Con la crisis superada, las becarias fueron reconocidas públicamente por su valentía. Xavi Guerra les ofreció contratos permanentes dentro de la empresa, y cada una decidió tomar caminos distintos: Laura optó por especializarse en análisis financiero, Ivet se enfocó en la gestión de proyectos, e Irina se convirtió en un pilar clave en el departamento de seguridad interna.
A pesar de haber encontrado sus lugares en la empresa, la transición de becarias a empleadas fue un reto en sí mismo. Ahora ya no solo se les asignaban tareas de apoyo, sino que tenían responsabilidades directas en la toma de decisiones. Laura comenzó a analizar los movimientos de capital de la empresa, descubriendo patrones que antes no había notado. Ivet lideró su primer proyecto, supervisando una nueva estrategia de expansión. Irina, por su parte, tuvo que aprender a manejar crisis internas, incluyendo posibles amenazas a la seguridad de la información.
Pero los desafíos no terminaron ahí. Un día, Xavi Guerra las reunió nuevamente en su oficina. "Han demostrado ser más que simples empleadas. Tengo una nueva misión para ustedes". Con esas palabras, les presentó un nuevo proyecto: la expansión de la empresa a nivel internacional. Sin embargo, había obstáculos por delante. Algunos inversionistas aún desconfiaban tras el escándalo, y era necesario reconstruir la confianza.
Las tres aceptaron el reto sin dudarlo, sabiendo que era solo el comienzo de una nueva etapa.
Editado: 25.03.2025