Las 10 Vidas de Lyrenelle Stardrop

Epílogo

El Último Recuerdo de Lyrenelle

—Porque incluso entre mil vidas… el alma recuerda a quién fue—

Lyrenelle Stardrop abrió los ojos por última vez.

Pero no estaba en el cielo de las hadas,

ni en el bosque eterno de los elfos,

ni en el abismo de las sirenas,

ni entre cenizas de fénix ni tronos olvidados.

Estaba en el vacío.

El lugar entre todas las vidas.

Donde no existe el tiempo, ni la muerte, ni el renacer.

Solo el eco de lo que fue.

Frente a ella flotaban fragmentos, como espejos flotantes.

Cada uno mostraba un rostro.

Una historia.

Un amor.

Un dolor.

La vio a ella misma como hada de luz, danzando entre flores que hablaban.

Como elfa guerrera, protegiendo secretos del bosque.

Como vampira solitaria, bebiendo lágrimas en lugar de sangre.

Como sirena de ojos rotos, cantando a las corrientes.

Como fénix, ardiendo para sanar.

Como diosa olvidada, llorando su nombre

Como bruja, quebrada y renacida

Como centinela de las estrellas.

Como hija del Inframundo.

Como híbrida prohibida.

Como todas.

Como una sola.

Lyrenelle dio un paso.

Y todas las versiones de sí misma la miraron.

—¿Quién soy ahora? —susurró.

Una voz suave, como el viento que había sentido al nacer por primera vez, respondió:

—Eres todas y ninguna. Eres el alma que amó en cada vida, que luchó, que cayó, que creyó.

Las versiones se unieron, una a una, envolviéndola con su luz, su oscuridad, su poder, su dolor.

Lyrenelle no era un hada, ni una elfa, ni una diosa caída.

Era el hilo que unía cada destino.

El corazón que seguía latiendo, aún cuando todo parecía perdido.

—¿Esto es el final? —preguntó.

—No —respondió la misma voz, ahora dentro de ella—.

Esto es el verdadero comienzo.

Una puerta se abrió.

No tenía forma, ni color, ni lógica.

Pero su alma la reconoció.

Porque cuando un alma tan antigua por fin se encuentra a sí misma…Porque cuando un alma tan antigua por fin se encuentra a sí misma…Era el lugar donde el alma descansa.

Donde todas sus versiones por fin podrían abrazarse, reír, llorar, perdonarse…

y esperar la próxima chispa que les pida volver a soñar.

Lyrenelle sonrió.

No tenía alas.

No tenía corona.

No tenía heridas.

Solo paz.

Porque cuando un alma tan antigua por fin se encuentra a sí misma…

hasta las estrellas se inclinan para decir adiós.



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En el texto hay: fantacia, criaturasmagicas, multiverso magico

Editado: 21.05.2025

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