Las Armas de Griáldia: El Viaje de Zeo Vol. 1

Ep II, Capítulo V: A las Puertas del Bosque

Rubiria y Zafyrion caminan uno junto al otro, y Titania avanza volando en medio de ellos. Los tres se encuentran a pocos metros delante de nosotros, guiándonos con sus pasos. Faryanna está a mi derecha, su expresión me dice que está distraída con algo.

Debe de estar pensando todo esto que nos ha sucedido.

Han pasado ya varias horas desde la gigantesca explosión; mi estómago cruje, nos hemos saltado el almuerzo; Fary debe estar en las mismas. El sol sobre nosotros me indica que solo faltan un par de horas para atardecer.

¿Qué hora será?

La tensión que nos abrazaba se alejó lentamente; una buena caminata ayuda a despejar la mente, aunque una caminata en silencio es monótona y aburrida. ¿Y qué de ese bosque? Es obvio que lo cruzaremos, pero aun con todo lo que hemos caminado, se ve lejos.

¿Dónde se encuentra ese Templo de la Ascendencia? Jamás he caminado tanto en mi vida.

Si estábamos en la capital, ¿qué les costaba facilitarnos una carreta?

Suspiro.

Esto va a ser un viaje largo.

―Oigan, chicos… ―la voz de Faryanna me toma desprevenido; ¿qué querrá preguntar?

― ¿Si? ―contestó Zafyrion, con normalidad.

― ¿Y más o menos, cuanto se lleva este viaje? —preguntó Faryanna, de manera abierta y con confianza.

Titania voltea a verla.

―Bueno… —Titania pone a trabajar su cerebro— El viaje por lo general se toma unas cuantas horas a montura, pero como vamos a pie… pueeeeees… Quizá… quizá estaremos allá mañana al medio día, si acampamos en el bosque.

¿Quizá?

Mi mirada se posa en el bosque. Si fuera a calcular distancias, diría que faltan tres o cinco kilómetros. Se ve muy tupido y espeso.

Debe ser un bosque profundo.

― ¡¿O-o sea que tendremos que dormir a la intemperie?!

Curioso, es la primera vez que escucho ese tono de voz en Fary.

―Así es —Asintió Titania, con una adorable sonrisa.

― ¿Y es muy grande ese bosque? ―interrogó, nerviosa.

― ¡Sip! De hecho, es bastante graaaaaaaaaaande ―contestó de forma y gesto infantil, haciendo énfasis en el grande.

Es tan evidente, Faryanna no parece cómoda con la idea. Personalmente no me incomoda. He acampado antes. Quizás no tenga muchos recuerdos de mi padre, pero hay uno en donde acampaba con él. Es un recuerdo muy preciado y lejano; lástima que no soy capaz de recordar su rostro o su voz.

― ¿Y-y tiene muchos a-animales fe-feroces? 

― ¿Huh? Faryanna, ¿no me digas que le temes a la naturaleza?

― ¡N-no! ¿C-cómo crees…? Uhmm…

―Eres tan mala para mentir ―dije.

―Bien, bien, solo un poco. Es que me ponen nerviosa los animales salvajes y esas cosas…

―No te preocupes, Faryanna ―menciona Titania, con ánimo― Tenemos a Rubiria y Zafyrion como escoltas; matarían a cualquier cosa que se acerque a más de diez metros. Créeme, ¡en manos más seguras no podemos estar!

Faryanna mira a Rubiria y a Zafyrion. Estos sonríen, inspirando confianza en ella y en mí; incluso Zafyrion levanta el pulgar arriba al momento de sonreír. Es suficiente para calmar sus nervios.

―Sí. Tienes razón —respondió, fijando su mirada en el bosque— Es solo que… nunca he dormido al aire libre; nunca he acampado en mi vida.

Dejo caer mi mano derecha sobre su hombro.

―Vamos Fary, no te preocupes —dije con confianza— Lo que dice Titania es cierto. Además, yo estoy aquí. No dejare que nada te pase, aunque no pueda hacer mucho, jajaja.

Faryanna percibe mi broma y ríe conmigo.

―Jajaja, si es cierto —en un gesto amistoso, ella ubica su mano sobre la mía; es tersa y suave— tienes razón, estaremos bien mientras estemos juntos.

―Vaya, vaya ―Titania se acerca y se ubica entre nosotros; su forma de mirarnos es muy pícara―. ¿No será que quieren estar a solas en el bosque para hacer cositas? ―su expresión es completamente implícita e insinuosa.

Ante el comentario, la sangre sube a mi rostro. Noto como Fary también se sonroja, pero ella intenta actuarlo lo mejor que puede.

― ¡N-ni que él tuviera tanta suerte! ¡Hmph!

Titania, no puede contener más la risa, lo intenta, pero es inútil.

― ¡Anda! Pero mira cuán roja te has puesto, jejeh. ¿Sabes?, eso no es tan malo. Quizá Zeo piense diferente.

Oye no me metas a mí, que luego Fary la coge conmigo.

―A-ah… bueno… p-pu-pues…—Decido seguir el hilo de la broma, ¿qué tan malo puede ser? —¡C-claro que sí! ¡Que no te de pena, Fary! Titania, tienes toda la razón, esas cosas no están mal. Vamos ¿por qué no entramos al bosque y nos damos unos besitos, ¿sí?

¿Qué carajos acabo de hacer?



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En el texto hay: magia y fantasia, vida estudiantil, aventura y accion

Editado: 14.12.2021

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