“Zeo… Zeo…”
Ah… que… donde…
“Zeo… Zeo…, apresúrate…”
¿Qué?… de dónde… ¿De dónde viene esa voz?
“Zeo… Debes venir… pronto… Ayúdame, Zeo…”
¿Pero quién eres tú? ¿Dónde estoy yo?…
“Apresúrate…, te necesitan… Zeo…”
¿Pero quién me…?
“Debes venir, Zeo… Debes…venir… ¡ZEO!”
― ¡Aaaaaaa-!, —Desperté de golpe, sobresaltado.
¿Qué es?
Recupero con dificultad la conciencia. Mis ojos determinan rápidamente que estoy en mi habitación.
¿Estaba soñando?… Sí, estaba soñando.
Era solo un sueño. Otra vez ese sueño. Es la quinta vez en esta semana que sueño con lo mismo. ¿Qué será? ¿Qué significa?
Abro las cortinas de la ventana al lado de mi cama.
¿Ya es de mañana? ¿Tan rápido?
― ¡Zeo, despierta! Levántate y ven a desayunar —llamó mamá, desde la puerta de mi habitación.
― Ya voy, mamá.
― Apresúrate en prepararte, o llegaras tarde a clases —anunció mi querida madre—. Recuerda que hoy es tu primer día del semestre en el instituto.
Cierto.
― Ya lo sé, solo… —froto mis ojos con somnolencia—, solo deja que me dé una ducha, me visto y ya estamos, ¿okay?
― Está bien. Solo no te tardes.
Es desde hace ya casi un año que sueño con lo mismo casi todas las noches. Por más que intento encontrarle relación o algún sentido, no lo consigo. Solo sé que alguien me llama, tiene voz de mujer, de una mujer joven. Pero lo inquietante es que me dice que le ayude. Sé que es solo un sueño, no sé por qué le presto atención, pero aun así, ¿en qué debería ayudarla? Y, ¿por qué yo?
¿Qué relación pinta todo esto?
Luego de prepararme, bajo las escaleras hasta la sala para disponerme a desayunar. Sin embargo, no me he librado aún sobre las manos de la duda; sigue dándome vueltas en la cabeza ese sueño que tengo todas las noches. Reflexiono sobre ese sueño mientras desayuno.
No tiene señales de ser algo malo o alarmante, eso se nota. Pero presiento que tampoco significa nada bueno. Estoy confundido. Sigue siendo un enigma para mí. Y aunque dedique todo mi tiempo en ello dándole vueltas tras vueltas, mi mente no logra obtener el botín que quiere, queda en blanco, solo en blanco y nada más que eso.
He terminado con mi desayuno. Debo dirigirme al centro para comenzar mi primer semestre en el instituto de Tecno-Ingeniería en esta nueva ciudad a donde nos hemos mudado mi mama y yo.
La nostalgia me invade.
Oh, mi pueblo, como extraño mi pequeño pueblo. Lo que no extrañaré es a su gente.
A pesar de mi gran sentimiento por extrañar mi lugar de origen, que parece ser inevitable, en esta ocasión admito que estoy bien aquí. Es más tranquilo y no hay tantos ajetreos con el cual hay que cargar. Bueno, aunque la realidad es que nos tuvimos que mudar por el trabajo de mamá.
Me despido de mamá al salir de la casa. Es momento de tomar ruta hacia a la estación del monorriel.
Guao. ¿Quién iba a decirlo? A fin y al cabo me montaré en un monorriel por primera vez. Y este es de última generación; es un monorriel balístico de levitación magnética. He leído sobre este y sé que puede viajar a 500 Km/h lo cual es muy impresionante.
No está tan lejos, pero si es una buena distancia para caminar y admirar un poco el paisaje.
Mi casa queda ubicada en uno de los distritos lejanos, a las afueras de la ciudad, por lo cual es una zona muy tranquila. Tiene un pequeño parque justo en frente de la estación del monorriel, y al estar cerca de las colinas, tiene un ambiente muy limpio; se respira un aire muy fresco y puro. Lástima que el tiempo no me brinde ayuda como para admirar el ambiente que me rodea, y menos lo hará cuando el monorriel está a por anunciar su llegada. No puedo darme el lujo de perder mi primer día de clases.
Cuando el monorriel arriba, quedo asombrado. Es magnífico, muy estilizado y esbelto, de un color plata muy claro. Es bastante sofisticado. Ahora que lo pienso, el monorriel tiene que ser muy liviano y flexible para el gran tamaño que tiene, porque es muy largo, y, de otro modo, sería muy riesgoso frenar cuando se aproxima a esa velocidad descomunal.
Es por eso que, según por lo que leí, el monorriel esta hecho de un polímero especial compuesto de una aleación nano-molecular de titanio, aluminio y fibra de carbono, obteniendo así flexibilidad, ligereza y resistencia. Bueno, la tecnología ha avanzado mucho, y términos como “nano-molecular” se me hacen algo complicados, pero espero algún día aprender.
Ruego que no usen términos así en clase.
Al montarme en el monorriel y tomar asiento, puedo divisar el hermoso paisaje de las colinas desde la ventana a mi lado. Y desde la ventana opuesta, puedo observar la ciudad de Lemuria.