Siguiendo las pistas, encontraron registros de reuniones secretas entre un ejecutivo de la empresa y representantes de la competencia. Sin embargo, no tenían pruebas concretas para acusarlo. Debían actuar con cautela.
Utilizando un plan similar al que habían usado en su primer caso, prepararon un informe falso con datos alterados y lo enviaron solo a unos pocos empleados. Si la información filtrada coincidía con la trampa, sabrían quién era el traidor.
No pasó mucho tiempo antes de que la empresa rival hiciera un movimiento basado en los datos falsos. La evidencia era clara. Confrontaron al ejecutivo y lograron que confesara antes de que pudiera causar más daños.
Tras exponer la traición, finalmente lograron establecer la sede internacional de la empresa. Fue un proceso arduo, pero al final, su esfuerzo dio frutos. Ahora, la empresa tenía presencia en un nuevo país y ellas habían demostrado, una vez más, su valía.
Editado: 25.03.2025