No hace mucho que llegué a mi casa después de haber tomado el taxi, ya marcan las diez de la noche.
Estando dentro de mi casa, en mi cuarto; paredes blancas, que al entrar alumbran mi vista, un ropero de madera anaranjado, sedoso y un estante de libros, que ocupaba la mayoría de mi espacio.
Pero a mi me hacía feliz leer, y eso era mejor que tener un cuarto grande sin libros.
Y una luz baja amarilla que acomodaba el ambiente de una manera reconfortante.
Me acosté en cama, sobre mi cobija rosada, suave acolchada y la noche resplandecía por mi ventana.
Con mi libro en manos; empezaba a observar el libro que yo misma compre, me había costado 250 charts. Vi el contenido de la portada;
Y me puse a soñar un poco en qué significaba: Una chica sentada sobre la rama alta de un árbol, con su mano apoyada en el rostro, una burbuja de nuevecita, que provenía de sus pensamientos; ¿Qué hay en nuestra mente? Y el título entre rayitas, colores pasteles azul rosa y amarillo: La llamada del tiempo.
Apague el foco de mi cuarto, puse la lámpara del estante café, a un nivel de luz más baja, para poder leer un rato o al menos una página, antes de poder dormir.
CAP 1.
La mente es difícil de entender, acaso no reflexiona que en su mente hay muchas cosas y todo pasa al mismo tiempo pues…
Aeris empezó a quedarse dormida, después de haber leído casi media hora.
Al lado de su ventana,el sonido del grillo, empezaba a inundar la habitación en el silencio y el armónico sonido que aquel grillo cantaba, cuando nadie lo escuchaba.
A la mañana siguiente, me desperté con entusiasmo y estiré los brazos a cada costado. Sentada en la orilla de mi cama, vi mis sandalias verdes como el diseño de una planta de jiboia, además de ser artesanales, estaban en un estado acomodado:perfecto para colocar mis pies, al bajar siempre lo hago antes de dormir, una forma de ser perfeccionista, eran duras visiblemente y cómodos por el interior.
Me dirigí hacia la cocina a comer un bocado, y alistar mis cosas en mi mochila para poder ir a los lugares que iría. Antes de la hora de irme, escribí en mi libreta, lo que tenía que hacer; mis cosas pendientes más importantes.
—Leer un poco
— Ir a terapia
—Ir a la pijamada en la localidad, <<my friends>>
Que me invitaron….
Pediré un taxi de nuevo. Me gustaría tener algo con qué transportarme a otro lugar.
Será que mi poder elemental del aire, podrá ayudarme en esas cosas.
—Creo que así estaré, todo esté tiempo—susurre, fatigada.
El huber había llegado y tenía que ir a la cita con el psiquiatra.
—¿A dónde se dirige?—El huber habló
<<Ahora sabrá que estoy loca>>
—¡A el psicólogo, en zona centro!
—Está bien, serán 40 charts—dijo con voz rasposa y voz de hombre grave.
—Tenga—alzó el brazo para dar los cuarenta charts.
Yo ví por la ventana, como aún era muy temprano, era algo oscuro allá afuera, en un momento empiezan a caer gotas sobre la ventana, y miró a través de las gotas, las luces de los faros, luces rojas, que borronean mi vista.
Y sobre todo, con mi cachete apoyado en la ventana sentía el fresco empeñado en mi mejilla, humedecida por el frío, una sensación agradable pero fría.
llegue y abrí la puerta despacio, sintiendo la brisa bajo mis pies, baje del auto sintiendo el fresco y el calor alejándose al bajar del auto. Y el aire ligero pero fresco, que venía hacia mí; el clima se absorbía en mi piel, y olí el aroma de la lluvia, que desprende el olor a tierra mojada.
—Gracias—dije yo, sin nada más que decir, cerrando la puerta.
Camine unos pasos, y vi cómo el taxi se alejó de mí, llegué a la puerta blanca y transparente del psiquiatra y la abrí , la manilla, con una etiqueta que decía "empuje".
Me siento en un asiento blanco, con pozos cuadrados.
Está dura, y además es de metal.
Esperé mi turno mientras pasarón la lista.
Adry
Seols
Maer..
Pasó un tiempo,hasta que mencionan su nombre; Aeris.
—¡Si soy yo!
—Pasé, en la puerta número 3
—¿Hola cómo te encuentras hoy Aeris?
—Me parece que bien, solo que me he sentido algo agobiada por mi mente—mostré mi libro—me parece que esta es mi evidencia de cómo me siento.
—Siento que me pasan cosas muy extrañas que me hacen dudar de mi realidad, y hasta se me olvidaron cosas de cómo llegué a tal lugar, y termino cansada.
El psicólogo empezó a hablar más conmigo y a llenarme de preguntas, que no les hallaba respuesta, pero tengo que tenía que responder.
Al finalizar hizo la conclusión de que mi trastorno había empeorado.
—Usted, tiene un trastorno de ensoñación-excesiva, tipo dos—Ya no tipo uno, porque ahora empieza a dudar de su realidad, y en el uno se ve mucho, que se dan cuenta de inmediato que son sus síntomas, y hasta se te hace difícil distinguir.
Yo sabía que a veces soñaba en mi mente, pero nunca me había pasado este tipo de cosas, estaba dudando de mi propio diagnóstico.
El psicólogo se puso a hablar durante un tiempo conmigo y me aclaró por qué sucedía lo que pasaba en mi vida y yo me calme un poco.
me indicó los medicamentos necesarios para mí trastorno, dándome la recta para después pasar por ellas.
—Bueno, siempre omito que no lo tengo, pero es que son cosas tan reales y confusas las que me están pasando últimamente.
—No se preocupe, —Nos vemos en la siguiente cita.
No sabía que mi realidad original y las dimensiones se habían entremezclado. Me había olvidado de quién era en realidad y solo vivía mi propia conciencia inconsciente.
Lo que ocurrió, y en qué realidad, ya solo podía verse desde fuera
De camino, llevaba mi mochila morada pastel, desde casa, lista para la pijamada con Maelor y otros amigos.
Miró la puerta de su casa de un color dorado, apagado. y tocó el timbre, y esperó unos segundos a qué salga Maelor.