Luego de ese fatídico encuentro, las cosas empezaban a ir con armonía.
Wei WuXian se había encargado muy bien de esos vejatorios, por lo que no estarían molestando en un buen rato. Ese suceso les había dejado claro que no debían meterse con su familia sino querían salir lastimados, por lo que nadie habló sobre lo que había pasado con aquellos líderes.
A los ancianos Lan no les quedó de más que aceptar lo que estaba pasando, e intentarían hacer lo mejor posible para pasar por alto tremenda situación, algo que Wei WuXian había agradecido bastante. Sin embargo, fueron claros a la hora de opinar sobre su postura, un asesino no dejaría de ser un asesino.
No obstante, y sabiendo como era el maestro Wei, le gritó a esos viejos e iba a demostrarle los equivocados que estaban Al juzgar a su hijo. Tuvo que ser contenido por WangJi para no cometer una masacre.
Pasado todo el incidente, todos ahí buscaron seguir como si nada, dejando que Xue Yang se uniera a las clases y cacerías, comenzando a formar parte de todos los discípulos de GusuLan. Decir que Wei WuXian y Lan WangJi estaban orgullosos, era quedarse corto, pero intentaron no sofocar demasiado a Xue Yang.
Este último, había empezado a reforzar su relación con Lan JingYi, quien parecía querer huir de él cada vez que se le acercaba, cosa que le resultaba meramente divertida.
Como ahora.
—Por más que busques esconderte, voy a terminar encontrándote, A-Yi. —La voz grave de Xue Yang provocó un susto casi de muerte den JingYi, haciéndolo sonrojarse ante tal acto.
—¿¡Quieres matarme!? —exclamó, alejándose lo sufiente del mayor, intentando ignorar su creciente sonrojo.
—Claro que no, A-Yi —respondió Lan Yang divertido, mientras se acercaba a él—. Simplemente estaba buscándote.
JingYi sintió sus piernas flaquear al notarlo tan cerca suyo, algo que no pasó desapercibido para A-Yang. Desde que volvió a tener su cuerpo original, la mirada de JingYi en él nunca se había despegado. Podía notar como esos ojos lo seguían en cada movimiento, y como algo en ellos, comenzaba a formarse.
Le gustaba sentirse de esa manera, siendo acaparado por el menor, como lo estaba siendo ahora. No obstante, había un problema, JingYi había comenzado a rehuir de él; al principio le pareció gracioso, como si se tratase de un pequeño juego del gato y el ratón. Sin embargo, las escapadas del menor, empezaban a ser más notorias y eso comenzaba a frustrarlo de mala manera. Por eso, era que en parte estaba ahí, buscando una explicación de eso.
Al notar que no decía nada, JingYi se dió la vuelta para irse, pero las grandes manos de Lan Yang no se lo permitieron.
—En un principio fue divertido jugar al gato y al ratón —murmuró A-Yang—, pero ahora, no voy a dejar que te vayas sin explicaciones.
—No sé de qué hablas —susurró JingYi, comenzando a sentirse vulnerable.
—Lo sabes muy bien, A-Yi —espetó, aprisionandolo con su cuerpo—. ¿Por qué huyes?
JingYi no respondió. Se encontraba congelado sin saber qué contestar, con el recuerdo de aquella confesión en mente.
HACE DOS DÍAS
Habían pasado unos días desde que Wei WuXian dejó en claro su postura con respecto a Xue Yang. A regañadientes, todos los líderes y ancianos tuvieron que aceptar al muchacho sino querían sufrir las consecuencias.
Ese día, Lan Sizhui se había acercado a JingYi con temor y decisión, esperando ser recibido.
—JingYi, ¿podemos hablar? —La pregunta lo había sorprendido, y la presencia de él también. Habían pasado un par de meses desde la última vez que se vieron, y tenerlo ahí, lo estaba dejando confundido.
—¿De qué quieres hablar? —respondió JingYi con otra pregunta, cruzándose los brazos.
—Quería disculparme por mi comportamiento, estaba celoso de que el maestro Wei tuviera tu atención, y actúe mal —respondió, asombrando a JingYi—. En ese momento actúe mal y terminaste alejándote.
JingYi lo miró sintiéndose en conflicto. Había esperado tanto por eso, pero ahora SiZhui nunca tuvo el atrevimiento en querer acercarse, y fue por eso que no dudó en estar a lado de Lan Yang.
Sin embargo, ahora, todo parecía querer cambiar, y quería volver a darle otra oportunidad a su amigo. Se acercó a él lento, pero decidido a reparar su rota relación.
—Me lastimaste y no sabes cuanto te odié por eso. —Esa declaración, fue como una daga al corazón de A-Yuan—. Pero te extrañé, y no puedo cambiarlo.
SiZhui sonrió abiertamente y se lanzó a abrazarlo. JingYi lo recibió gustoso, y escondió su rostro en el pecho del mayor.
—No sabes lo feliz que me hace eso, A-Yi.
—A mi también me hace feliz, A-Yuan.
Sin esperarlo, los labios de SiZhui capturaron la boca de un sorprendido JingYi que no sabía cómo reaccionar, y esperó a que el otro Lan se alejara.
A-Yuan se alejó despacio, dejando entre ellos un hilo de saliva, sonrió al ver el rostro de JingYi, y se confesó.
—Me gustas, JingYi.
El recuerdo de la confesión se desvaneció igual de rápido que como llegó. Aún podía recordar la sensación de los labios de SiZhui sobre los suyos, y junto con los sentimientos que tenía hacia Lan Yang, se sentía confundido.
Soltó un suspiro tembloroso, comenzando a sentir las lágrimas asomarse por sus ojos al verse romperle el corazón a la única persona que estuvo con él cuando fue desplazado.
—Empecé una relación con A-Yuan, por eso huía de ti. —Su voz salió fría, pero su corazón estaba resquebrantandose. Los brazos que lo había rodeado, cayeron como dos bolsas a su costado. Intentó girarse, ver como se encontraba A-Yang, pero su voz lo interrumpió.
—No puedo creer que fueran tan idiota, pero no me sorprende, desde el primer día estuviste mendigando la atención de ese maldito bastardo, te felicito.
Con eso, A-Yang se alejó de él y se marchó, llevándose una parte de su corazón en el proceso.
Su intención no era lastimarlo, pero no supo lidiar con sus propios sentimientos y ahora estaba pagando las consecuencias de eso. Dejó que las lágrimas cayeran, mientras buscaba consuelo en sus brazos.