Me encontraba en el cuarto de Jason como toda la semana, pensando, analizando en cómo no me di cuenta de que algo iba mal… ¿soy tan egoísta que solo me preocupaba por mí, y no en la persona que lo dio todo por mí?
- Ya es hora, cielo. – Dijeron desde la puerta, no estaba preparada para decirle adiós a la persona que es todo para mí, al darme vuelta vi que Charlie Swan esperaba una respuesta de mi parte.
- No estoy lista. – Respondí, quizá nunca lo este
- Lo entiendo cariño, pero tienes que decirle adiós y despedirte. – Dijo acercándose y sentándose en la cama. – Te daré unos minutos para que te arregles. – Dijo dándome un beso en la frente.
Me levanté con pesar directo hacia mi cuarto, al entrar me coloqué un sencillo vestido negro, solo cepillé mi cabello y bajé para ver a todos los presentes en el velorio. La carrosa fúnebre estaba esperando indicaciones para llevarnos al cementerio, al bajar todos me quedaron mirando y se acercaron a darme el pésame, desde que empezó el velorio no bajé no quería recordar a Jason dentro de un pedazo de madera… El jefe Swan se encargó de todo, porque los Cullen estaban demasiado ocupados protegiendo a Isabella ya que Victoria estaba por acá… No sé si para verme o para matar a Isabella.
Un día después de leer la carta, los Cullen pensaron que estaría mejor en mi casa, no querían involucrarme ni que Victoria me viera en su casa o con ellos, para que yo no fuera un daño colateral más de la vampira vengativa, estúpida escusa cuando ellos saben perfectamente que oportunidades hubo muchas para que ella pudiera matarme, pero no lo hizo… Claro después escuché hablar a Charlie que darían una fiesta en casa de los Cullen por la graduación.
Después de eso, me encerré y no salí, Charlie se hizo cargo de todo, el velorio, y ahora el entierro que es a donde nos dirigimos… Emmett y Jasper vinieron a buscarme, pero el jefe Swan no los dejó pasar, tampoco quería verlos, no quería ver a nadie, no quería nada.
Rumbo al cementerio lo único que quería es ver su sonrisa otra vez, que me dijera que todo estaba bien, y que tenía que aprender a cocinar mejor sino quería morir de hambre cuando estuviera en la universidad. Al llegar todos bajamos, y nos dirigimos hacía el lugar en donde lo enterraríamos, al lado de mis padres. El sacerdote empezó con las palabras que siempre dicen, que fue una gran persona, que lo extrañaremos, que cumplió su lugar en la tierra… pero no, él tenía mucho que vivir, nadie lo conoció lo suficiente para hablar de él… Nadie sabía lo difícil que era levantarlo los fines de semana, lo mal que le salían los panqueques, las horribles coletas que hacía, y que era la persona con menos paciencia que pude haber conocido… Y que fue mi padre desde que los míos murieron, que dio mucho por mí, que en lugar de salir a fiestas como chicos de su edad él se quedaba en casa viendo la princesa y la plebeya, jugaba al príncipe y se comía todo lo que preparaba cuando jugamos a la cocinita.
- Es hora de decirle adiós a quien en vida fue Jason Diggory, gran hombre y padre. – Dijo el cura. Al ver el ataúd poco a poco creo que se hizo mas real, nunca lo volvería a ver.
- No, no, no… Espera por favor espera. – Dije intentado acercarme a él, pero no me dejaron, caí de rodillas gritando y llorando que no me alejaran de mi papá. El jefe Swan le levanto y me acercó a él mientras yo no dejaba de llorar, cuando todo el mundo se fue a seguir con su vida yo me quedé ahí porque parte de la mía, gran parte, había sido enterrada con él… Me había quedado sola.
- Tenemos que irnos linda. – Dijo Charlie
- Solo un momento, quiero un momento con él. – Él asintió y me dejó. – A solas. – Agregué, algo reticente se fue.
- Esperaré en el carro. – Dijo alejándose
Me acerqué a la lapida que en su epitafio decir “Viví una gran vida… Voltea estoy detrás de ti” ojalá lo estuvieras Jason… Me arrodille para tocar ese pedazo de cemento…
- Si me vieras ahora te burlarías de mí, estoy con los ojos hinchados de tanto llorar… Siempre decías que me vía horrible llorando, pero ahora no puedo dejar de hacerlo porque ya no hay nadie que me diga eso y yo olvide porque lloraba para después corretearte por toda la casa para golpearte por haberme dicho fea… Leí la carta, decías que me amabas… Pero si me amabas ¿por qué me dejaste? Siento que estoy en una pesadilla, que pronto despertaré y tú estarás ahí para quejarte de lo muy salado que hago las tortillas… - Intenté dejar de llorar, pero no podía tenia ese nudo incrustado ahí y no pasaba con nada. – No sé si podré superarlo Jason, lo único que siento ahora es dolor, dolor y odio… Y sí te odio porque me dejaste sola, me abandonaste… Jasper, los Cullen no son como tú pensabas me dejaron sola cuando mas los necesitaba y también los odios, odio a todo el mundo… Te odio. – lloré. - ¡¡¿Por qué me dejaste?!! – Grité. - ¿Por qué? – Susurré, pero nadie respondió, nadie nunca lo haría.
Me levanté, limpié mis lágrimas, y fingí una sonrisa… - Adiós Jason. – Me despedí, era un adiós, no volvería, es hora de pensar en mí… Todos pagarán, ellos lo harán. Me acerqué al auto del jefe Swan, me subí. – No quiero hablar ahora Sr. Swan, solo quiero dormir, fue un día largo. – él no respondió, solo encendió el auto y partió rumbo hacia mi casa.
***
Un mes había pasado desde ese día, un mes lleno de planes y decisiones tomadas cerca del área de los lobos porque, aunque Alice no estuviera pendiente de mis decisiones nunca se sabía… Me acerqué a la pequeña cafetería en la que decidimos encontrarnos.
- Buenos días, ¿Qué desea ordenar? – Preguntaron en cuanto llegué
- Un cappuccino, por favor. – Pedí
- En seguida. – Después de eso se retiró, pocos minutos después de que me entregaran mi pedido ella apareció.
- Lara. – Saludó
- Verónica. – Respondí
- ¿Y bien? ¿Para qué me citaste?