La empresa decidió abrir una sede en otro país y, para sorpresa de todas, las exbecarias fueron elegidas para formar parte del equipo encargado de la expansión. Esto significaba no solo aprender nuevas dinámicas de negocio, sino también enfrentarse a nuevas culturas, idiomas y formas de trabajar.
Laura viajó primero, encargándose de analizar el mercado y los posibles socios estratégicos. Ivet la siguió poco después, encargada de la planificación del proyecto. Irina, en cambio, permaneció en la sede principal, monitoreando posibles riesgos y asegurándose de que todo funcionara según lo planeado.
En el país de destino, las cosas no fueron tan fáciles como esperaban. La burocracia, los problemas de comunicación y la desconfianza de los nuevos empleados hicieron que su trabajo fuera cuesta arriba. Además, pronto descubrieron que no eran las únicas interesadas en expandirse en esa región. Una empresa rival parecía estar siempre un paso adelante, obteniendo contratos que ellas habían estado negociando.
Determinaron que había una fuga de información. Alguien dentro del equipo estaba filtrando datos a la competencia. Con la experiencia adquirida en su primera investigación, comenzaron a seguir pistas, tratando de encontrar al responsable antes de que todo su esfuerzo se viniera abajo.
Editado: 25.03.2025