A medida que pasaban las semanas, las becarias comenzaron a notar detalles extraños que antes les habían pasado desapercibidos. La empresa, que en un principio parecía tener todo bajo control, comenzaba a mostrar grietas. Aunque Xavi Guerra seguía siendo una figura intocable y respetada, algo en su actitud había cambiado. Parecía estar más distante, y las reuniones que tenía con su equipo eran más frecuentes y, a veces, secretas. Se sospechaba que un acuerdo importante con una multinacional estaba en camino, pero nada de esto era confirmado oficialmente.
Laura, Ivet e Irina empezaron a notar cosas que no cuadraban. Durante una revisión de documentos, Laura descubrió que ciertos contratos habían sido modificados en varias ocasiones. El mismo documento tenía fechas contradictorias, y algunos números no coincidían con las versiones anteriores. Decidieron investigarlo, pero pronto se dieron cuenta de que algo no estaba bien. Correo tras correo, mensaje tras mensaje, las tres becarias comenzaron a desentrañar una red de intrigas. Los documentos no solo estaban alterados, sino que también había indicios de que algunos empleados estaban involucrados en prácticas poco éticas.
Con la ayuda de Sandra, que tenía acceso a archivos confidenciales, y Vicky, que estaba acostumbrada a analizar patrones y tendencias en las redes, comenzaron a juntar las piezas del rompecabezas. Pronto descubrieron que la empresa estaba a punto de firmar un contrato millonario con una multinacional, pero había cláusulas en ese contrato que no favorecían en absoluto a la empresa. Lo peor era que todo esto parecía estar dirigido por personas dentro de la misma empresa, que jugaban con las cifras y los acuerdos para su propio beneficio.
El descubrimiento hizo que Laura, Ivet e Irina decidieran ir más allá de sus roles como becarias. A pesar de los riesgos, comenzaron a investigar en secreto. Sabían que lo que estaban a punto de descubrir podría cambiar el rumbo de la empresa y afectar sus propios destinos. Pero el deseo de saber la verdad las impulsaba. Se enfrentaban a una disyuntiva peligrosa: ¿Deberían seguir adelante con su investigación y exponer la corrupción dentro de la empresa, o deberían dejarlo estar y enfocarse en sus trabajos?
El tiempo comenzaba a correr, y las tres jóvenes se dieron cuenta de que estaban atrapadas en una trama mucho más grande de lo que pensaban. Sin embargo, a medida que profundizaban más en la investigación, algo extraño sucedió: cada vez más empleados se daban cuenta de su curiosidad. Algunos intentaron advertirles, otros las empujaron a seguir investigando. La línea entre lo correcto y lo incorrecto se desdibujaba, y Laura, Ivet e Irina se enfrentaban a una pregunta fundamental: ¿Qué harían ahora?
Editado: 25.03.2025