Annabeth: -Y vivieron… felices para siempre…
Murmuro con mi rasposa voz dentro de mi oscura celda.
Siempre he deseado algo imposible para mí. Ahora que estoy cerca al final de mi vida sé que es un sueño imposible.
Cuando era pequeña tenía un libro de cuentos, yo amaba ese libro, y lo que más me gustaba de esos cuentos eran sus “finales felices”. Yo gritaba con emoción esa última frase al final de cada cuento.
“-¡Y vivieron felices para siempre!”
Lo deseaba tanto.
UN FINAL FELIZ
Un final perfecto tras la dura travesía de los protagonistas. Un final donde todos acaban con una sonrisa y llenos de esperanza para futuro… Eso es un final feliz.
Sí, desde pequeña entendí que existen “Finales Felices” y “Finales Tristes”, un ganador y un perdedor, un héroe y un villano, el bien y el mal… Y también aprendí que las personas que perseveran serán felices.
Por eso siempre me esforcé por dar lo mejor de mí.
Si todas las personas viven sus vidas deseando ser felices, ¿por qué yo no?
“-Annabeth… sé feliz.”
Fue lo último que me dijo mi madre mientras me abrazaba al despedirse de mí. Soltarme de sus brazos es uno de los recuerdos más desgarradores de mi infancia.
Sabía que nunca más la volvería a ver.
“-Nunca dejes de sonreír y ser una buena niña, ¿está bien? Ahora vete, corre, corre…”
Papá… Papá y mamá no tuvieron un “final feliz”.
Sus felices y sencillas vidas acabaron en un abrupto y triste final.
Y siguiendo el deseo de mis padres, y mi propio deseo, yo codicié algo imposible para mí:
“-¡DESEO UN FINAL FELIZ!”
Se lo rogué a un Demonio.
Un Final perfecto donde no tenga que vivir con miedo, ni estar huyendo, ni escondiéndome.
Un final feliz donde todos podamos ser felices.
Un final con esperanzas en el futuro y concluir mi vida satisfactoriamente.
Pero yo… deseé lo imposible.
YO NUNCA TENDRÉ UN FINAL FELIZ.
Porque yo no soy la valiente heroína.
Tampoco soy una hermosa princesa.
O una santa bendecida por los Dioses y los Espíritus.
¡No soy nada de eso!
YO SOY UNA BRUJA.
Una practicante de magia “negra”, hago uso de las almas de los muertos e invoco Demonios.
Soy lo que, los libros de cuentos y la sociedad, describen como: el mal encarnado, la prostituta del diablo y el enemigo de los Dioses.
“TODAS LAS BRUJAS SON MALAS.”
Esa es la imagen que todas las personas tienen de nosotras.
Y por ser malas no merecemos un “final feliz”.
La felicidad es algo que no merecemos solo por ser Brujas.
Qué tontería… en verdad, que tontería.
Una “estupidez” como dice Raven.
Y aun así… aquí estoy… aun deseando fervientemente… mi final feliz… Ah… ¿Qué más ingenua puedo llegar a ser?...
Mis amargas lágrimas caen por todo mi rostro.
Sé que es estúpido desearlo… porque es algo que nunca tendré. ¡Pero no puedo dejar de desearlo porque en verdad… en verdad… QUIERO SER FELIZ!!!
¿Tiene sentido pensar en la felicidad cuando la hoguera ya está esperándome?
Yo… no quiero morir… no así… Raven…. Raven, ven pronto… Raven, no quiero morir.
¡¡NO!!
No seas egoísta, Anabeth.
Raven no debe venir.
Aún si le pido ayuda a Raven, no creo que pueda escapar de estos calabozos de la Inquisición. Y tampoco sé qué hechizo usaron esos Magos Ortodoxos sobre mí, pero ya no puedo sentir mi poder mágico. Aún si Raven viniera y abriera mi celda, él no podría enfrentarse solo a toda la Inquisición.
Si Raven viene a rescatarme será atrapado y sufrirá un destino peor que el mío.
No puedo permitir que eso pase, al menos Raven tiene que salvarse.
Él no tiene culpa de nada, todo lo contrario, Raven siempre me advirtió que James solo me estaba usando y yo no quise escucharle.
¡Debí escucharlo! ¡¿Por qué fui tan tonta?!
POR AMOR.
Amor…
¿Y para que me sirvió amar?
¡¿Para esto?!
Ah… no llores, Annabeth, no tiene caso llorar, no llores…
Lo más frustrante de todo esto no es que James me traicionara, lo más frustrante es que…. lo sigo queriendo.
AÚN LO AMO.
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Editado: 21.08.2025