Las 7 maravillas: el despertar

Capítulo 1

Diciembre 08, 2017.

LUIS ÁNGEL POV:

Danna estaba ahí, enfrente de mí, dándome la espalda. Sabía que era ella por su cabello, por la forma de su cuerpo, por su energía. Era ella, estaba aquí, pero ¿Qué es aquí?

El lugar era gris, con neblina en la superficie. Había árboles alrededor, pero estaban secos, sin vida, como todo aquí. Era tétrico, muy apagado, como si la felicidad del mundo no existiera aquí. A pesar del ambiente, corrí hacia ella.

—¡Danna! ¡Danna! —cuando la tomé por el hombro para voltearla, desapareció, se hizo polvo. No, polvo no, se hizo cenizas. Algunas de ellas cayeron en mi mano— No de nuevo, por favor, no —supliqué.

El sombrío lugar se vio iluminado por una cálida luz naranja que se ceñía a unos metros delante de mí. Alcé la mirada para toparme con la cruda imagen de su muerte.

—¡Aaaah! —Danna gritaba de dolor mientras era quemada.

—¡NOOO! —solté un grito gutural mientras corría hacia ella para salvarla. De la nada apareció ese miserable, quien con una fuerza sobrehumana me tomó de ambas manos, las ató y me tiró al suelo.

—No podrá salvarla esta vez, señor Inchausti —afirmó Harvey mientras me sostenía con firmeza.

—¡Luis Ángel, ayúdame, por favor! —Danna suplicaba por ayuda mientras convulsionaba en la hoguera— ¡AAAAAH!

Mi corazón se quebraba con cada lamento que salía de su boca. No podía hacer nada, eso era lo que más me dolía. Harvey soltaba carcajadas de felicidad, como si fuera el mayor logro de su vida.

No lo soportaba, no podía resistir más.

—¡NOOOOOOO! —grité.

Me levanté agitado, sudando y con miedo. Había tenido una pesadilla. Respiré un poco, retiré las sábanas que me cubrían para pararme de la cama. Fui hacia la mesa de la habitación en donde había una botella con agua. La tomé entre mis manos y me la llevé a la boca. Vacié todo el contenido en un abrir y cerrar de ojos. Tenía demasiada sed, como si hubiera estado en un desierto por años. Tiré la botella al piso y me acerqué a la ventana. Abrí un poco la cortina dejando entrar una fina línea de luz color neón del panel que daba frente a mi cuarto.

Eran cada vez más frecuentes las pesadillas, siempre el mismo horrible sueño: Harvey quemando a Danna, ella gritando de dolor y yo sin poder hacer nada al respecto.

Aún me sentía muy culpable por su muerte. Yo había sido el responsable de que ella ya no esté aquí con nosotros, yo había permitido que Harvey ingresara a nuestras vidas. Yo y solo yo soy el único responsable de que Danna ya no pueda seguir más en este mundo.

Había pasado casi un año desde que escapamos de casa, desde que logramos volver del infierno, desde que matamos a Harvey, desde la muerte de Danna.

No habíamos podido regresar a nuestros hogares: los cazadores restantes se habían encargado de hacernos ver como los culpables de todo. Ellos habían divulgado la falsa noticia de que nosotros tuvimos algo que ver con la muerte de Danna y con la de los otros cazadores que murieron en el bosque. Incluso, nos incriminaron en la muerte de Harvey. No negaré que sí somos los responsables de que ese hijo de puta se esté quemando en el infierno, pero igual era injusto que nos culparan por la muerte de nuestra querida Danna.

Debido a todo lo acontecido, tuvimos que seguir manteniéndonos en las sombras. Lo que en un principio había surgido como una idea para proteger a nuestras familias con nuestras ausencias, se había vuelto una misión imposible.

A cualquier sitio al que íbamos, los cazadores siempre hallaban la forma de encontrarnos, por lo que estábamos en constante movimiento. Nunca nos quedamos en el mismo lugar por mucho tiempo. Cambiamos los hoteles de cinco estrellas por hoteles de mala muerte, como en el que estamos ahora. Cambiamos los restaurantes y patios de comidas de los centros comerciales por puestos de carretillas al paso. Cambiamos la comodidad por la supervivencia. Cambiamos nuestra vida por una más complicada.

Cerré la cortina rápidamente en cuanto las luces de un patrullero iluminaron la calle. Me faltó agregar que los cazadores, en venganza por la muerte de su Alfa, no solo nos incriminaron a mí y a las demás en la muerte de Danna y el resto, también me culparon por el secuestro de Daniela y Fernanda: yo ya había cumplido la mayoría de edad cuando decidí fugarme de casa, pero ellas en ese tiempo no. Así que aprovecharon la oportunidad y me hicieron ver como un secuestrador de niñas, lo cual estaba muy alejado de la realidad, pues ellas habían venido conmigo voluntariamente. Un delito más a la larga lista de crímenes que no cometí.

Y hablando de las chicas, ellas extrañaban mucho a sus familias, sobre todo Daniela, quien al igual que yo, tenía pesadillas recurrentes noche tras noche con su hermano.

La más fuerte que tuvo y que llegó a contarnos fue cuando soñó que un cazador mataba a su hermano sanguinariamente frente a sus ojos y que ella no pudo hacer nada para evitarlo. Lo peor de todo fue que Daniela lo revivía, pero el mismo cazador lo volvía a matar y así se repitió la escena una y otra vez como un círculo vicioso. Daniela vivió su infierno personal en esa pesadilla.

Fernanda, por otro lado, era la más fuerte y estoica del grupo. Nada parecía tumbarla, a excepción de hace cuatro noches, cuando se despertó a las 3.00am llorando. Nos contó que tuvo una horrible pesadilla en donde su mamá e Ian le cortaban las extremidades, sus dientes, su lengua, sus orejas y por último sus ojos, los cuales, a pesar de estar separados de su cabeza, aún podían ver lo que ocurría y lo que observaba le dio nauseas: su mamá licuó todas sus partes y luego las sirvió en un vaso a Ian, quien se la tomó sin chistar. Definitivamente fue un sueño grotesco.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.