Una luz blanca hirió por un momento los ojos de Leini, no obstante, después de unos microciclos, los pudo abrir por completo y notó que todo el entorno era de color amarillo pero no como cualquier amarillo sino un amarillo brillante, tanto que, no le permitía ver por completo a su alrededor –¡Toma!- le dijo alguien repentinamente mientras le alcanzaba unos lentes oscuros, esa voz se le hizo familiar –creo que con esto ya podrás observar bien- entonces, tomó los lentes para comprobar su teoría y vio que aquel ser que le había alcanzado los anteojos era nada más y nada menos que, Cerebrónico -¡Cere!, gritó Leini con emoción lanzándose hacia el robot con felicidad –¡amigo, amigo!- le gritaba –oye, oye, cálmate, a mí también me agrada mucho verte- -pero si estás enterito- - ¿a qué te refieres con eso de enterito?- - pues, que la última vez que te vi tan sólo quedaba tu cabeza- -bueno si, a mí también me sorprende mucho estar así- -¿pero qué pasó?- -la verdad no lo sé pues, lo último que recuerdo fue el impacto del rayo justo sobre nosotros?- -¡ya sé!, tal vez te reconstruyeron los Vuructusianos- -sí, yo creo lo mismo- -pero entonces, ¿por qué nos dispararon?- -pues creo mi amigo que eso es algo que debemos averiguar- -Bueno, y ahora que estás aquí, ¿hacia dónde nos dirigimos?- -creo que hacia allá-
Cerebrónico apuntó con su dedo hacia la única montaña que se podía divisar – ¿Y por qué hacia allá?- dijo Leini –porque como tú dices, tengo una pequeña corazonada- -querrás decir motoranozada- -pues no, porque acabo de comprobar que ya no tengo motor- -entonces, Cerebrónico destapó su pecho y efectivamente ya no tenía nada en su interior –Cere, ¿pero, cómo es que estás funcionando sin tu motor principal?- -la verdad, no lo sé y eso es algo que tengo que averiguar también- -pues, vamos, ¿en qué aparato nos iremos ahora?- preguntó el muchacho con emoción -¿en los aerodeslizadores? - no - -¿en los Patinotántes?- -no- -¿en las suabicicletas?- - No- -¿pues entonces en qué?- -creo mi querido Leini que tendremos que ir caminando ya que, al igual que mi motor, tampoco poseo ahora ninguno de esos sofisticados artefactos, es más, ni siquiera sé en dónde se encuentra la nave- -¡La nave!- dijo sorprendido el muchacho- -es verdad, ¿en dónde se encuentra la nave?- -Ya te dije mi querido amigo ni siquiera sé en donde se encuentra- - ¿Y Cere dos?- -¿Quién?- -.Cere dos, tu gemelo, bueno, eso parecía ser- -No sé a quién te refieres- Leini no entendía lo que había sucedido pues, parecía que toda la realidad conocida hasta el momento hubiera sido afectada después del rayo al igual que la memoria de Cerebrónico.
Por esa razón, se quitó las gafas por un instante para comprobar si la realidad que vivía en ese momento era irónicamente “realidad” o si todo era producto de una fantasía inexplicable –Pellízcame- le ordenó Leini a Cerebrónico -¿Qué?- preguntó el robot con sorpresa -¡Qué me pellizques!- reiteró Leini –Bueno- El robot le dio un fuerte pellizco al niño quien inmediatamente –¡ay, ay, ay, ay Cere pero no exageres!- -¿Exagerar? Parece que el rayo te fundió el cerebro muchacho- Sin embargo, el dolor que sintió el muchacho le hizo comprobar que en realidad se encontraba en la “realidad” – Ya te dije que no te quites los lentes si quieres avanzar sin dificultad y mejor vámonos de aquí porque creo que ahora si nos queda muy poco tiempo para regresar a Trenx- De esa manera y con la incertidumbre de lo que había pasado, los dos viajeros se dirigieron hacia la montaña que Cerebrónico había señalado.
En ese momento, Leini y Cerebrónico no sabían en qué lugar se encontraban pues después del rayo habían perdido la noción del tiempo y del conocimiento. Leini observaba a través de los lentes oscuros a ese extraño mundo amarillo brillante como el sol, pero tibio como Trenx. Al mismo tiempo, un extraño viento soplaba con intensidad refrescando el mediano calor que hacía en ese sitio. Caminaban y caminaban por aquella extraña zona hacia la montaña divisada.
Después de unos miniciclos de caminata, llegaron a su falda y notaron que esta era verdaderamente alta –Oye Cere- dijo Leini con desilusión- -¿y ahora cómo vamos a subir?- -Mi querido amigo, esa es una gran pregunta pues jamás imaginé que esta montaña fuera tan alta, a lo sumo, es como tres veces más alta que la montaña más alta de Trenx, sin embargo, curiosamente, te tengo la respuesta, ya que con mis binócuojos pude notar que más allá, como a unos quinientos metros hay un especie de vehículo que quizás nos pueda transportar- -Espero que tengas razón Cere- -¿Qué pasa Leini? No me digas que ya te desmotivaste, no olvides que guardamos toda la esperanza en ellos- -¿ellos? ¿a qué te refieres con ellos?- -pues a los seres que nos trajeron hasta aquí, los mismos que quizás me reconstruyeron y que me tienen aquí caminado y hablando contigo sin un motor nuclear- -¡Es verdad, los Vuructusianos!— -Posiblemente mi querido amigo, posiblemente- -vaya Cere, aunque esto se pone interesante, también me pone nervioso, pues no sabemos nada de nada, sin embargo, no sé por qué, pero también tengo la corazonada de que estamos a punto de llegar a la última etapa de nuestra misión- -posiblemente muchacho, posiblemente. Sólo espero que hayas tenido la razón respecto a estos seres- -Bueno Cere, ahora el que habla con desesperanza eres tú, sin embargo, - dijo Leini con seriedad, -debo reconocer que tengo mucho miedo de no poder cumplir con mi misión- -vamos, tienes razón, no seamos pesimistas y esperaremos que estos seres tengan la respuesta para la salvación de Trenx-.
Oye- le dijo Cerebrónico al Trenxiano -recuerdas la manera en que nos conocimos- -sí, fue algo gracioso…- Cerebrónico desvió la conversación y comenzó a recordarle a Leini sobre las diversas aventuras por las que habían pasado con el ánimo de fortalecer el ánimo del muchacho y de tranquilizarle mientras caminaban, Leini reía cada vez que recordaba cada uno de los sucesos que les habían ocurrido durante su trayecto espacial –Tranquilo Leini- le dijo Cerebrónico colocándole una de sus manos en los hombros –todo va a salir bien- -si Cere, sé que todo va a salir bien-.