Las aventuras de A-Yang, y los celosos juniors

Capítulo 40

Varios días habían pasado desde que JingYi le confesó la relación que mantenía con SiZhui, el mismo bastardo que no solo alejó a Xian-gege, sino que también, había lastimado a JingYi a causa de uno celos estúpidos.

En esos días, intentó buscar una manera de no pensar en eso y enfocarse en sus entrenamientos. No obstante, ver a esos dos acaramelados, le hacía rabiar.

Decidió que lo mejor no era darle importancia, y dejar que las cosas tomaran su rumbo. JingYi ya había decidido, por lo que solo quedaba seguir adelante sin mirar atrás.

Sabía que sería difícil, y que tal vez, le llevaría bastante tiempo olvidar al menor, pero tampoco podía obligarlo a que se quedara con él.

Empezó a hacer cacerías, a estar fuera de Gusu, y recorrer distintos clanes en donde aprendía nuevas cosas. Tampoco iba a negar que quiso exigirle a JingYi explicaciones, y que se hiciera responsable de lo que provocaba en él; aún así, pensó que no quería perder lo poco de amistad que le quedaba con el menor.

La primera vez que le habló a Wei WuXian sobre irse solo de cacería, terminó siendo bombardeado por preguntas escandalosas, pero cuando le explicó lo que estaba pasando, WuXian entendió que era algo necesario. También tuvieron que hablarlo con Lan WangJi.

Desde ese día, las cacerías habían aumentado precipitadamente. Más cuando Xiao XingChen comenzó a acercarsele con la pequeña ciega.

En su momento quiso enfrentarlo, y soltar todo los recuerdos que tenía en mente para que lo dejara en paz. Sin embargo, parecía que su DaoZhang no aceptaba negativas como respuestas.

Al igual que en este caso.

—A-Yang, por favor. —Era la quinta vez en el día que lo escuchaba decir lo mismo con ese maldito tono suplicante—. Ven con nosotros, como en los viejos tiempos.

—Ya te dije que no, Xiao XingChen —contestó cansado, pasando una mano por su rostro—, y tampoco hay viejos tiempos.

—¡No puedes seguir así! —espetó A-Qing—. ¡DaoZhang está siendo amable contigo, y tú solo eres un maldito sinvergüenza!

Lan Yang rodó los ojos con fastidio, había olvidado lo endemoniadamente chillona que era A-Qing.

—Piensa lo que quieras, maldita ciega, pero no volveré a estar con ustedes dos. —Miró a ambos con aburrimiento, siendo preso de los recuerdos que no iban a volver a irse de su mente. Suspiró sintiéndose frustrado consigo mismo, y se giró para irse de ahí a descansar.

Sin embargo, antes de que pudiera dar dos pasos, XingChen lo agarró del brazo girándolo para que quedaran cara a cara.

En un rápido movimiento, su cuerpo se encontró siendo aprisionado por un amplio pecho, y su boca siendo devorada por un beso brusco. Empezó a batallar buscando poder liberar, pero la presión que tenía Xiao XingChen era difícil de romper.

Desesperado, y como pudo, levantó una de sus piernas y golpeó los testículos de su mayor, quien se separó debido al dolor.

—¡En tu vida vuelvas a besarme! —soltó furioso, yéndose de ahí, dejando a esas dos personas en shock.

Llegó al JinShi echando humo por las orejas, al entrar se encontró con Wei WuXian, el bastardo de SiZhui y JingYi, quienes la verlo se quedaron en silencio.

A-Yang apretó los puños a su costado, y caminó hacia la cama tirándose en ella. Se sentía cansado, molesto, frustrado, y con un corazón roto que no era capaz de curar.

Giró su cabeza hacia los tres hombres que estaban al medio de la habitación, y lloró.

Wei WuXian se acercó a Lan Yang alarmado, sintiendo cómo su corazón se quebraba ante las lágrimas de su retoño. Con cuidado se sentó al lado de él, y llevó una de sus manos a acariciar ese cabello.

—No llores, A-Yang —susurró WuXian—, estoy aquí y voy a cuidarte de aquello que te hace mal.

—N-no puedes hacerlo —murmuró A-Yang.

—¿Por qué crees eso, cariño? —preguntó, confundido.

—Porque ya no puedes cuidarme de un corazón roto. —La confesión sorprendió al ex Yiling Laozu, quien no dudó en atrapar a Xue Yang en un abrazo.

—Lo lamento tanto, A-Yang —susurró WuXian, con culpa—. Lamento no haber estado ahí para ti cuando eso pasó.

Xue Yang negó con la cabeza, restandole importancia al asunto. —Ya no importa, no puede cambiarse.

JingYi apretó los puños al escucharlo, y salió de ahí siendo seguido por un confundido SiZhui.

​​"Perdóname, A-Yang, nunca quise que esto pasara".

JingYi se detuvo, y dejó que las lágrimas cayeran como cascadas desde sus ojos. SiZhui se acercó y lo abrazó, buscando reconfortarlo; sin embargo, eso empeoró el llanto del joven en sus brazos.

JingYi se sentía arrepentido de la decisión que había tomado, y no sabía cómo volver a hacer que las cosas siguieran igual. En su estupidez de mantener una mentira, lastimó a muchas personas en el proceso, y gracias a eso terminó perdiendo a sus amigos.

El día que hizo público su "noviazgo" con SiZhui, Jin Ling había desaparecido sin decirle a nadie, ni mirar atrás. Todos se habían enterado por el líder Jiang que Jin Ling había vuelto a LanLing Jin para cumplir con sus cosas de líder de secta.

JingYi había decidido mandarle cartas, preguntándole porqué se había ido así sin más, pero ninguna fue respondida, y entendió que Jin Ling ya no quería saber nada de ellos.

De un día a otro, las cartas desaparecieron y la culpa fue creciendo a tal punto que ya no podía seguir más con esa farsa. Sin embargo, no quería ser el causante de las lágrimas de SiZhui.

Por eso, y viendo el rostro de su mejor amigo, JingYi decidió que daría lo mejor de sí, aunque eso significara dejar de ser quien era.

LANLING JIN

Jin Ling llevaba días en su habitación sin salir, dejando el mando de su secta en su tío, quien se encontraba bastante preocupado por su sobrino.

RuLan había intentado entender porqué de un día a otro SiZhui quería romper los lazos con él, hasta que JingYi soltó aquella noticia. Quiso ir a gritarles, golpearlos y exigirles, pero fue un cobarde que solo terminó huyendo para no sentir las grietas en su corazón.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.