Las Brujas también desean un final feliz

Capítulo 3 - Annabeth

Annabeth: -¡¡RAVEN!!

De un salto me levanto, pero… ¿Qué significa esto?

¿Dónde estoy?

Esto es una cama, sí, es una cama en una pequeña habitación, pero yo me estaba quemando en la hoguera y lo último que recuerdo es a Raven volando hacía mí y ardiendo en la hoguera. Ese tonto cuervo se metió en las llamas por mí, ¿lo habré soñado?

Mis manos… son pequeñas, muy pequeñas.

¡No puede ser!

Salgo de la cama para poder ver mi cuerpo al completo, ahora no me cabe duda… No, error, ahora tengo más dudas.

¡¿Qué me ha pasado?!

¡¡¡SOY UNA NIÑA!!!!

¡Sí! Soy una niña, esta soy yo cuando era niña. Mi cabello color zanahoria es inconfundible.

Annabeth: -¡¡¡¿Cómo puede ser?!!!

Incluso mi voz es de una niña.

¿Qué está pasando aquí? No entiendo nada.

Sra. Winter: -¡Anna! ¡¿Estás despierta?!

Esa lejana pero fuerte voz de mujer me asustó, parece ser que hay alguien más en esta casa aparte de mí. ¿Quién es y cómo sabe mi nombre? ¿Y dónde se supone que estoy?... Por el momento doy gracias de estar sola en esta habitación para ordenar mis ideas.

Veamos… Este es un pequeño dormitorio, con apenas una cama, una cómoda y un armario, es un lugar muy sencillo y humilde… extrañamente me parece conocido. Quizás porque siempre he vivido en lugares como estos.

Bien, no tengo ni idea de donde estoy, ahora quiero revisar el estado de mi cuerpo.

¡Necesito un espejo!

Estoy segura que esto debe ser obra de Raven, solo él sería capaz de rejuvenecerme con sus poderes demoniacos. Agradezco que me salvara, pero no tenía que convertirme en una niña. Quizás mis heridas eran tan severas que no tuvo otra opción. ¿Y a dónde me ha traído? ¿De quién es esta casa? ¿Y qué ha pasado? Espero que él esté bien, porque escapar de la Inquisición no ha debido ser nada sencillo conmigo a cuestas.

Sra. Winter: -¿Aún sigues soñando? Anna. Anda, ve a lavarte la cara.

Doy un brinco del susto al ver a la robusta mujer parada en la puerta mirándome. Estuve tan absorta en mis pensamientos que no la escuché venir y menos abrir la puerta. Menos mal que todavía sigo con el pijama puesto, o estaría en graves problemas. Ha sido una suerte no haber encontrado ni un solo espejo en la habitación.

Sra. Winter: -Rápido, niña, tienes que desayunar. Y si ya estás bien, ayúdame a hacer la comida.

Su voz autoritaria me hace reaccionar, pero no duró por mucho, mis pensamientos vuelven a divagar otra vez al ver el rostro de la mujer.

Esa cara mandona… yo la conozco.

No puede ser… No me lo creo. Lo veo, pero no lo creo. Ese rudo rostro, esa autoritaria voz y esa mirada que congela la sangre… solo he conocido a mujer capaz de asustarme con una mirada.

Annabeth: -¡¿Señora Winter?!

Grito de la sorpresa al reconocerla.

¡Es ella! ¡Sin duda es ella!

Han pasado más de 800 años, pero de esa cara no me olvido. La Señora Winter fue la primera empleadora que tuve luego de la muerte de mi maestra.

Sra. Winter: -Niña, no grites que aún es muy temprano para que los niños despierten. Apura que tienes trabajo atrasado.

No lo entiendo, yo en un cuerpo de niña y la señora Winter, quién murió hace más 800 años, estamos en la misma habitación.

Ahora que lo recuerdo… esta es su casa. Con razón hace tanto frío, ¡estoy en Edurne!

Annabeth: -Esto debe ser un sueño… he muerto y estoy atrapada en mis recuerdos… Esto no puede ser real…

Sra. Winter: -Qué tonterías dices niña. ¿Sigues delirando por la fiebre? Esto es muy real.

El golpe de su cucharón en mi trasero me demuestra lo real que este dolor.

Annabeth: -¿Qué fiebre?...

Sra. Winter: -¿No lo recuerdas? Te desmayaste mientras me ayudabas, has dormido por unos días.

No lo recuerdo. Y no es importante eso ahora.

Annabeth: -¡¿Qué año es?!

Sra. Winter: -Año 133 desde nuestra fundación.

Año 133… si esto no es un sueño entonces… ¡HE VUELTO AL PASADO!

Sra. Winter: -Date prisa y ven a ayudarme con el desayuno. Te la pondré fácil por ahora porque recién te estás recuperando.

No sé qué está pasando aquí, ¿cómo he regresado al pasado? Solo puedo pensar en Raven como la respuesta. Pero si esto es real… debo espabilar y ponerme manos a la obra porque mi empleo peligra.

Annabeth: -¡Gracias, señora!

Sra. Winter: -Y como aún es temprano, tu hermano puede seguir durmiendo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.