XUE YANG
Me separé con lentitud de Jin Ling, y observé a los dos intrusos con aburrimiento, mientras apretaba la cintura de mi futuro esposo. Jin Ling soltó un pequeño jadeo, y sonreí al pensar que le dejaría la marca de mis dedos.
El silencio era demasiado tenso y ninguno hacía nada para salir de él. Pasé de ambos, sin importarme lo que pensaran, y volví a dejar un casto beso en los labios de Jin Ling.
—¡Idiota! —exclamó molesto, separándose de mí e intentado ocultar su notorio sonrojo. Detrás de mí pude escuchar un pequeño jadeo, y no debía girarme para saber que se trataba de JingYi.
Quería reír por las caras de esos idiotas, pero decidí que era mejor ignorarlos hasta que Xichen-ge volviera. Caminé hacia la cama con pesadez, y me recosté en ella, los observé a todos con una sonrisa divertida, y cerré los ojos.
No se cuantos minutos pasaron, pero me desperté en alerta. Al hacerlo, pude notar que esos tres estaban siendo atados y amordazados por la pequeña ciega.
—¿Qué diablos haces? —pregunté furioso, y quise levantarme, me fue casi imposible hacer—. ¿¡Qué mierda!? ¿¡Qué diablos es esto!? ¡maldita sea!
La pequeña ciega se giró mirándome molesta, y caminó hacia mí para amordazarme también. Me removí nervioso, pero mi cuerpo parecía no querer reaccionar.
"¿Qué mierda había pasado? ¿Por qué nadie estaba aquí?" Mis pensamientos no estaban ayudándome en nada, y me resultaba realmente patético estar de esta manera.
De repente, la puerta del Hanshi se abrió. Xiao XingChen entraba con una presencia asquerosamente enfermiza, provocándome odio y repulsión, caminó hasta donde me encontraba, sentándose a los pies de la cama. Miró a A-Qing, quien le entregó la mordaza, y se giró para posicionarse encima mío.
—Eres increíble, A-Yang —me susurró, mientras comenzaba a acariciar mi cuerpo—. Y no sabes cuanto esperé por tenerte así.
—¡Vete al diablo, Xiao XingChen! —espeté con rabia, girando mi cabeza para que no me tocara, cosa que lo hizo enojar.
Su mano apretó mi mandíbula con fuerza, y me hizo mirarlo a los ojos, esos que en algún momento había amado pero que ahora comenzaba a despreciar con todo mi ser.
—Eso estuvo muy mal, A-Yang, pero no te preocupes, me lo recompensarás cuando te saque de este lugar. —Su voz me provocó asco, y miedo por lo que tenía pensado hacerme.
La mordaza se posicionó en mi boca junto con los labios de XingChen. Las lágrimas se habían formado en mis ojos, y todo se volvió negro después.
Cuando desperté, me encontraba atado desnudo dentro de un maldito ataúd, y las lágrimas que amenazaron con salir, lo hicieron.
Sollocé en silencio, observando las marcas en mi cuerpo, aquellas que dejaban ver lo que Xiao XingChen había hecho conmigo. Quise gritar, pero sentía como las fuerzas para hacerlo me faltaban, y maldije el día en que lo engañé para que me llevara con él.
Aún así, juro que voy a vengarme de él y todo el daño que está por hacerme.
HORAS DESPUÉS DEL SECUESTRO
GUSULAN
JINGYI
Desperté asustado, con demasiado dolor se cabeza, y desorientado. Lo último que recordaba fue a esa niña que viajaba con ese cultivador, Xiao XingChen.
Sabía que algo nos había hecho a todos, porque de un momento a otro nos encontrábamos agotados, sin fuerzas, como si nuestros cuerpos hubieran pasado un año sin dormir. Miré a mi costado, notando que SiZhui y Jin Ling comenzaban a despertar, pero involuntariamente, mi mirada se dirigió a la cama en donde debía estar A-Yang.
Una sensación de miedo me invadió al verla vacía, e hice todo lo posible por desatarme, fallando en el proceso. La puerta se abrió con la tormenta de energía resentida que emanaba del maestro Wei.
Grité esperando que me escuchara, pero mi boca tenía una soga puesta.
El maestro Wei se acercó rápidamente a nosotros cuando nos vió, y detrás de él llegaron Hanguang-Jun con Zewu-Jun, y el líder Jiang.
—¿Qué pasó? —preguntó Zewu-Jun, con una inquietante calma.
—A-Qing —respondí cuando mi boca se sintió libre—. Ella nos hizo algo, A-Yang no está.
Mi angustia era notoria, pero no tanto como el enojo en los cuatro hombres que estaban en la habitación. Hanguang-Jun salió furioso, siendo seguido por Zewu-Jun, dejando al maestro Wei y al líder Jiang con nosotros.
Luego de desatarnos, nos quedamos en el Hanshi a la espera del regreso de Hanguang-Jun y Zewu-Jun. El maestro Wei para este punto ya estaba bastante alterado, y el líder Jiang no sabía cómo calmarlo.
Poco a poco la energía resentida empezaba a fluir en la habitación; el maestro Wei no estaba soportando la espera, y la rabia comenzaba a tomar su cuerpo. Sus ojos brillaron en ese tono rojo, y caminó a la salida del Hanshi.
—Wei Ying. —Hanguang-Jun se encontraba al otro lado de la puerta observando al maestro Wei con preocupación. Se acercó a él lento, sin temor a la energía resentida y lo atrapó en un abrazo.
El maestro Wei escondió su cara en el pecho de Hanguang-Jun y soltó en un llanto desgarrador. Estaba sufriendo una vez más, y no sabía cómo sentirme al respecto.
Solo esperaba que A-Yang estuviera bien, y que ese maldito no le esté haciendo nada.
CIUDAD YI
XUE YANG
Xiao XingChen había ultrajado mi cuerpo más veces de las que quisiera contar, tomando todo de mí y dejándome roto. No lloré, ni grité, solo dejé que hiciera conmigo lo que quisiese.
No me sentía fuerte, solamente sucio y humillado, mientras veía como ese hombre se corría dentro de mí sin importarle como me encontraba. No sabía si podía seguir soportando esto, pero debía mantenerme fuerte hasta que pudiera encontrar una salida.
Aunque lo único que quería, era ser rescatado por Xian-gege y ser protegido por sus brazos.
XingChen volvió minutos después, pero está vez me traía algo de comida. No había comido desde que fui secuestrado, y a decir verdad, mi estómago empezaba a molestar con sus ruidos.