Nos encaminamos a toda prisa hacia el Templo de la Ascendencia. Aún es temprano, el sol apenas empieza a hacer su deslumbrante aparición en el horizonte.
Zafyrion mencionó hace poco que el templo todavía está lejos. Dejó en claro que la caminata será larga. No nos desmotiva. Para Faryanna y para mí, nuestra única es regresar a casa.
Pero esta terrible sensación no me abandona. Desde que dejamos el campamento, siento una terrible ansiedad. No hago más que mirar con recelo los alrededores, como si algo fuese a saltar sobre nosotros en cualquier momento.
Así que esto es lo que se siente ser perseguido.
Es terrible, qué incertidumbre.
Si un animal saltara de repente, o hiciera algún ruido fuerte, ciento por ciento seguro que me da un ataque cardíaco.
No debo temer. Mis amigos me protegen.
Una mano cae suavemente sobre mi hombro, me hace sobresaltar el imprevisto gesto.
― ¿Estás bien, Zeo? ―preguntó Faryanna.
Sacudo la cabeza, intentando alejar los pensamientos negativos.
―Sí, lo estoy.
― También te sientes ansioso, ¿verdad?
Asiento.
―Jeh. Supongo que es inevitable.
―No deben sentirse ansiosos ―Titania pone de pie sobre mi cabeza―. Se necesita de mucho para superar a Rubiria y Zafyrion. Además, estoy yo. Se necesita de aún más para derrotarme ―terminó, orgullosa y presumida.
― ¿En serio? ―Preguntó Faryanna, con ojos incrédulos.
― ¡Por supuesto que sí! ―Titania luce uno de sus bíceps y lo palmea con su mano libre― ¡Wa, ha, ha~! ¡No sabes el poder que hay en estos pequeños brazos! ―concluye, con una orgullosa sonrisa.
¿Lo dice literalmente?
―Titania es más poderosa que nosotros ―comenta Rubiria, al frente de la formación―. No crean que vino nada más de compañía.
¡¿Qué?!
Ambos, Fary y yo, quedamos perplejos.
¿Titania más poderosa que ellos dos? ¿En serio? Si tomamos en cuenta su tamaño, yo podría inmovilizarla solo apretando mis manos alrededor de su cuerpo; imaginarlo me causa gracia. Se ve tan frágil y delicada que me cuesta mucho creerlo.
Por otro lado, no creo que Rubiria sea el tipo de persona que brome, y mucho menos con esa voz recia. Lo creería de Zafyrion, no de ella.
Por su parte, Titania cruza sus brazos, segura y crédula.
― ¡Algún día me verán en acción! ―comenta ella, con su voz energética, casi deseosa por hacerlo.
Ciertamente, no sé si quisiera ver eso. Y no lo digo por su poder, sino por su seguridad y la nuestra.
―Bueno ―Zafyrion decide tomar la palabra―, Titania no solo viene para protegeros. Su presencia aquí tiene una razón más significativa.
¿Significativa?
― ¿Es más importante que cuidar de nosotros? ―pregunté.
―Así es. Te explico. Titania es un Hada Guardiana. Todos los Omniguerreros siempre han sido acompañados por una. Si tú demuestras ser el nuevo Omniguerrero, Titania será tu Hada Guardiana. Esa es su razón de venir con nosotros.
¿Es como un familiar, de esos que invocan los usuarios mágicos en los juegos?
― ¿Y hay que hacer un pacto o algo?
Tras decir esto, Titania zapatea mi cabeza, bastante fuerte para ser tan pequeña. Es una suerte que no use zapatos.
― ¡Ahg-! ¡Oye! ¡No me golpees!
― ¡Silencio, tonto! ―replicó―. ¡Me ofendes! ¡Hmph!
― ¿Ofender? ―noto como Rubiria me observa sobre sus hombros, con el ceño algo fruncido―. ¿Qué? ¿Acaso dije algo malo?
Ella suspira, resignada.
―Titania no es una esclava, ni una mascota ―respondió―. Ella lo hace porque es su deber sagrado. Titania pertenece a una estirpe de hadas especiales que se han dedicado a esto desde tiempos antiguos. Deberías tratarla con más respeto.
― ¡Es cierto! ―riñó Titania―. ¡No vuelvas a decir eso, tonto!
No lo sabía. Ella no debería ser tan dura conmigo. Por otro lado, percato que he tocado un tema algo sensible.
Irritada, Titania guarda silencio. Debió ser una falta de respeto considerable para que llegue a ese extremo.
―Lo siento, Titania. Cometí un error. Perdona si te ofendí.
Al escuchar mis palabras, ella se deja caer, sentándose de golpe.
―No te preocupes ―contestó, casi vanidosa―. No lo sabías. Lo dejaré pasar esta vez.
Faryanna se da vuelta, sonriendo de mejilla a mejilla.
― ¡¿Eso quiere decir que eres como parte de una realeza de hadas o algo así?! ―expresó, con entusiasmo.
La palabra “realeza” es un halago que Titania no se esperaba.
―Bu-bueno… Jeje. Si quieres verlo así, jejeje, ¡entonces, sí! ¡Soy parte de la realeza! ―culminó alegre, ligeramente apenada.