El agua del estanque es cristalina y pura. Sediento, me he dado el gusto de beber más de un sorbo con mis manos. Es tan limpia y con un sabor particular, como agua de un manantial.
Faryanna y Titania hablan entre ellas ahora mismo, entre otras cosas, sobre temas que no son de mi interés. Quién diría que los sentidos de la moda, cortes de pelo y maquillaje, tendrían tanto en común a pesar de ser mundos diferentes. En fin, cosas de chicas.
Durante varios minutos compartimos con Titania nuestras experiencias en este mundo, y en la torre con Hakiro. Pero cuando ese tema quedó agotado, resulté fuera de la conversación; claro, ¿qué sé yo sobre vestidos y faldas de dos mundos?
Suspiro ante mi ignorancia en temas de moda, y bebo otro sorbo del estanque.
Sobre el agua cristalina veo mi reflejo. Fijo mis ojos en el collar y luego en mis propios ojos, en mi rostro, en mí.
Reflexionando sobre todo lo que he pasado, sobre las pruebas que he superado, yo mismo me hago una pregunta: ¿De verdad éste soy yo?
Cierro mis ojos y sonrío con alivio.
Sí. Éste soy yo.
―Niños ―llamó Hakiro con su voz ligeramente ronca―. Venid, por favor.
Bueno, parece ser que las deliberaciones han concluido; sea lo que sea que hablan, ya han llegado a una conclusión.
Espero que no haya nada malo que decir.
Los tres, Faryanna, Titania y yo, vamos tranquilamente de regreso; Titania sentada sobre mi cabeza.
Frente a ellos nos detenemos.
―Les tengo una muy buena noticia a los dos ―comenta Hakiro.
Intrigados, Fary y yo nos miramos los rostros, y luego miramos al sabio con ganas de saber qué nos dirá.
―Hemos estado hablando, considerando adecuadamente las cosas, y nos dimos cuenta de… ―hace una breve pausa, buscando las palabras adecuadas―. De que es justo que tengan un descanso de todo esto. Por lo mismo, decidimos que ustedes volverán a su mundo.
Por segundos quedo en blanco; no me esperaba esto. Pensaba que sería algo diferente lo que nos diría. Debí habérmelo imaginado por su tono alegre; difícil de creer, pero las sonrisas de los tres frente a nosotros simplemente no mienten.
Esto es maravilloso. Mejor noticia no se nos podría dar. Es justo el obsequio que necesitábamos. Por fin regresaremos a nuestro mundo, a nuestras casas.
Al poco tiempo, Faryanna y yo casi explotamos de felicidad y regocijo. Sonrisas enérgicas y radiantes se dibujan en nuestros rostros. Ante la emoción del momento nos abrazamos felizmente dando pequeños saltitos; no suelo recurrir a tales actos infantiles, pero qué rayos, el momento lo amerita.
A pesar de que fue poco más de un día, se siente como más tiempo.
No puedo creérmelo.
No. Lo que no puedo creer es todo lo que ha pasado en este simple tiempo. Y aún más, todo lo que hemos cambiado los dos.
Zafyrion, Rubiria, Titania y Hakíro, los cuatro se denotan muy felices y sonríen cariñosamente al mirarnos en nuestro estado de dicha actual. Incluso a Faryanna se le escapa una lágrima que rueda con alegría por su mejilla derecha.
A ella le ha afectado más que a mí esta travesía. Es cierto, aún persiste en mi mente la imagen de aquella chica melancólica bajo las estrellas en el claro del bosque.
Puedo entenderla, pues también quiero regresar.
Faryanna y yo nos soltamos, ella limpia la lágrima con el dorso de su mano, y nos centramos en Hakiro.
― ¿De verdad regresaremos a nuestro mundo, Hakíro? ―pregunto Faryanna con gran bienestar, todavía incrédula de las palabras del sabio.
― ¡Claro que sí! ―expresó Hakíro con júbilo―. Mentir está en contra de mis principios ―añadió―. Todo ya está planeado. Primero irán al castillo de Xenathria donde descansaran un par de horas, y luego la princesa será la encargada de regresarlos a su mundo. Eso sí ―agregó rápidamente, casi severo―, cuando llegue el momento, vosotros seréis traídos nuevamente, y esta vez por tiempo indefinido. Espero estén de acuerdo con estas condiciones.
¿Condiciones?
Es verdad, pasaron mucho tiempo hablando, debatiéndose por tomar la decisión de dejarnos ir. ¿Tanto se están arriesgando con nuestra partida? Una prueba más de lo realmente importantes que somos. Si lo pienso desde ese punto, entonces, desde un principio ellos ya tenían todo planeado.
Siempre nos dijo la verdad. Ciertamente, él no miente.
Doy un paso adelante.
―Hakíro, Rubiria, Titania, Zafyrion… ¡Muchas gracias, a todos! ―exprese contento y agradecido―. No saben lo agradable que es esta noticia para nosotros.
Sus miradas se posan en mí con amabilidad y afición.
―Yo también estoy muy agradecida con ustedes ―comenta Faryanna con una sonrisa delicada―. Claro, dejando de lado el hecho de que esto fue prácticamente un secuestro ―fulminó.
El agudo comentario de la dama hace respingar a nuestros anfitriones, dejando una sonrisa nerviosa principalmente en Titania.