Tiempo:
4:56 pm, 27 de junio de 1987.
Lugar:
Credo de los inquisidores, Nación de Cord, Continente Apsurer.
Las semanas habían pasado desde que los Reclutas por fin se habían convertido en Caballeros del credo de los inquisidores y además desde que Lani se había peleado con Otidas, el joven Kabary había intentado hablar con la chica de rizos negros. Pero ella ni siquiera quería verlo y tras un par de intentos fallidos por parte de Otidas, Lani le había dicho que si no dejaba de molestarlo ella iba a recurrir a la violencia física. En palabras menos educadas que esas.
Nunca puedo estar en paz con los dos, o tengo problemas con Lani o tengo problemas con Varitto, afortunadamente, Varitto está de mi lado… ¿Pero cómo puedo hacer para contarle la verdad a Lani sin recibir una patada por su parte? Pensaba Otidas. ¿Cómo estarán el tío Becdrak y mamá? Hace bastante que no hablo con ellos, ¿A Becdrak le habrá ido bien en su investigación? Debo volver a la biblioteca y seguir leyendo el libro del señor Ronjil, pensaba Otidas mientras los capitanes Refux Jb líder del quinto cuerpo del credo de los inquisidores y el capitán Sadjui Andromeda capitán del sexto cuerpo del credo. Refux no emitía una sola palabra, se había parado frente al pizarrón y lo único que hacía era señalizar con una vara de madera en dicho pizarrón, tampoco dejaba ver su rostro, tenía su casco y visera de la armadura, las rendijas dejaban ver sus pupilas por suerte, en cambio el capitán Sadjui tenía cabellera rubia y ojos azules ellos dos habían viajado con Otidas, Varitto y Lani al torbellino acuífero en la primera prueba para pasar al Stage Dos.
El capitán Sadjui se encargaba de las armas del credo, más concretamente en las redes violetas, mientras que el capitán mudo o Refux se encargaba de las armaduras del credo. La información que Otidas había obtenido en las pocas clases que había asistido eran muy valiosa. Primero, descubrió que las armaduras no eran de Balkhar como las espadas de hojas negras de los Kabarys. Si no, de un material similar, estaba claro que los capitanes del credo ni nadie podría hacer el Balkhar, eso era exclusivo de la tribu de los Kabarys, nadie a excepción de ellos sabía de donde se obtenía el Balkhar. Segundo, que las armaduras eran mucho menos resistentes que las espadas de los Kabarys. Tercero y eso a Otidas lo dejó totalmente tranquilo fue que hasta los propios capitanes aceptaban que el Balkhar seguía siendo el metal más fuerte del planeta.
—Acero de la Nación de Tasker —expresó Sadjui siguiendo las indicaciones en el pizarrón de el callado capitán Refux, en el pizarrón se había escrito las medidas de los moldes de las armaduras, junto con el calor que tenían que poner los hornos para calentar y moldear el acero, cuantos golpes y que tan fuertes darlos para cada parte de la armadura—. Mi compañero el capitán Refux dice que hay una diferencia del acero convencional al acero de la Nación de Tasker por eso hacemos énfasis en que es de dicha Nación, sin embargo, este acero se considera el tercero más fuerte del planeta. Los ciento cuarenta y ocho hornos están detrás de aquella puerta —el capitán Refux señaló hacia un costado de la habitación—, cada horno tiene su número, y un solo horno será suyo para hacer la armadura. Sí, las harán ustedes, y dependiendo de qué tan perfectas estén veremos si pasan al Stage Tres, va, solamente por parte del capitán Refux, yo examinaré qué tan bien han hecho las redes violetas.
El capitán Refux abrió la puerta, los Caballeros de aquella clase eran un total de veinte (habían tenido que juntar dos clases de dos capitanes que fueran más, en este caso los del capitán Oronic y los de la capitana Shakelim) pasaron a través de dicha puerta junto con los dos capitanes, era un pasillo largo y bastante angosto llegaron hasta otra puerta, el capitán Refux Jb la abrió, lo primero que los caballeros sintieron fue un calor abrasador, la habitación era larga y había dos caminos separados por lo que parecía ser una fuente en medio, pero no una de agua convencional, sino, que esta tenía lava debajo de los caminos también había lava estaba a poco más de medio metros pero gracias a un vidrio blindado (los mismos que usaban en la parte superior del credo y de la Nación de Cord para que el sol pudiera dar luz, pero las fuertes ráfagas de viento se quedasen fuera) que evitaban que las salpicaduras de lava hirviendo llegasen hasta los dos caminos.
A los dos costados de los caminos había un total de treinta y siete hornos en fila, al final de los caminos y de los hornos había unas escaleras que llevaban a los dos caminos de la parte superior y se encontraban los restantes setenta y cuatro hornos (treinta y siete de cada lado) para tener completos los ciento cuarenta y ocho.
—Usen uno cada uno —explicó el capitán—, son los primeros en entrar por ser parte del primer y segundo cuerpo de los capitanes, así que elijan bien y grábense ese número en su cabeza porque será su herramienta de trabajo por el próximo mes.
Todos se quedaron callados y se dejaron de quejar del calor por lo bajo.
—¿Disculpe capitán Sadjui? —preguntó uno de los caballeros—, pero usted acaba de decir que va a ser nuestra herramienta ¿Por el próximo mes?
—Así es —contestó Sadjui Andromeda—. El próximo mes terminarán la armadura, cada kilogramo tarda entre veinte y veinticuatro horas en derretirse, y teniendo en cuenta que esta armadura pesa treinta kilogramos, tardarán un mes exacto, si los cálculos son correctos y si los mantienen con el calor apropiado, un leve cambio de calor o de frío puede hacer que ese kilogramo se evaporé de un segundo al otro, perdiendo así un día de trabajo preciado para la presentación de la armadura o que se endurezca e igual pierdan ese día. Ahora quiero que elijan su horno y que se familiaricen con el ambiente.