Las armaduras plateadas - Máleran 4 | libro 4

Epílogo

Tiempo: 

1:22 pm, 15 de abril de 1990. 

Lugar: 

Pueblo de Rasheljaw, Condado de Alzeka, Continente Ranmer: 

 

Nahuel Viquery corría por las instalaciones del Hospital Senda del pueblo de Rasheljaw en el Condado de Alzeka. Al hombre afortunadamente lo habían dejado salir un poco más temprano de su trabajo, estaba terminando un par de planos de un edificio para su jefe el señor Trehint, cuando su suegra la señorita Megan Samprey le había informado que por fin su esposa, Regina Samprey, iba a dar a luz.  

Ninguno de los dos había querido saber el sexo de su hijo, esperaban que fuera una sorpresa, por alguna razón que Nahuel desconocía Megan y su esposo Agardu Samprey se habían opuesto rotundamente a esa idea de no saber el sexo. Nahuel se preguntaba qué tanta curiosidad y ansiedad de saberlo podían tener aquellos dos.  

Llegó hasta el pacillo y giró nuevamente por otro de los pasillos, rápidamente se fue fijando entre las diferentes puertas, la suya era la habitación trescientos cincuenta y ocho. Su corazón se aceleró de golpe cuando vió a su suegro descansar en una silla al lado de la puerta.  

—¿Ya ha nacido? —preguntó Nahuel con temor en sus palabras, sus ojos verdes oscuros destellaban su inminente llanto. Tenía una barba poco marcada y una pequeña cicatriz en su ceja izquierda. 

—Todavía no muchacho —contestó Agardu con una sonrisa—, Megan está con ella —Agardu tocó la puerta y salió uno de los médicos, los gritos desgarradores de Regina se hicieron sentir. 

—¿Es usted el esposo? —preguntó el médico. 

Nahuel dió un paso atrás algo acobardado por escuchar eso y ver al inminente bebé que estaba a punto de llegar, apretó su puño con fuerza. 

—Sí, soy yo —contestó el señor Viquery. Se higienizó en una sala apartada y pasó dentro allí estaba Megan a un lado de la camilla, la mujer tenía el cabello grisaceo oscuro y sus ojos de color marrón. Nahuel se acercó hasta la camilla y allí se hallaba su esposa, Regina, de cabello marrón claro y ojos negros al igual que los de su padre. Su rostro de sufrimiento se calmó un poco cuando apretó con fuerza la mano de Nahuel. El hombre apretó su quijada con fuerza, Regina realmente tenía una fuerza descomunal.  

Los llantos del bebé comenzaron a sonar y un último esfuerzo por parte de Regina logró terminar de dar a luz a su hijo.  

El médico la cubrió al bebé con una manta.  

—Regina me había dicho que no querian saber que era —dijo el médico entregando al bebé en brazos de Regina, los dos comenzaron a soltar lágrimas y Regina besó en la frente al bebé y se sercioró de su identidad. Nahuel también hecho un ojo totalmente impaciente y los dos dijeron: 

—¡Es una niña! —al oír eso, Megan soltó un grito de alegría.  

—Sí, una niña. Por Narelam gracias a Narelam que es una niña —gritaba Megan llena de emoción. La bebé abrió sus ojos de color verde oscuro, y Regina pasó suavemente sus dedos por la gamba derecha de la bebé. 

—¿Qué ocurre querida? —preguntó Nahuel.  

—Mira —dijo extrañada Regina. Nahuel pudo ver que tenía una pequeña mancha verde oscura en su gamba—, es igual a tu mancha. ¿Será una coincidencia? ¿O tal vez será genética? 

—No lo sé —contestó Nahuel extrañado encogiéndose de hombros. 

—¿Cuál era el nombre que habías pensado si era niña? —preguntó Regina a su esposo.  

—¿De verdad me vas a dejar elegir el nombre a mi sin siquiera saber cuál es? —preguntó Nahuel riendo.  

—Sí —contestó Regina con decisión—. Habíamos dicho que si era una niña tú elegirías el nombre sin reproches y si era niño yo elegiría el nombre sin reproches —el corazón de Nahuel comenzó a latir fuertemente de nuevo. 

—Bien, está decidido. Tú nombre será Zoey Viquery. 

FIN DEL CUARTO LIBRO 

FINAL DE LA PRIMERA SAGA: MÁLERAN 




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