Como siempre llegando tarde, supuestamente me levanté antes porque ya no tenía a Jason para prepararme el desayuno, pero me dediqué a estar echada en mi cama pensando en que fue muy injusto que mataran a Derek en la película de Teen Wolf. Para cuando llegué al instituto ya había perdido la primera clase y estaba apunto de perder la segunda. Entre al salón segundos antes de que sonará la campana para entrar a la clase de matemáticas, la cual odio. Para mi buena o mala suerte hoy los Cullen no estaban ya que, hacia sol uno de los pocos días en los que existe el buen clima.
***
- Señorita Diggory – Llamaron desde la puerta de mi ultima clase – Le puede informar a su tío por favor que mañana tiene una reunión importante que no se puede reprogramar para un día más.
- ¿Cómo?
- Sí, pidió el día de hoy
- Él me dijo que tenía que viajar urgentemente porque ustedes lo habían enviado. – Ella solo me miró extrañada
- No, señorita, él mencionó que solo el día de hoy faltaría.
- Que extraño, pero está bien trataré de llamarlo… - Mencioné despidiendome y yendo rumbo al estacionamiento para irme a mi casa.
Al llegar vi oficiales de policía afuera… Ay no, no cerré bien la puerta y ya nos robaron, Jason me va a matar la casa solo duró unas cuantas horas…
- Oficial Swan. – Saludé después de bajar del auto. - Me robaron, ¿verdad? Mi tío me va a matar, dígame por favor que atraparon a los ladrones. – Supliqué, antes de que él pudiera responder Carlisle Cullen salió la puerta. - ¿Qué fue lo que pasó? – pregunté, el Dr. Cullen se me acercó, y me llevó a un lado. - ¿Qué fue lo que pasó? Porque nadie me dice nada. –
- Tienes que ser fuerte Lara. – Dijo sujetando mis hombros.
- ¿Qué? ¿Por qué? – Pregunté – ¿Qué fue lo que pa…- no pude terminar de responder porque de la puerta de mi casa salían unos señores vestidos de blanco con un cuerpo metido en una bolsa negra? – No, no, no ¿en donde esta Jason? – Pregunté, mas nadie me respondía. – Carlisle ¿en dónde está mi tío? – empuje a Carlisle y me acerqué a aquella bolsa, el jefe Swan permitió que me pudiera acercar, con las manos temblorosas abrir el cierre. – ¡NO, NO, ¡NO… JASON!!! – Grité. – No, déjame. – Pataleé cuando intentaron alejarme de él, me volví a acercar para poderlo despertar, solo está dormido, no puede estar muerto, él no me dejaría, no puede dejarme…
- Lara. – Llamaron. – Ven cariño. – me volvieron alejar de él… después de eso todo se nubló
***
- Lara, tienes que comer algo. – Dijeron… Pero no tenía hambre, no quería comer, no quería dormir sentía que era mi culpa, él se estaba despidiendo y yo no lo sabía ¿pude haber dicho algo para que no lo hiciera? ¿Sería diferente si tan solo me hubiese dado cuenta que él seguía en la casa? El doctor Cullen dijo que fue suicidio, pero no puedo creer que alguien tan vital como él hubiera cometido eso, nunca lo vi triste, nunca vi nada… ¿Fue mi culpa? ¿Si no se hubiera hecho cargo de mí habría hecho alguna diferencia?
- No fue tu culpa. – Edward se asomó desde el marco de la puerta. – Deja de pensar en eso, nada hubiera cambiado su decisión. – Su decisión pensé. – Sabes que no funciona así. – Lo sé respondí. – Ellos no querían dártelo, al menos no tan pronto, pero creo que es justo que lo tengas. – Voltee a verlo y ver qué es lo tenía, una carta. – Lo encontraron en la mesa de noche, tiene tu nombre. – Me dejo la carta y se fue… Después de todo lo que pasó, los Cullen me ofrecieron ayuda y el jefe Swan pensó que estaría mejor con la familia de mi novio, claro él no sabe que Jasper y yo terminamos hace un tiempo… Miré la carta en mis manos, no sabía si es que quería leerla, quizás me culpa de todo, quizá haya una explicación del porque me dejo sola, de porque hizo lo que hizo. Me limpié las lágrimas, y abrí la carta.
Hola Mariposita:
Sé que es posible que ahora te estés culpando, nada de lo que hice es culpa tuya, todo lo contrario, fuiste la razón por la que mucho tiempo me dio fuerza para seguir adelante. Tu madre te habló muchas veces porque tu tío era diferente al resto, también sé que te explicó porque tus abuelos no me aceptaban… durante mucho tiempo me hicieron a un lado, hasta antes de morir no quisieron verme, solo porque no amé a alguien a quien tenía que haber amado por ser “hombre”, tus padres siempre estuvieron ahí para mí, pero dentro de mí todavía estaba ese pequeño niño que quería que sus padres aceptaran, pero nunca lo hicieron.
La primera vez que lo intenté fue poco antes de que nacieras, tu padre me encontró, recuerdo que se sentó junto a mí me dejó llorar con él, me abrazó y me dijo que no importaba a quién amaba, que amor era amor, y que si mis padres no podían entenderlo no importaba porque siempre los tendría a ellos, y tendría a mi pequeña sobrina que me amaría sin importarle nada ni a quien le daba, palabras de tu padre no mías.
La segunda vez que lo intenté, fue cuando tenías 3 meses de nacida, tus padres habían salido y me dejaron contigo… Vi el frasco de pastillas antidepresivas e iba a tomármelas todas, pero justo en ese momento lloraste, me acerqué a tu cuna y de tan solo verme dejaste de llorar, me tendiste tus brazos y empezaste a reír… Nunca hasta ese momento me había sentido tan feliz, tú me hiciste feliz.
Después de eso no lo volví a intentar, hasta que lo conocí… Alonso fue un soplo de viento fresco que vino a completar mi mundo, todo se complementó con él, pasamos meses hermosos juntos hasta que de un día para otro el terminó conmigo, sin ninguna explicación… solo desapareció, y esa fue la tercera vez que lo intenté, pero otra vez una llamada fue lo que me interrumpió… Una llamada que cambió mi vida, la llamada del asesinato de tus padres, me dijeron que mi pequeña sobrina estaba en el hospital y que solo lloraba por su tío con Jason, entonces me salvaste la vida por segunda vez sin saberlo.