Las Armas de Griáldia: El Viaje de Zeo Vol. 1

Ep I, Capítulo IV: Finalmente en Casa

En cuanto el monorriel se detiene en mi parada, me dirijo pitando a mi casa sin siquiera mirar atrás, pero reflexionando seriamente en todo lo que me ha ocurrido.

Al llegar a casa, me doy cuenta que mamá todavía no ha llegado. Aún es temprano y de seguro anda muy ocupada en el trabajo. Ella trabaja como Investigadora Científica en un Laboratorio de Investigación Médica. Su especialización está en el campo de las plantas y organismos vegetales, sus usos y beneficios para la medicina. Su inteligencia es indiscutible. Siempre le han fascinado las plantas y su capacidad para auto-regenerarse, y en comparación de otros científicos, ella es muy joven. Ella tiene apenas treinta y dos años mientras que los demás pueden llevarle hasta el doble de años de ventaja. Por otro lado, no lo aparenta puesto que se ve y se expresa como si tuviese varios años menos; de verdad que no aparenta la edad que tiene. Incluso han llegado a confundirla como mi hermana mayor. Mamá es muy desprendida y extrovertida.

En fin, hoy realizaré un buen gesto hacia ella: Preparare la cena antes de que llegue para darle una sorpresa. No, es solo una excusa. En realidad, lo que busco es olvidarme de lo que me pasó.

Camino hasta mi habitación para cambiarme de ropa, después de todo, no quiero ensuciar el uniforme del instituto; mamá me mataría si lo hiciera.

Ya cambiado, voy hasta la cocina, me lavo las manos, me pongo el delantal de cocina para comenzar a preparar la cena. No dispongo de mucho tiempo, pero creo que si me apresuro lo conseguiré.

Cocinar es algo interesante, no soy muy bueno, nunca lo he sido. No obstante, tocar no es entrar. Si no practico, no mejoro.

No sé qué cocinar. Supongo que inventaré.

Si mi memoria no me juega una mala pasada, en el refrigerador aún queda algo de carne cruda de ayer, y con unos vegetales y algo de arroz de la despensa, con unos pimientos y jitomates, puedo hacer un buen estofado de carne con vegetales y algo de arroz frito bien sazonado. Puedo usar unas bananas, melón y papaya para hacer un excelente batido de frutas con leche bien fría. Algo sencillo, pero igual esto me llevará algo de tiempo. Veo el reloj que esta sobre la entrada de la cocina y percato que aún falta cerca de hora y media para que mamá llegue, así que pondré todo mi esfuerzo en ello. Por otro lado, cocinar me relaja, me ayuda a calmarme y me da tiempo para pensar. Pero involuntariamente, lo primero que se me viene a la mente es el suceso del monorriel, y no solo eso, sino todas las veces que me ha llamado esa voz en sueños. La idea de que eso tiene alguna razón o significado, no deja de darme vueltas.

 Sé que eso debe significar algo, ser por algo, pero ¿qué?…

Vamos, Zeo. Concéntrate y no pierdas tu preciado tiempo. Recuerda que el tiempo es oro.

Me doy un par de palmadas en las mejillas para accionar el botón de “avivarse” y ponerme en marcha.

Luego de sacar y poner todos los ingredientes en la mesa, me dispongo a preparar la cena. Comienzo lavando y pelando los vegetales. Las papas y las zanahorias son fáciles de pelar, pero pelar cebollas me hace llorar, bueno a casi todo el mundo lo hace. El tomate solo tengo que picarlo en rodajas y echarlo directamente en la olla, bueno, supongo que es así.

Ya con los vegetales listos y dentro de la olla con agua, lavo la carne y la cortó en trozos medianos y la echo dentro de la olla junto con los vegetales y el agua. Le agrego los condimentos necesarios, le coloco una tapa y la dejo cocinar. Ahora voy con el arroz, que afortunadamente, ya está lavado y solo tengo que prepararlo y ponerlo a sofreír. De seguro mamá ya había lavado este arroz ayer para hacer la cena hoy.

Dejo el arroz dentro de una olla con agua, le coloco una tapa y dejo que se prepare. Tardará un poco, pero si mis cálculos no me fallan, estará listo casi al mismo tiempo que la carne. Así que aprovechare de ver un rato la televisión y descansar en el sofá.

Llego hasta la sala y me abalanzo con pereza sobre el sofá para tomar el control del televisor, encenderlo y dar un vistazo a lo que hay. Mientras miro distraídamente el programa que están emitiendo en la tele, siento que mis parpados tornan a ser pesados. Ha sido un primer día de clases algo movido y me siento cansado. El sueño me toma las riendas y no puedo evitar cerrar los ojos y quedarme dormido.

Levemente, abro los ojos y veo una luz, una luz tenue de forma alargada que se encuentra algo lejos de mí.

¿Que será eso? ¿Huh…? ¿Dónde estoy?

 Volteo a mí alrededor para percatarme de donde me encuentro, todo en vano ya que solo veo nada… todo es blanco. Pareciese que estoy sobre la nada, sobre el vacío.

¿Acaso tengo conciencia de mí mismo? ¿Pero cómo es eso posible? Si esto es solo un sueño nada más ¿Cómo puedo tener conciencia de mí mismo en un sueño?

La luz, de manera inesperada, se acerca a mí muy lentamente, como si caminara en este vacío en donde nos encontramos. Una luz tan blanca e incandescente que me deslumbra a tal punto que a duras penas si puedo mantener mis ojos entrecerrados. Entre todo ese brillo, logro notar brevemente que la luz tiene algo que sobresale detrás de sí.

¿Es eso una… capa? ¿Una luz con una capa?

La luz, aparentemente, sí tiene una capa que sobresale detrás. Parece que la capa se mueve con el viento, ¿Pero cuál viento? Si aquí en este vacío no se siente nada, bueno, yo no siento brisa alguna ni nada que se le pueda asemejar.



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En el texto hay: magia y fantasia, vida estudiantil, aventura y accion

Editado: 14.12.2021

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