El camino hasta Lan Qiren fue largo y tedioso, todos los adultos se encontraban tensos y sumergidos en sus pensamientos, buscando alguna posibilidad de que todo saliera bien para Lan Yang.
Sin embargo, todos esos pensamientos los llevaban a una sola conclusión, los ancianos del clan buscarían cualquier cosa con tal de expulsarlo y eso era algo que no podían permitirse.
Wei WuXian miró a su esposo, buscando su apoyo por si las cosas terminaban saliendose de control. Lan WangJi tomó su mano con cuidado, intentando transmitirle todo lo que sentía en ese momento. Al llegar con Qiren el ambiente se encontraba bastante tenso.
Por instinto, Wei WuXian cubrió a Xue Yang con su cuerpo, su acción fue notada por todos los presentes ahí.
El primero en hablar para romper la tensión fue XiChen.
—WangJi, cuñado, creo que lo mejor será hablar en privado.
Wei WuXian asintió, sin dejar de mirar a los ancianos Lan, quienes parecían querer decir algo contra WuXian.
Caminaron a la oficina de Qiren, esperando poder llegar a un acuerdo sobre Xue Yang. Detrás de ellos, un fascinado y curioso JingYi los seguía, no había despegado la mirada de Xue Yang en ningún momento. Para él, seguía igual de hermoso que la última vez que logró verlo.
Xue Yang sintió la mirada de JingYi y formó una pequeña sonrisa. Lo observó por encima del hombre y le guiñó un ojo, provocando un pequeño rubor en el más joven.
En su faceta de niño, siempre había creído que JingYi era diferente a los otros mocosos, y lo reconoció cuando notó que fue el único que se disculpó con Wei WuXian. Desde ese día, algo en JingYi comenzó a llamar su atención, y no dudó en hacer cualquier cosa con tal de tener sus ojos en él.
Sin embargo, siempre estuvieron esos otros idiotas, aquellos que le habían roto el corazón a su Xian-gege. Quiso hacer todo lo posible para alejarlos, pero sabía que eso dañaría mucho más a su mayor, por lo que no le quedó otra opción que hacerse a un lado.
Entraron en la oficina de Qiren tensos y alertas, como si estuvieran estudiando el lugar. Wei WuXian observaba todo el entorno con cautela, dirigiéndose por breves se segundo a Lan WangJi.
Lan Qiren notó eso, sin embargo, no dijo nada. Sabía que esto era algo inevitable, y que debían pasar, pero aún así no se sentía lo suficientemente preparado.
Suspiró con pesadez, intentando mantener la calma para poder pensar con claridad las palabras que iba a soltar. Esto sería demasiado difícil para todos, pero había que hacer todo lo posible para estar en paz.
—Se que está situación traerá muchos problemas para las otras sectas, pero quiero creer que podrán encargarse de la mejor manera. —Los ojos de Qiren, estaban posados en un incómodo Lan Yang, que parecía querer ser tratado por la tierra.
WuXian notó eso, por lo que no dudó en responder. —Es mi hijo, maestro Lan, por lo tanto, no dejaré que nada malo le suceda.
—Soy consciente de eso, Wei WuXian, pero los otros líderes buscarán una forma de crear caos por tener a un ex asesino en la secta.
—Eso lo sé, maestro Lan —dijo WuXian, pasando una mano por su cabello frustrado—, pero estaremos ahí, para él, y para pelear contra todo aquel que quiera ir en su contra.
Qiren asintió, sintiéndose orgulloso de una manera inexplicable. Quizás las cosas no iban a ser como le hubiera gustado, pero saber que sus sobrinos podían cambiar las cosas, lo hacía querer ser parte de todo esto.
••••
Después de esa reunión, los rumores comenzaron a esparcirse por todo el mundo de la cultivación. Los líderes de las pequeñas sectas empezaron a juntarse para exigirle a Lan Qiren, quien ya estaba demasiado frustrado con los ancianos, de darles una explicación con respecto a ese asesino de Xue Yang.
Sin embargo, cuando se atrevieron a poner una pie en Gusu, las cosas no salieron como estaban esperando.
—¿¡No puedes estar hablando en serio, Lan Qiren!? —La voz del líder Yao sonó como un estruendo molesto, que provocó una leve migraña en Qiren.
—Lo hago, líder Yao —respondió, intentando mantener la compostura.
—¡Es un asesino! —exclamó, esta vez, el líder Ouyang.
—Dejó de serlo en el momento en que murió, y volvió a revivir.
—¿¡Quién nos garantiza que no volverá a asesinar!
—Yo —respondió WuXian, con frialdad. Había estado escuchando todo desde el otro lado, pero no podía quedarse de brazos al escuchar como hablaban sobre su hijo, por lo que no dudó en entrar, y dejarle en claro a esos viejos que no iban a hacer nada contra él.
El líder Yao rió con burla, siendo seguido por los demás líderes.
—¿Tú, en serio? —El tono ácido y burlón, no pasó desapercibida por WuXian, quien simplemente decidió ignorarlo. Sabía muy bien el odio que esos vejetes le tenían, por eso ya tenía todo preparado para cuando decidieran hacer algo.
Sin embargo, por ahora no iba a dejar pasar este pequeño momento para vengarse.
—No entiendo la burla, líder Yao. —La voz del ex Patriarca salió tranquila, con una templanza que ocultaba una enorme tempestad que estaba apunto de explotar—. Como tampoco entiendo porqué usted, un líder de una secta pequeña, viene a exigirle explicaciones a un líder de una secta mucho más grande que la suya.
—¡Eso no es de tu incumbencia, Wei WuXian!
—¿No? —preguntó WuXian, irónico—. Entonces debió sentirse tan patético que no le quedó de otra más que venir a exigir algo que no tiene que ver con usted.
Qiren observaba todo con un semblante orgulloso que intentaba disimular; se encontraba bastante aliviado con la presencia de Wei WuXian, y sentía que la frustración de hace un principio empezaba a irse.
En todo este tiempo, nunca fue capaz de aguantar a todos esos hombres que siempre venían a su secta exigiendo algo. Sin embargo, en algún punto, fue adaptándose a ellos, aunque no quisiera admitirlo.
Por eso no le sorprendía para nada el actuar del joven delante suyo, porque sabía que al estar en esa posición, hubiera hecho los mismo aunque de forma diferente.