entonces no sé cómo, Edward lo supo y acudió a los Volturis para pedir morir también. – bueno, son tal para cual. - Aro se lo denegó, y quiso dar todo un show para que lo mataran.
- ¿Show? – pregunté
- Exponerse ante los humanos para que así tenga una razón para morir ya que incumplió una de las mas grandes reglas del nuestro mundo. - Confirmado, lo dejaron caer de chiquito
- ¿Entonces, que pasó? Porque sigue vivo. - Hice una pausa. - Bueno vivo, vivo no, pero ya me entendiste
- Paso que esa perra fue a defenderlo, evitó que cometiera traición, y tuvieron su final feliz. - Dijo acercándose y sentándose en la cama
- Espera, espera, si todo esto pasó en Italia… ¿Cómo es que sabes todo lo que pasó?
- Tengo un contacto dentro del castillo en Volterra. – confesó – Este contacto también me dijo que dieron todo un espectáculo y que según la vidente ella sería uno de nosotros muy pronto. - Mencionó apretando una de mis almohadas, una que rompió.
- Oye mis cosas no tienen la culpa de nada…- Dije quitándole la almohada rota
- !Lara Spencer Diggory más te vale que ya estés lista!! - Gritó desde la primera planta
- Espérame un ratito, me deshago de él y me sigues contando. - Dije poniéndome de pie, acercándome a mi tocador para ponerme un poco de rubor en las mejillas.
- Jason, me siento mal, creo que tengo fiebre. - Dije tosiendo falsamente, se acercó a mi remojó su pulgar con saliva para después borrar el rubor de mis mejillas.
- Si quieres engañarme mínimo ponte un rubor sin brillos. - Dijo dándome golpecitos en la cabeza. - Te dejare faltar esta vez, solo por el intento… Adiós, no quemes la casa. - Dijo saliendo de la misma para dejarme sola, bueno no tan sola.
- Victoria. - Llamé, ella en menos de un segundo ya estaba a mi lado con una sonrisa burlona en su cara. - Ni una palabra de esto. –
- Entonces… ¿Sugerencias para tratar de matar a Edward? – Preguntó
- ¿Por qué lo matarías a él?
- Porque él mató a James
- Técnicamente fueron Jasper y Alice, pero me prometiste que no le harías nada a Jasper
- ¿Sigues enamorada de él?
- No, pero eso no quiere decir que lo quiera muerto, los demás me dan igual, pero nada de hacerle daño a Jasper o Emmett, Victoria. – Dije apuntándola con el cuchillo mientras me preparaba un sándwich
- Si eso es lo que quieres… ¿Y bien entonces, que hago?
- Mata a Isabella, compañero por compañero ¿no? Aunque Isabella solo es su tua cantante, no es su compañera, pero Edward esta encaprichado con ella así que le dolería su muerte.
- No puedo hacer eso, siempre esta protegida por los demás Cullen. – nos quedamos en silencio un momento hasta que se me ocurrió una idea.
- Sola, no podrías hacerlo sola, pero si tienes un clan eso se solucionaría
- ¿Y de donde quieres que consiga todo un clan que me ayude en esto?
- Eso ya te lo dejo a ti, pero eso sí. – Dije soltando una risa nerviosa, ella me matará en cuanto se entere. - Puede que en un arranque de cólera le haya dicho a Jasper que me visitabas, también puede que haya sugerido que querías matar a Isabella. - solté separándome más de ella.
- ¡Fantástico!!- siseso
- Oye, lo siento no fue mi intensión, pero como compensación puedo decirte algunas cositas… Tienes que hacer que los lobos no se involucren en esto, provoca que haya una pelea entre ambos bandos porque de lo contrario puede que se unan para matarte, otra cosa que tienes que hacer es evitar tomar decisiones…- solté un suspiro- Es obvio que Jasper ya le informó a su familia, además de que Emmett y Rosalie estaban en la misma aula así que estarán vigilando tus decisiones a partir de ahora, deja que otra sea la persona que decida lo que se hará. – ella solo asintió y se dirigió a la puerta. – Victoria – la llamé, ella volteo a verme. – Cuídate por favor.
- Podría darte la inmortalidad, lo sabes, ¿verdad?
- Sí, no es la primera vez que me la ofreces… Pero Tory yo no soy Isabella, no quiero ser un vampiro y ver morir a la única persona que me importa, mi tío, no podría hacerle eso a él después de todo lo que sacrificó por mí. - Dije acercándome a ella. - Agradezco todo lo que has hecho por mí, y sé que probablemente esta sea la última vez que me visites. – Dije tomándola de las manos. – Cuídate mucho ¿sí? Y mándame al menos una señal de vez en cuando para saber que estas viva…- Dije soltándole las manos porque sé que no le gusta el contacto físico, ella solo me miro para después abrazarme darme un beso en la frente y marcharse. – No mueras por favor. – Dije mirando a la nada mientras unas lágrimas corrían por mis mejillas.