Las armaduras plateadas - Máleran 4 | libro 4

Capítulo 18

Tiempo: 

3:10 pm, 23 de julio de 1987. 

Lugar: 

Costa marítima, afueras del pueblo Granjas Fantasma, Condado de Hijilifi, Continente Ranmer. 
 

Otidas y Marci se pararon enfrente de las cinco personas que se encontraban allí, Rusi los imitó. Los dos comenzaron a mirar centrándose en cada uno de los rostros. 

—Graud —susurró la Serotiana—. Ya he visto a los dos tipos de la derecha. Son muy fuertes. No hay que confiarse solamente porque son ciegos. 

Otidas asintió. 

—Los otros dos tienen armaduras del credo —contestó el caballero Kabary—, pero no recuerdo haberlos visto. Eso es buena señal.  

            —¿Por qué? 

—Por qué quiere decir que no son capitanes, así mismo tampoco hay que confiarse —los cuatro ojos de los tres individuos se centraron en la figura de medio, era el único de los cinco que estaba caminando hacia, Otidas, Rusi y Marci. 

No puede ser, tiene una espada Kabary, pensó Otidas en el acto. ¿De quién será? Se parece a la que llevaba Becdrak. A todo esto ¿Qué pasó con Apaciguadora? Si vuelvo al credo le preguntaré a Varitto, ¿Y si es la espada de mi madre? Nunca la ví. Afirmó en sus pensamientos. Puede que sea su espada, después de todo hace unos veinte años que no la ve. 

—Es Raslyl, no cabe duda —dijo Marci—, la espada que tiene allí se la entregó alguien que yo conozco. Es una espada Kabary, ¿Verdad Graud? 

—¿Cómo sabes sobre los Kabarys? —preguntó Otidas. ¿Sabrá que soy uno de ellos? 

—Digamos que nos ordenaron capturarlos a todos, por orden de nuestra Emperatriz —dijo Marci—, eso quiere decir que estamos juntos contra los Kabarys. 

—¿Por qué? —preguntó Otidas a sabiendas de ya conocer dicha respuesta. 

—Meyen Bogur, nos dijo que teníamos que capturarlos o en su defecto no dejarlos vivos —expresó Marci Amolie. Otidas tragó saliva, justamente Marci tenía que vivir en el único Condado en que se puso en contra de nuestra tribu, por Narelam, excelente. Tú si sabes elegir de quién te enamoras Otidas Uyadul, pensó.  

—Buenos días —saludó Raslyl con cordialidad, miró a Otidas—, no sabía que el credo de los inquisidores estaba tan corto de personal, enviando a puros niños, novatos a pelear —Raslyl rió. 

—Vamos a averiguarlo —contestó Otidas desenvainando su espada de mango azul—, y por cierto no vengo de parte del credo, vengo por un asunto personal. 

—Me gusta tu actitud muchacho —dijo Raslyl, desvió su mirada, centrándose en Marci—. Y tú debes ser la niña que perdió contra Quorer. Además, claro, de hacer que su Subcomandante perdiera contra Velicera —Raslyl rió, Marci sonrió. 

—¿Crees que puedes hacerme algo con eso? —preguntó Marci—, creo... creo que los dos podemos jugar ese juego. Ah si, ahora recuerdo. Alguien te manda saludos, ¿Cómo era su nombre? Ah sí... Ripper Gravana. 

—No te atrevas a volver a decir su nombre —dijo Raslyl, su rostro se había vuelto serio en el instante en que Marci terminó de decir aquellas dos palabras. Marci desenvainó su espada rosa. Ripper levantó la espada de hoja negra y cargo contra el caballero Kabary y la Serotiana de uniforme verde. Las tres espadas chocaron el peso que Raslyl estaba ejerciendo en la espada era mucho mayor al de Marci y Otidas. La Serotiana bajó deslizándose por el suelo para atacar los pies de Raslyl, el hombre de cabello negro dejó de forcejear contra el Kabary levatando su espada sobre sus hombros, haciendola girar para agarrarla nuevamente como si de un pequeño cuchillo se tratase, pero la dirección que tomó fue hacia abajo donde se encontraba Marci. La joven apenas pudo percatarse desviando la espada con su pequeña hoja rosa, Otidas por poco pudo esquivar la espada Kabary estuvo a pocos centimetros de cortar su pierna. 

Raslyl propició una patada a Marci la cuál la hizo volar un par de metros hacia el costado. Raslyl se acercó a una velocidad increíble levantando su espada sobre la Serotiana. Otidas saltó deteniendo el ataque antes de que empezara, la espada de mango azul detuvo la espada de hoja negra, Otidas tomó distancia y Raslyl perdió el equilibrio haciendo que su espada cayera directo en el suelo clavándose sobre la tierra. Marci gritó con todas sus fuerzas, antes de que Raslyl siquiera bajara la vista hacia la Serotiana, sintió un leve golpe en su estómago. Marci estaba todavía en el suelo, pero una de sus piernas estaba estirada contra el estómago de Raslyl, Marci retrajo su pié nuevamente comenzando a propiciar numerosas patadas al hombre de cabello negro. Eran tan rápidas que Otidas ni siquiera podía verlas, era como si una de las piernas de la Serotiana hubiera desaparecido por completo, la velocidad era hasta algo tenebrosa. 

Raslyl, podía sentir como repetidos golpes volvían a marcarse en su estómago en diez segundos había recibido un total de sesenta y ocho patadas. Marci se detuvo, exhausta, con su respiración entrecortada y ojos cerrados por la gran nube de polvo que había levantado, Raslyl seguía en el mismo lugar. 

Por Narelam, Marci es mucho más fuerte de lo que pensaba. 

La nube disipó por completo, Marci sonrió. 

—Al parecer ni siquiera Raslyl puede contra las poderosas patadas de los Serotianos —expresó Marci. La remera de Raslyl tenía un hueco al medio del tamaño del pie de Marci, su estómago estaba rojo como si se hubiera quemado y desde su piel se desprendía vapor como si hubiera acabado de ser tocado por un hierro hirviendo. Raslyl apretaba su quijada con fuerza. Otidas corrió hacia Marci, tendiéndole su brazo, la Serotiana lo acepto ruborizándose en el momento en que sus manos se tocaron. 

—¿Qué fue lo que le hiciste Marci? —preguntó Otidas después de ruborizarse él también. 

—Fue una de las técnicas de los Serotianos —explicó Marci—, están muy por debajo de los movimientos de Resquebrajamientos de los comandantes. Pero sirve mucho... Creo que se desmayó. 

—Ya veo, es una técnica muy poderosa —dijo Otidas. Ambos se voltearon hacia los dos Lopubos y los dos caballeros cuando escucharon que se reían—, ¿De qué se ríen? 




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