Apenas pasaron 48 horas desde que comenzaron a trabajar en la empresa, y las becarias ya se encontraron con una carga de trabajo mucho mayor de lo que inicialmente pensaban. Aunque se trataba de tareas aparentemente sencillas, pronto comenzaron a notar que la empresa no las veía como simples becarias, sino como piezas importantes en su engranaje. Así fue como Zakiya, la traductora oficial, las invitó a colaborar en un proyecto de gran envergadura: la gestión de documentos confidenciales que debían ser traducidos a varios idiomas. A pesar de que se trataba de un trabajo que podía parecer monótono, les permitió adentrarse en el mundo de los detalles minuciosos y la precisión.

Durante los primeros días, Ivet, Laura e Irina se dedicaron principalmente a organizar archivos y asistir en reuniones internas, pero lo que parecía ser una rutina fácil de manejar rápidamente se convirtió en una prueba de paciencia y resistencia. María José y María José 2, las administrativas que se encargaban del papeleo, les enseñaron cómo manejar el sistema de gestión interna de la empresa. Cada archivo debía ser etiquetado correctamente, cada reunión debía tener un informe detallado y cada acción tenía que ser perfectamente documentada. Parecía que no había espacio para el error.

El cansancio comenzaba a pasar factura, pero no solo en las becarias. Los empleados de la empresa, aunque profesionales, también se notaban presionados. Sandra les dio consejos sobre cómo sobrevivir al ajetreo diario, y Vicky, siempre atenta a los detalles, las acompañaba en sus descansos. “No subestimen el poder de una pausa”, les decía, mientras les ofrecía un café con una sonrisa cómplice.

Las tres becarias empezaron a comprender que estaban involucradas en algo mucho más grande de lo que podían imaginar. A pesar de la carga de trabajo, el lugar estaba lleno de energía y creatividad. Y, por primera vez en mucho tiempo, comenzaron a sentirse parte de un equipo. Pero sabían que aún no tenían todo claro. Al final de cada jornada, se preguntaban si estaban cumpliendo con las expectativas de la empresa, pero al día siguiente volvían al trabajo con la determinación de hacerlo mejor.