Las aventuras de la chica mágica y el luchador

Aquel que viene más allá del tiempo

 

 

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A la mañana siguiente aún no podía creer todo lo que había pasado. Quien nos hubiera visto caminando por la Macroplaza hubiera creído que sólo éramos una pareja, o simplemente amigos porque no íbamos de la mano, pero nadie hubiera ni de pedo sospechado que minutos antes habíamos fulminado a un monstruo que andaba haciendo su desmadre en la zona desde hacía varios días. Tenía muy fresca en la memoria los repugnantes sonidos de la rana, así como también el ruido que hacía la energía que lanzaba Naomi en sus ataques, y lo enérgica de su voz al recitar el nombre de esos ataques antes de lanzarlos. Habíamos vivido algo que sólo pasa en esas series de monos ojones que veíamos. Me levanté y me fui a correr.

Cuando la dejé frente a su casa noté que estaba a la expectativa, como que quería ver en el porche a sus papás esperando o algo, pero no, simplemente detuve el auto, ella bajó y suspiró al no ver a nadie. Se despidió de mí con una sonrisa que noté que se esforzó en parte por hacerla. Ella estaba tan feliz durante el camino de regreso, pero a unas cuadras de su casa se quedó muy seria. Vi que entró a su casa y me quedé unos segundos más en neutral. Fue cuando vi una luz encenderse en el segundo piso que supe que había llegado a su cuarto. Arranqué.

Ya en mi casa, me encontré con que todos se habían ido a dormir. Me fui a mi cuarto y revisé mi teléfono celular antes de jetearme. Vi sus mensajes, diciéndome que había sido todo muy emocionante, y que le gustó mucho que luego nos fuéramos a comer y paseáramos un poco por el lugar. Sonreí.

En todo eso pensaba mientras corría por el parque. ¿De verdad sus padres eran tan desatendidos? O sea, era su única hija, ella acabó contándome eso en la hora que estuvimos platicando por chat en la noche. Me lo dijo cuando le pregunté si sus padres eran igual con sus hermanos. Tontamente asumí que tenía hermanos, me sacó rápido de mi error. Maldición, si supieran que su hija era una chica fenomenal, muy inteligente, sensible, noble, se lo estaban perdiendo por cifrarse en otras cosas. Di la décima vuelta al parque sumido totalmente en mis pensamientos, ni siquiera escuchaba la música en mis audífonos. Rebasé a otros que corrían a pesar de que según yo sólo estaba trotando. Cinco vueltas después terminé. Un sujeto de mediana edad que quiso seguir mi paso estaba tendido sobre el césped, con el pecho moviéndose de arriba abajo. Al menos lo intentó. Y al reparar en eso me di cuenta que así como aquel runner terminó humillado, yo la noche anterior apenas y seguí el ritmo a mi compañera. ¿Qué tanto se potenciaba su fuerza física al transformarse en la guerrera de la virtud? ¿Diez veces su capacidad normal? ¿Veinte? ¿Más? Seguro habría mucho tiempo para averiguarlo, porque algo me decía que así como estábamos viviendo algo digno de un anime, no tardaba en suceder algo digno de esas series, como por ejemplo la aparición de un enemigo que fuera un verdadero desafío para nosotros, el típico villano del primer arco, un ente siniestro que quisiera joderla en grande y al que sólo nosotros tendríamos la capacidad de enfrentar y vencer. Si ese era el caso entonces al igual que en las series de anime shonen era mi deber ponerme a entrenar más duro, pues mis rivales dentro de la lucha libre serían insignificantes en comparación con lo que se nos vendría encima. Bueno, ese mamón del Velociraptor de plata ya no sería el único en ser un héroe enmascarado. Sabía que aunque Naomi y yo tuviéramos mucho cuidado para no ser vistos por la gente mientras combatíamos el mal, iba a ser inevitable que alguien nos viera o nos filmara. Empezarían los rumores, los avistamientos, gente comenzaría a indagar, a buscarnos, bueno, que así fuera, tal vez si éramos descubiertos, si los padres de Naomi supieran en qué anda metida su hija reaccionarían por fin, pensaba de regreso a casa. La costumbre me hizo empezar a arreglarme luego de la ducha, pero entonces por fin me cayó el veinte de otra cosa, estaba desempleado.

Bien podría pasar por Naomi a su escuela y dedicarnos a buscar espantajos que anduvieran de cagones en pleno día. Aún no le había dicho que estaba sin empleo. No quería mentirle, pero no sabía cómo decirle que me corrieron por violento. Tal vez manejar una versión a medio camino entre ambas. Un momento, mierda, ahora que lo recordaba algunos del piso de operaciones de Soluciones TyR habían grabado video y en estos tiempos pendejadas así se volvían virales en un chasquido de dedos. Si había un video en la red, Naomi no tardaría en verlo tarde que temprano. No. Busqué Lord call center en YouTube, nervioso mientras aparecían los resultados.

Se me fue la sangre a los pies, había uno con mil reproducciones en el que se veía claramente el momento en que Morales me insultaba y cómo yo lo agarraba del pescuezo levantándolo del suelo. Se me hacía que tenía mucha suerte de que no me hubieran denunciado, pero me imagino que con que no pusiera un pie ahí otra vez bastaba para evitarme problemas, supongo que no ha de ser ni el primer ni el último call center donde las cosas se ponen algo violentas. Para mi fortuna el video de momento no se había vuelto viral, pero no faltaba la página de Facebook o el perfil de Twitter que lo compartiera. Decidí que aunque fuera difícil sería honesto con Naomi, le diría cómo estuvieron las cosas, y le prometería que no volvería a comportarme así de bestia con otras personas, sólo contra los demonios y demás seres monstruosos a los que nos tendríamos que enfrentar. Le mandé un inbox para decirle que pasaría por ella a la prepa ya que tenía tiempo libre.




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