Las Armas de Griáldia: El Viaje de Zeo Vol. 1

Ep V, Capítulo II: El Omniguerrero

Mis ojos viajan lentamente por el cuerpo del arma.

Es bastante larga, como un sable de caballero; ostentosa y galante en su diseño y detalles. Su hoja es grande y curva, de filo delgado y liso, ornamentada con incrustaciones lujosas y grabados fluidos, con algo similar a una estrella enorme de cuatro puntas en el centro de la hoja, tallada e incrustada en triángulos de algún cristal o diamante de color azul celeste tan puro como el cielo.

En su cuerpo y empuñadura un hermoso y fino diseño se marca con elegancia hasta el pie de la hoja; el mango es bastante amplio, fácilmente cabrían mis dos manos en él.

Estoy sin palabras. No hay forma de describir este sentimiento que me llena el pecho al estar frente al arma. No sé cómo expresarlo.

El hacha emite una especie de aura reconfortante y acogedora. Es imposible no notarlo, me envuelve por completo. Provoca en mí una sensación muy similar al confort de una fogata en medio de una noche fría y oscura, o al calor propio de un abrazo afectivo, y al mismo tiempo se siente su inmenso poder y presencia. Y tiene un brillo dorado magnificente, un brillo muy cálido y agradable.

Estoy maravillado, sin dudas. Pero no hay tiempo para esto.

Justo ahora, es el momento.

Después de un viaje de dos mundos, y una travesía que no puedo catalogar más que de peculiar e inesperada, finalmente me encuentro en la encrucijada de mi destino: Tomar el hacha o no.

Decir que me he desecho de mis inseguridades sería solo una innecesaria mentira.

Tomar el hacha o dejarla. Una simple decisión de sí y no que conllevaría severas responsabilidades y consecuencias tanto si le tomo o no; el destino de un mundo, para ser exactos.

Sé lo que debo hacer, sé que es lo correcto, pero el frío abrazo de la duda es algo muy difícil de apartar.

Cuánto me gustaría escuchar las palabras de Hakiro otra vez.

No, tranquilízate. Él mismo lo dijo. Debo superar esto yo solo.

Recurro a buscar alguna resolución en mis pensamientos, alguna razón que me auxilie en esta difícil decisión. Es a lo único a lo que puedo recurrir, a lo único que puedo aferrarme ahora.

Medito brevemente al respecto.

Entre uno de los rincones de mis recuerdos encuentro una posible razón: Faryanna.

Sí. Pensar en lo que me dijo en el jardín, en cómo ella tomó una decisión aun sabiendo que puede ser a costa de su propia vida, es algo que me inspira, que me gustaría imitar.

Sonrío. Reflexionar sobre ello me llena de esperanza, me da determinación. Un faro de luz en medio de la oscuridad.

Ahora, como antes, tomar una decisión es lo más fácil de hacer.

Supongo que los momentos más difíciles no puedes superarlos solo.

Es otra lección, ¿verdad anciano?

Si llegó a escuchar lo que pensé, seguramente ahora está sonriendo.

Gracias, Hakiro, Faryanna.

Cierro mis ojos y me arrodillo ante Haztaroth, haciendo una honesta y respetuosa reverencia. Sin retirar mi inclinación, extiendo lentamente mi brazo derecho.

No hay dudas en mi corazón, no hay miedo en mi ser.

Yo soy el Omniguerrero.

Mi mano derecha se aferra en su empuñadura, con toda mi firmeza y voluntad puestas en mis dedos.

Ella me recibe con una energía que recorre todo mi brazo, como si hubiese metido el dedo en un tomacorriente. Resisto de retirar la mano a duras penas.

Me quedo estático por un par de segundos. Nada ocurre.

¿Ya puedo levantarme?

Hmmm… Supongo… Supongo que sí.

Con calma me pongo de pie. Haztaroth permanece quieta en mi mano derecha. La observo un poco al alzarla frente a mí.

Miro a mi alrededor. Hay mucha quietud; es desconcertante.

¿Ya? ¿Es todo? ¿Eso es todo?        

Parece que sí.

Me alivio de que sea así, la verdad. Suspiro con alegría.

Ahora solo queda-

― ¡Agh-!

Y de la nada, un poder inmenso recorre todo mi ser, arremete contra mí como un depredador que asalta a su presa. Es una sensación indescriptible y confusa; no puedo precisar si es dolor o no. Solo sé que casi me hace soltar el hacha de golpe, por lo que aplico más fuerza a mi mano derecha para no dejarla caer.

¿Se está resistiendo contra mí?

No, no es eso. Esto no se siente como un rechazo.

Esto es…

Súbitamente una inmensa cantidad de energía se libera, emana de Haztaroth, de mí, de ambos. Es incontrolable, turbulenta y tempestuosa como una tormenta en altamar; mis ojos nos son capaces de creer lo que realmente sucede a mí alrededor.



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En el texto hay: magia y fantasia, vida estudiantil, aventura y accion

Editado: 14.12.2021

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