Lara

CAPITULO 15

- Pero entonces, ¿las tuas cantantes y las compañeras no son iguales? – Preguntó confundida Samantha después de todo lo que Lara le había explicado referente a eso. Los tres vampiros se dirigían hacían rumbo a Forks, decidieron que lo mejor era hacer el viaje a pie ya que no querían llamar la atención en el aeropuerto ambos desconfiaban del autocontrol de la chica.

- No, no son lo mismo. Como ya te expliqué, las tuas cantantes son como una droga para el vampiro, su sangre es el manjar mas exquisito que hayan olido nunca, un vampiro puede tener varias tuas cantantes a lo largo de su vida, aunque pocas veces pasa que uno se encuentre a su tua. Por otro lado, la compañera eterna o alma gemela es la persona que te acompañará por el resto de tu inmortal vida, el sentimiento de amor y deseo nunca desaparecerá. – Expresó Lara mirando a Jasper que se encontraba que se encontraba metros más adelante tratando de ubicarse. – Por mucho que lo intentes… Esa persona te acompañara para toda la vida.

- Es Jasper, ¿verdad?

- Lo es, él es mi compañero eterno. – Dijo mirando aun al rubio. – Algo idiota, pero estoy agradecida que sea él y no alguien peor. – Dijo esta vez mirando a Samantha. – Como el tuyo, por ejemplo. – Agregó.

- ¿Cómo es él? – Preguntó curiosa

- Lo único bueno que tiene es que es guapo. – Lara enredó su brazo con Samantha para continuar el recorrido después de una señal de Jasper. – Edward, que es su nombre, es… en pocas palabras el hombre más estúpido que he conocido. – Dijo mirándola de reojo. – Pero antes de eso fue mi mejor amigo, lo compartí todo con él desde el momento en que se mudaron a Forks. – Dijo recordando con una sonrisa todos esos momentos compartidos que tuvieron antes de que Isabella Swan apareciera en la vida de todos. – Da buenos consejos, aunque es pésimo para tomarlos. ¿Quieres que te cuente como lo conocí? – Preguntó una emocionada Lara.

- Sí. – Samantha no podía decir que no al ver la cara emocionada de la pelinegra.

- Muchas veces cuando alguien es castigado lo mandan a instruir a los nuevos alumnos, ya sabes direcciones, en donde esta cada salón, etc. Le había faltado el respeto a un profesor. – Contó Lara, ella no le veía faltar el respeto decirle “estúpido, seguro no le dieron anoche” al profesor de Aritmética porque él antes había dicho que ella no llegaría muy lejos en la vida. - entonces me mandaron a dar la bienvenida a los nuevos alumnos, obviamente no quería hacerlo así que hice una pequeña travesura. – Dijo recordando lo que pasó después de eso. – Después de terminar de mostrarle los salones y todo el instituto a todos los de nuevo ingreso, estaba por irme a mi salón, un nuevo alumno ingresó llamándome por mi nombre, diciendo que de la dirección lo mandaban para que le dé el recorrido, disculpándose por su tardanza.

- ¿Ese era Edward? – Preguntó Samantha.

- No, Edward en ese momento ya no era un alumno nuevo, pero todos sabían que los Cullen no hablaban con nadie ni se juntaban con nadie que no fueran ellos. El caso es que estaba cansada de recorrer cada centímetro del instituto, y para mi buena suerte justo Edward, esta vez sí, estaba en su casillero así que le dije al muchacho que estaba frente a mí que yo no podría darle el recorrido porque tenía examen pero que mi compañero con mucho gusto podría hacerlo. – Siguió con su relato, todavía con una sonrisa al recordar el rostro de Edward cuando ese muchacho se le acercó. – Le señalé a Edward y me escondí, ese chico se acercó a él y su rostro, oh esa expresión nunca la voy a olvidar. – Dijo soltando una carcajada. – El punto es que Edward pudo verme, y después de eso me hizo la vida imposible con bromas absurdas, bromas que obviamente devolvía, el punto máximo fue cuando mancho de pintura un libro que en ese entonces amaba y que me había costado mucho conseguirlo. – Dijo Lara al volver a sentir las mismas emociones que sintió en aquel entonces. – Yo solo mire hacía la esquina en donde estaba Edward con una sonrisa burlona, una que se fue desvaneciendo al momento, supongo yo, de leer mente… Al pasar eso yo detuve las bromas, no tenía ánimos de ni siquiera vengarme. Estaba en la azotea del instituto, era un sitio que iba a relajarme, poco después de llegar Edward llegó, se sentó al lado de mí, pidió disculpas por haberse excedido…- Lara expresó con lagrimas en los ojos. – Él me regalo la primera edición de ese libro, y con la firma de la escritora.

- ¿Desde ahí son amigos?

- Se podría decir que sí, yo también le pedí disculpas por las bromas y lo del muchacho de primer año. – Contó. – Me preguntó si podía contarle sobre el libro. – Dijo la muchacha riéndose.

- ¿De que era el libro? – Pregunto Samantha curiosa del porque a Lara se le hacía tan divertida esa anécdota.

- De vampiros. – Dijo riendo. – El titulo es “La sanguijuela de mi niña” a lo lejos escucharon la risa de Jasper, quién a pedido de su novia había leído también el libro.

Pasaron todo ese tiempo hablando y riendo entre los tres, conociéndose más a profundidad. Lara contándole todo lo que había pasado en ese misterioso pueblo desde que el problema con patas se había mudado a Forks, también le informaba acerca del tratado, de los metamorfos.

Samatha también fue informada de la boda de Edward e Isabella, ella aun no sabía cómo reaccionar a esta ultima noticia, se suponía que su pareja eterna tenia que haberla esperado, tenia que haberla buscado para estar juntos por siempre, como Lara y Jasper, pero mientras más Lara le contaba de Edward ella se decepcionaba de la pareja que le tocó.

Como alguien que había querido tanto a una persona, eso si es que en algún momento la quiso, pero por lo que dijo Jasper, Edward veía en Lara a una pequeña hermana… Entonces Samantha no podía entender cómo fue posible que él la dejara morir, aún más dañar de ese modo a su hermano, quién estaba arriesgando su vida por la “pareja” de él.




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