Las Armas de Griáldia: El Viaje de Zeo Vol. 1

Ep IV, Capítulo III: El Jardín dentro de los Muros

Al cruzar, el resplandor se hace más débil.

Abro los ojos. Se me escapa una sonrisa al mirar alrededor.

Vaya. Esta vez sí que se destacó.

Para mi sorpresa y asombro, me encuentro en un jardín. Es precioso. A pesar de su simpleza, su belleza solo es comparable con su amplitud; su sencillez solo le hace hincapié a la tranquilidad.

El jardín está lleno de césped corto y suave, árboles de fruta, como los de aquella colina, se erigen por aquí y por allá. Hay un estanque cerca del centro del lugar, con algunas rocas que le dan un toque más natural, unas pequeñas y sencillas, otras bastante grandes y pulidas. Por sus formas, diría que uno podría sentarse o recostarse en ellas tranquilamente, pero no creo que sea muy cómodo que digamos.

Allí es donde están reunidos mis amigos. Me hacen señas alegres y tranquilamente voy hasta ellos.

Ahora que lo pienso, falta alguien. No he escuchado esa mandona y alegre voz de Titania en varios minutos.

¿Seguirá sobre mi cabeza?

Cuidadosamente subo mis manos.

Sí, ella aún está allí. Y para mi sorpresa, está dormida. No sé en qué momento lo hizo, pero lo hizo. Pesa tan poco que me he acostumbrado a tenerla allí, me había olvidado de ella.

Está tan pacífica así. Es muy linda.

La acaricio un poquito y sigo caminando.

Llego hasta el lugar de las rocas al lado del estanque. Los chicos me reciben amistosamente.

No lo había prestado atención a algo. En el centro del grupo de rocas hay una bella fuente. A simple vista se puede apreciar que está hecha en alguna especie de porcelana. La fuente se expresa con la forma de tigre alado con un cuerno en el centro de su frente y que sobre sus dos patas se sostiene. Por su boca es por donde sale el agua. La distingo fácilmente. Ya lo he visto antes, más de una vez.
Ahora lo certifico: este tigre alado, o lo que sea, tiene un importante significado en este mundo. Pero es algo que ignoro.

En algún momento lo sabré.

La temperatura es fresca y agradable, pero aun así la luz del sol es muy reconfortante y cálida.

Espera, ¿luz solar? ¿Qué?

¿Cómo no fue lo primero que noté al llegar aquí? Alzo la vista al cielo, y me asombro de inmediato.

No hay techo.

El sol brilla radiantemente y las nubes cruzan en su sereno viaje por el cielo. Y de igual manera, la brisa pura y fresca de las colinas nos acaricia con su frágil tacto.

¿Cómo es esto posible? Se supone que estamos dentro del templo; puedo ver los muros de esta habitación tan grande.

Un detalle más. Las paredes del lugar se elevan, pero al momento de alcanzar el techo, dan la impresión de fusionarse con el cielo. No sé cómo describirlo. Habría que verlo para entender.

La explicación inmediata es esa magia dimensional que nos explicó Titania, pero igual, no deja de maravillarme. No creo que la tecnología de mi mundo fuera capaz de hacer algo como esto.

Todo es tan tranquilo, tan pacífico. Ahora puedo entender por qué Titania se durmió al instante.

Hakíro toma cuidado al momento de sentarse y nos llama a sentarnos junto a él en las rocas cercanas a la fuente.

Cada uno coge un asiento cercano al anciano mago.

―Bien, a lo que hemos venido ―aún sentado, Hakiro no suelta su báculo―. Sé que quieren respuestas, y yo estoy aquí para darlas. Pregunten lo que sea, socavaré sus dudas.

Bien, queríamos respuestas, pero ahora que estamos frente a ellas simplemente no sabemos qué preguntar. Son tantas cosas que podríamos pasar todo un día aquí hablando y hablando sin parar.

Pero como siempre, es Faryanna quien se aventura con su fuerte curiosidad. Tengo el presentimiento de que ella será quien hable en todo momento.

―Quisiera saber en dónde estamos ―dijo―. Quiero decir, ¿qué es este mundo? ¿Esto es real? Se siente como si fuera un sueño.

―Se supone que es una pregunta a la vez, Fary ―comenté entre dientes.

Hakíro reacciona con desconcierto, se nota por su expresión y por la manera en que se acaricia la barba al mirarnos.

―Bueno… creía que ustedes ya sabían que estamos en Xenathria —Responde un poco confundido—. Aunque si quieren algo más específico, estamos en Griáldia.

Una pronta respuesta, pero solo genera más preguntas.

― ¿Griáldia? —Devolvió ella.

―Sí, niña. Esto es Griáldia. Nuestro mundo.

―Es decir, su planeta ―reitera ella, apenas haciendo calentamientos.

―Exacto. Nuestro planeta se llama Griáldia, si así lo entiendes mejor.

Las preguntas y respuestas empiezan a correr con fluidez. Lo antes dicho, podríamos pasar todo un día hablando aquí.

―Pero, Hakíro, si este es un planeta entero, ¿cómo es que está conformado este mundo? ¿Acaso es Xenathria el único continente que existe aquí?



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En el texto hay: magia y fantasia, vida estudiantil, aventura y accion

Editado: 14.12.2021

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