Las Armas de Griáldia: El Viaje de Zeo Vol. 1

Episodio IV: El Templo de la Ascendencia, Capítulo I: Un Lugar Seguro

El extraño sonido desaparece. La luz que nos ciega pierde por completo su fuerza. Aun así, su brillo me ha dejado encandilado. Abrir los ojos de golpe solo provoca un leve mareo; el resplandor todavía persiste en mis pupilas, es un fastidio.

Demonios…

Lentamente separo mis parpados. Mi vista es borrosa, turbia. Tarda varios segundos en aclararse y mostrarme la realidad.

Y quedo pasmado.

― ¿Qué es… este lugar?

Ya no estamos bajo aquél árbol. Ni siquiera estamos en esa colina. Este lugar, esta colina es más alta, bastante amplia, cubierta a sus anchas de un césped corto y delicado. Se siente una brisa rauda y fresca, y se aprecia con claridad los kilómetros de colinas, y allá, en aquella dirección que no estoy seguro si es el norte o el sur, un vasto bosque.

―Chicos…

Entro de golpe en la realidad al no ver a mis amigos a mi lado.

― ¡Chicos! ¿Dónde-? ¡Ah-! ―Pero no es sino hasta darme vuelta que caigo en el asunto― Un… Un castillo…

Fue lo primero que se me vino a la mente y que sin querer compartí al viento.

Una gigantesca construcción se alza en el centro de esta amplia colina. Me siento tonto al no notarla antes.

―Castillo no ―dice Rubiria―. Es el Templo de la Ascendencia.

También me siento como un tonto al no darme cuenta que los chicos estaban aquí junto.

Todos observan, maravillados, sobre todo Faryanna y yo. Es la primera vez que veo algo como esto así de cerca. Viéndola en detalle, ciertamente no parece un castillo. Se asemeja más a un enorme templo o santuario.

Es lo que es, ¿no?

Está rodeado por una inmensa muralla. No es tan gigantesca como la que protege la ciudad, pero no creo que puedas escalarla.

Por sobre los muros se asoma la monumental construcción. Y desde su centro, se alza airosamente la gran torre que pude divisar desde la lejanía. A mi parecer, es tan alta como un edificio de cincuenta pisos. Y en la cima de la torre, sobre el techo, hay algo. Entrecierro los ojos, incluso me pongo de putitas, como si eso fuese de mucha ayuda.

Puedo distinguir que el techo tiene forma de un enorme engarce de seis ganchos, y sobre él flota un cristal gigantesco en forma de rombo; resplandece un poco la luz del sol sobre él; gira lentamente sobre su propio eje, como un planeta.

¿Acaso las maravillas en este mundo nunca terminan?

―Nunca me canso de ver este lugar ―comenta Zafyrion, guardando sus espadas―. Pero… ¿cómo llegamos aquí?

―Eso yo lo pudo explicar ―dice Titania, sobre mi cabeza; había olvidado que estaba allí―. Fue Haztaroth ―añadió con una sonrisa.

Hacía mucho que no escuchaba ese nombre; por alguna razón, cada vez que lo mencionan, siento una sensación en mi pecho.

― ¿Estás segura de eso, Titania? ―Rubiria, en un tono incrédulo, se da vuelta hacia ella.

―Por supuesto que sí ―afirmó―. Yo se lo pedí ―con una sonrisa de alivio, lleva sus manos a su pecho―. Puse toda mi fe y esperanza en mis plegarias, y le supliqué con el corazón que nos ayudara, que nos protegiera y nos guiara sanos y salvos al templo. Fue entonces cuando escuché su voz, y la luz descendió y nos protegió, y nos trajo hasta aquí.

Admito que la forma en que lo relata es conmovedora. En su voz se siente la devoción y el afecto, la fe que tiene.

Pero tengo curiosidad.

―Titania, ¿qué te dijo? ―pregunté.

La pequeña hada se sienta, y con sus manos acaricia mi cabeza.

―Me dijo: “todo estará bien”.

Todos sonríen aliviados, una sonrisa tranquila y reconfortante. Hay algo en esas palabras que provoca una maravillosa calidez en mi corazón.

Yo…

―Es bueno saber que ni la Diosa ni Haztaroth nos desamparan ―menciona Rubiria―. Pero no hay mucho tiempo. Entremos.

Rubiria es la primera en caminar, y nosotros tras de ella. No nos toma más de un par de minutos llegar hasta la puerta frente a nosotros; así de enorme es esta colina.

La puerta de entrada es inmensa, muy alta, seguramente gruesa, como los muros a la que está unida. En ella, diseños, símbolos, sellos, todo grabado, tallado de forma concéntrica sobre el metal de la puerta. Y en el medio de todo esto, un conjunto de glifos más pequeños y detallados. Todo esto tiene la forma de alguna especie de círculo mágico, de esos que usan para conjuros y cosas así; tanto juego RPG y anime puede tener sus frutos.

Espero que no ocurra nada extraño aquí. Ya basta de sorpresas por el día de hoy.

Hmph. Como si eso se fuese a cumplir.

Faryanna da unos pasos al frente. Siente la puerta con sus dedos, acaricia los tallados que están a su alcance, le da un par de golpecitos a la puerta con el nudillo de su índice.

― ¿Y cómo se abre esta puerta? ―inquirió ella―. No creo que empujar funcione.

―La puerta solo se abre con Magia Arcana —Responde Rubiria—. Por lo general, siempre está abierta para los devotos a la Diosa y a Haztaroth.



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En el texto hay: magia y fantasia, vida estudiantil, aventura y accion

Editado: 14.12.2021

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