Recuerdo que duramos unos minutos batallando por la caja hasta que me la quito y corrió por la playa con esta, a pesar de ser un ladrón y ser algo irritante Jayr era mi mejor amigo, él y su padre eran las únicas personas, además de mi madre y de mis maestros, con la que tenía comunicación, además de ellos, ningún aldeano, guardia, gnomo o creatura mágica en me dirigía la palabra.
Corrimos por unas horas y para cuando nos dimos cuenta estábamos dentro del bosque, asustados y sin saber a dónde ir. Habíamos terminado en el peor lugar imaginable, ese bosque que todos en el pueblo temen, en el que dicen que habita un monstruo aún peor que los humanos. ¿Cuándo nos percatamos que estábamos perdidos? Pues cuando comenzamos a ver la niebla frente a nuestras narices, estábamos en medio del bosque sin saber a dónde ir y qué hacer, y bueno, éramos niños, a nuestra mente llegaban montones de miedos.
—Jayr… t-tengo miedo...—tartamudee mirando alrededor. La escena era terrorífica, más porque no se podía ver casi nada por la niebla, eso ponía de los nervios a cualquiera.
—T-tranquila...—dijo Jayr con un temblor en la voz. —Tengo todo bajo control —Trato de consolarme sin éxito. Sus labios temblaban y su voz se escuchaba en un tono muy fino, nunca lo había visto en ese estado, era el típico niño que pasaba meses en el agua y que no le tenía miedo a nada, ni siquiera a mi madre, éramos dos pequeñines asustados a punto de llorar por nuestras madres cuando comenzamos a culparnos mutuamente, era algo que hacíamos con frecuencia, pero en esta situación lo hicimos para votar la tensión un poco, o eso creo.
—¡Si no tomaras mis cosas no estaríamos así! ¡Cuando mi mama se entere te va a pelear como nunca! —dije mientras nos adentrábamos más en la espesura del bosque.
—¡¡¡Ya deja de gritar!!! ¡¡¡te dije que tengo todo bajo control!! — me dijo Jayr con una sonrisa nerviosa mientras caminábamos.
Estaba segura de que estábamos perdidos y que pasaríamos toda la noche intentando volver a casa. Pero en ese momento vimos una luz azul asomarse entre la niebla, era como animal, pero era difícil de apreciar. Solo sé que su luz era familiar, como si fuera algo que ya había visto anteriormente.
—¡¿Es un lobo estelar?! —Dijo Jayr sorprendido.
—¿Lobo estelar...? ¡Sabía que conocía esa luz! —sonreí confiada. —aunque son muy territoriales, deberíamos alejarnos Jayr — le dije a este mirándolo mientras este miraba con anhelo al pequeño lobo.
He leído mucho sobre ellos, aunque hay poca información de sus inicios, los lobos estelares son una especie única en nuestra isla, estaban aquí antes de que nosotros llegáramos y salen en la noche al pueblo, cuentan los aldeanos que suben a los techos de las casas a capturar estrellas, por eso su cuerpo está lleno de estas, son unos lobos de color azul como la noche con puntos como estrellas que rodean su cuerpo, mientras más estrellas tienen más brillo producen es un hermoso espectáculo a la vista. En ese momento el lobo comenzó a caminar y adentrarse más al corazón del bosque, perdiéndose en la niebla. Y como seguro sé que lo están pensando, así mismo paso, Jayr como niño al fin, lo siguió.
—¡¿Qué crees que haces?! — Murmure sorprendida al verlo caminar.
—¡¡Sshh.!! — mando a callarme mientras caminaba tras el lobo.
—No es una buena idea molestarlos Jayr, ¡son creaturas muy territoriales...! — dije siguiéndolo preocupada, estaba segura de que, si Jayr lo intentaba tocar, el lobo iba a reaccionar de manera agresiva y atacarnos, pero hablar con Jayr es igual que hablar con una gran pared.
—Ya lo tengo…— murmuro Jayr mientras se acercaba más al lobo y sacaba una navaja de su bolsillo.
El lobo se detuvo al escuchar su voz y giro con delicadeza su cabeza hacia nosotros, nunca había visto uno desde tan cerca... sus ojos eran como dos enormes puntos negros que parecían botones, y su pelaje se veía tan suave y terso como una nube, su color tan oscuro y tenue se perdían entre la niebla y la oscuridad del bosque... pero sus estrellas le daban una luz que lo delataba. Al notarnos el pequeño lobo nos miro fijamente a los ojos, y salió corriendo entre el bosque, Jayr no pudo esperar ni un segundo y salió tras él, no quería quedarme sola parada en medio de la nada así que lo seguí al acto, mientras corríamos el lobo se desvaneció en la nada frente a una especie de cueva creada con los árboles, la cueva era parte de un gran árbol, se podía notar lo enorme que podía ser desde afuera, su interior no se veía desde la entrada, por mucho que te acercaras, las múltiples lianas no dejaban que pudieras husmear desde lejos, tenías que acertarte. Sin pensarlo mucho Jayr me tomo de la mano y se dirigió a entrar con migo a la cueva con firmeza, siquiera cruzamos la apertura y todo en la cueva se encendió con unas especies de luciérnagas decoradas en las paredes, que al vernos entrar automáticamente encendieron sus colores dejando ver con claridad la cueva, por dentro parecía más pequeña de lo que pensamos, tenía una cama hecha de hojas y muchas flores alrededor , una pequeña fogata apagada, un enorme árbol en medio con varios frutos y varias cosas mas que era parte de esta y adornaba dicho lugar.
La pequeña cueva estaba decorada con lianas y flores al alrededor, en el piso se podía ver la pequeña cama hecha con hojas estaba definida con flores que le daban forma de un pequeño rectángulo en el suelo, y en esta camita dormía una pequeña ardilla, las lianas sostenían las hermosas luciérnagas que colgaban desde las ramas del árbol del centro de la cueva y se esparcían por toda la cueva, en un pequeño tronco se podían apreciar varias frutas y frascos de líquidos con diversos colores, sinceramente, lo que más me llamo la atención en ese momento, era que en una esquina se podía ver unas ramas ya quemadas reunidas que formaron parte de la fogata ya extinta recientemente, de esta salían pequeñas líneas de humo que subían hasta el techo de dicha cueva. Ya que las brasas del fuego aún estaban calientes era indicio de que el habitante del lugar estaba cerca y dudo mucho que las ardillas pudieran encender una fogata.