Las Bondades De La Incertidumbre

LAS BONDADES DE LA INCERTIDUMBRE

Hace unos años tuve la oportunidad de ver una película llamada “La Máquina del Tiempo” un remake moderno de una de las historias clásicas del cine, basada a su vez en un libro del mismo nombre.  La premisa era muy sencilla: un inventor crea una máquina capaz de transportarlo a diferentes épocas, y gracias a esta máquina  descubre cómo será el futuro de la humanidad.

Aunque tal máquina no existe, vale la pena reflexionar sobre el uso que se le podría dar, especialmente en cuanto al futuro se refiere. Unos dirían que sería para cambiar el futuro en caso de que se presente un panorama sombrío, mientras que otros sólo irían a saciar su curiosidad. Si se nos permitiese asistir a ese espectáculo únicamente como observadores de cada futuro personal, se presentaría una pregunta especial: ¿si existiera la oportunidad de transportarnos al futuro para conocer lo que nos depara, la tomaríamos para eliminar la incertidumbre de nuestra vida?

En nuestro idioma la palabra “incertidumbre” suele tener una connotación negativa, como si se tratase de una maldición caída sobre toda las razas. Es la falta de certeza, el saberse presa del azar. Dicen que el hombre es un animal de costumbres, y la aparición de la incertidumbre, esa sensación de no saber lo que vendrá, rompe con cualquier seguridad que otorgue ese patrón de costumbres y obliga a aceptar nuestro lugar como seres que desconocen el resultado final de sus acciones. Pero no todo es queja y llanto en la incertidumbre; la otra cara de la moneda es que representa una de las cualidades que preservan la esperanza: la fe en que el futuro puede sorprendernos para bien.

A veces sucede que, cuando miramos al pasado y recordamos una mala situación, pensamos que el desconocimiento del futuro fue lo hizo que ese evento fuera tan doloroso, ya sea porque nos hicimos ilusiones que no se cumplieron, o porque el resultado quedó muy por debajo de la expectativa; sin embargo una vida sin incertidumbre equivaldría a perderse tanto muchas lecciones importantes como la capacidad de sentir curiosidad y sorpresa por el tiempo venidero. Por otra parte la incertidumbre nos obliga a esforzarnos más y a prever cualquier  infortunio. Pero sobre todo, la incertidumbre nos da la oportunidad de elegir entre dos caminos: uno de ellos, el de creer que las cosas irán cuesta abajo, y el otro, el ejercitar un poco la esperanza, tan atrofiada estos días, para imaginar que las cosas pueden cambiar.

Aunque a algunos les gustaría vivir en un mundo de garantías y falto de sorpresas, cuando se pregunta a un grupo de personas si les gustaría conocer el futuro de cabo a rabo la mayoría opta por responder que no, que aunque tienen curiosidad respecto a algunas situaciones específicas en realidad no les gustaría estropear cualquier asombro que el futuro les tenga reservado.

El célebre médico y escritor indio Deepak Chopra consideraba a la incertidumbre como una herramienta esencial para la vida, puesto que era la manera en la que nos permitíamos ser sorprendidos. En uno de sus documentales invitaba a vivir el presente al tiempo que se abrazaba la incertidumbre del futuro como una virtud, no un defecto de la vida.

La incertidumbre no es cómoda: planta angustias, puede parecer engañosa y nos arroja a un mar de posibilidades que están en constante movimiento. Pero también puede ser semilla y alimento de la necesidad humana por creer que mañana será un día mejor.



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En el texto hay: esperanza, autoayuda, inspiracion

Editado: 23.10.2020

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