Poema:
Desde aquel día, no lo olvidé: la noche, ese momento, ese
segundo tan especial en el que miré al cielo azulado,
asumiendo lo especial.
De caer a deslizar esa rosa, tan azul e ideal para mí, que
acarició mi rostro, de un rosal al rocío de mi mano.
Asumía lo imposible.
Era la entrada de la primavera, después de la cadena
arenosa, enero y febrero; el más esperado: el
desvanecimiento del ardor y el florecimiento del amor.
Marzo y abril:
época de dominación. En el primer mes, era una
celebración, y en el segundo, una abominación y el fin de
la estación. Así con todos los tiempos.
—Spring season
Earis, con poesía en mente y un olvido que jamás
recordaría, entre los escenarios, traspasó la realidad
como si el verano no existiera, pero un día se tendría que
dar cuenta.
Tan de pronto... "Andando; caminando por el destino de
mi hogar.
Me topo con una piedra de tamaño mediano, rocosa,
entre cristales relucientes, lilas y rosados color pasteles.
No me permite pasar al otro lado del camino; intentó
empujar, pero ni siquiera se mueve un centímetro, hasta
que pongo mi mano, con mi palma extendida, como si
fuera magia de la naturaleza. De inmediato, se abre con
el crujido de esa gran roca, se expande, y veo esa rosa
azul brillando en dorado, rodeada de pequeños brillitos
que flotan como polvo encantado, y no dudo en tomarla.
Cuando salgo, la piedra vuelve a cerrarse y después solo
se desvanece de mi vista lentamente. Confundida, sigo
mi camino; me doy cuenta de que la rosa sigue en mi
mano. Pienso que aluciné también eso, pero la rosa sí es
real.
¿Pues sí lo es, o porque sigue aquí?
Cuando llegó a mi casa, mi destino, pasando por la
estación—Spring season— para llegar a mi hogar, caminó
un rato, viendo los árboles verdes traspasar mi vista; al
fin llegó a mi hogar, en el jardín de un edén.
Así lo llamo yo.
Abrí las puertas de mi casa; a los lados hay dos plantas de
agave altas y blandas, mi puerta negra y placa plateada.
Entró por mi camino empedrado y rústico.
En mi patio adelante, entre el césped y la tierra lisa, hay
una hamaca blanca que la sostiene una palmera. Cuando
la veo, decido ir hacia ella; me acerco y me siento en mi
hamaca; parece que comienzo a quedarme dormida.
En un rato, dormida, tuve un sueño extraño que casi no
recordaba; solo lo dejé pasar y volví a dormir. Mis
párpados se abrían y cerraban lentamente, como si lo
hicieran cuando querían.
Despierta otra vez, me di cuenta de que la rosa podría
marchitarse rápido si no le daba amor o un poco de agua.
Hice lo que debía, cuidar la rosa, ... y volví simplemente a
dormir; tuve otra vez el mismísimo sueño; esta vez
recordaba todo con claridad.
Recuerdo que estaba en un lugar tan blanco, que parecía
que estaba dentro de una hoja de papel. Vi cómo, entre
más caminaba, se iba formando mi sueño poco a poco,
pedazos de hojas negras, construyendo mi sueño.
Se volvió todo un color negro entre azul, una aurora y
destellos blancos; no había nada, estaba sola, ni una
persona a mi alrededor, hasta que me di cuenta de que
estaba soñando. No sé cómo obtuve la conciencia; sentía
que el sueño no tenía mucho sentido: podría pronto
despertar. Mis pensamientos podía escucharlos con eco.
"flush" mi sueño se volvió totalmente oscuro. Un foco
fundido, que suena, en un instante en un sueño, ¿no,?
Prendió la luz en mi sueño, lugar blanco, y esta vez vi una
roca más pequeña que recargaba con un recipiente,
frasco cristalino y bordes dorados, con una rosa adentro;
tenía brillos mágicos y un rosal azul. Me sorprendí,
agarré el recipiente que brillaba con esa rosa; en cuanto
tomé el recipiente, despierto, sí, así como lo que sucedió
antes, solo que esta vez en un sueño. “¿Raro, no?”
Ya despierta, veo el jarrón de la rosa derramando en el
suelo.
“Seguro la tiré mientras dormía, ya que dormí cerca de la
rosa.”
“Debo recoger el jarrón.”
—Mmm, me parec-, —¿¡Que a esta rosa se le ha caído un
pétalo!?
Vuelvo a poner en su sitio el jarrón que cayó al suelo,
entre el césped mojado, con los pies entrelazados en el
césped, con los pies húmedos del agua esparcida.
Sujetó el jarrón café de cerámica con la rosa, en mis
manos, para colocarlo en un buró blanco que estaba
cerca de mi hamaca.
“Uno de patio claro.”
Entró a casa a preparar mi desayuno del día.
Me pongo a comer cereal de colores, reflexiono sobre lo
que había soñado, quedando un poco ida.
—No sé por qué lo siento tan importante.
“Solo fue un sueño”.
—Para estar pensando —mi voz salió chillonamente.
—¿Esto? —susurró con rabia—. Alzó y dejó caer mi palma
sobre la mesa, sin ver que mi mano se derrumbó por
accidente en mi desayuno.
Ahora, la leche se salpicó, y mi mano quedó entre la
leche de los cereales. Saqué mi mano y la sacudí.
Pero quedó pegajosa, y ahora toca limpiar esto.
“En mi mente, no es la primera vez que me pasa esto, no
tiene sentido.” Entonces recuerdo lo inútil que me siento
cada vez que soñaba en mi mente. “Creo que dormir
mucho me afecta, ya me siento tan agotada.”
Durante el día no pasó nada emocionante, sólo lo
cotidiano.
Y mi rutina de siempre: llegó la hora de dormir, y al día
siguiente…