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Rena era un adolescente de catorce años con una curiosidad insaciable. Un día, mientras hojeaba un viejo libro de recetas de su abuela, una idea chispeo en su mente: ¡aprender a cocinar! No solo para comer, sino para crear magia con los sabores.
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Desyuno
Decidió empezar con el desayuno, la comida más importante del día.
“¡Panqueques esponjosos!”, exclamó.
Corrió a la cocina, listo para su primera aventura culinaria.
La primera receta era sencilla:
Panqueques esponjosos. Ingredientes:
Renan siguió las instrucciones cuidadosamente. Primero, mezclo los ingredientes secos en un tazón grande.
Luego, en otro tazón, batió el huevo, la leche y la mantequilla derretida.
Finalmente, combinó ambas mezclas hasta que estuvieron apenas unidas.
Calentó un poco de aceite en un sartén a fuego medio. Con un cucharon, vertió la mezcla, formando pequeños círculos. Cuando aparecieron burbujas en la superficie, ¡era hora de voltearlos!
Con un movimiento rápido y seguro, Renan volteo el primer panqueque.
Pronto, una pila de panqueques dorados y esponjosos adornaba el plato. Los sirvió con miel y frutas secas. ¡Su primer desayuno casero fue un éxito delicioso! La cocina se llenó de un aroma dulce y acogedor.
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Almuerzo
Para el almuerzo, Renan quería algo rápido y lleno de energía. “¡Wraps de pollo Veloces!”, decidió. Ingredientes:
Mezcló el pollo desmenuzado con la mayonesa, sal y pimienta. Luego, extendió una tortilla, colocó una capa de lechuga, tomate y pepino, y encima la mezcla de pollo. Con cuidado, enrolló la tortilla, creando un almuerzo perfecto para llevar.
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Cena
La cena era la oportunidad de ser mas creativo. “¡Pasta en una sola olla con verduras!”, pensó Renan. Era una receta que prometía sabor y facilidad.
Ingredientes:
Renan puso todos los ingredientes en la olla grande; la pasta, la salsa de tomate, la cebolla, el ajo, el calabacín, el pimiento y el caldo de verduras. Añadió sal, pimienta y orégano.
Llevo la mezcla a ebullición y luego redujo el fuego, cocinando a fuego lento durante unos 10-12 minutos, resolviendo ocasionalmente, hasta que la pasta estuvo al dente y la salsa se había espesado. ¡El aroma era increíble!
Renan sirvió la pasta humeante, espolvoreada con un poco de queso parmesano. Había transformado ingredientes simples en tres comidas maravillosas. Con cada plato, no solo alimentaba su cuerpo, sino también su espíritu de aventura. ¡Cocinar era una magia que estaba deseando seguir explorando!